Los latinos son el grupo de emprendedores con mayor crecimiento en los Estados Unidos

Estas empresas contribuyen en unos $500 mil millones en ventas anuales a la economía y emplean a más de 3 millones de personas.

Orlando Osornio es dueño de Tortas Al 100 en Salinas. /Foto: Kate Cimini/ The Salinas Californian

Orlando Osornio es dueño de Tortas Al 100 en Salinas. /Foto: Kate Cimini/ The Salinas Californian Crédito: Kate Cimini/ The Salinas Californian | Cortesía

SALINAS, California – Durante los fines de semana, Orlando Osornio, de 30 años, y su esposa Denise trabajan en su camión de comida, vendiendo tortas de casi una milla de altura y rellenas con ingredientes inspirados en la cocina de fusión californiana: Cheetos picantes, tocino, salsa de mango con habanero, o piña. Algunos clientes vienen por la torta birria o la torta de pollo y tocino con salsa Alfredo.

La fila de clientes se extiende a un costado de la carpa mientras la carne chisporrotea en las parrillas. Al otro lado de la malla, Osornio y su equipo apilan los panes tostados, los rellenan y los empacan tan rápido como puedan.

Hace dos años, cuando Osornio contemplaba lanzar Tortillas al 100, estaba claro en una cosa: él no quería solicitar un préstamo. Osornio, quien es mexicano-americano, había acumulado “alrededor de $30,000” en deuda en tarjetas de crédito cuando apenas era un adolescente y cuando la vida lo abofeteó, al poco tiempo de cumplir los veinte años, él decidió dedicarse a pagar la deuda y mejorar su puntaje de crédito.

Esa experiencia, dice, fue lo que lo hizo renunciar a la idea de solicitar un préstamo para pequeños negocios. En su lugar, Osornio calcula que su esposa y él gastaron al menos $50,000 de sus salarios en comprar cosas para el negocio, incluyendo comida, cuatro parrillas, una carpa y otras cosas necesarias durante el primer año en que estuvieron en operación.

Los latinos dueños de los pequeños negocios, como Osornio, son el grupo de emprendedores con mayor crecimiento en los Estados Unidos, aún cuando enfrentan un racismo sistémico que ha resultado en menos ingresos y acceso a préstamos. En los últimos 10 años, la cifra de los empresarios latinos creció en un 34% comparado con el 1% de aumento del total de propietarios de negocios en todo el país, de acuerdo a un estudio reciente de Stanford University. Y más latinos que nunca están solicitando préstamos para lanzar o hacer crecer sus operaciones.

El éxito creciente de los latinos dueños de pequeños negocios ocurre al mismo tiempo en que los latinos se han convertido en una fuerza económica en los Estados Unidos. El mismo estudio de Stanford University encontró que los negocios latinos contribuyen alrededor de $500 mil millones a la economía en ventas anuales.

Un reporte del congreso realizado en el 2019 con datos del 2017 encontró que casi 60 millones de latinos en los Estados Unidos generan $2.3 trillones de la actividad económica total, lo que significa que si ellos fueran independientes serían la octava economía más grande del mundo. Y se espera que los latinos constituyan el 30% de la población de los Estados Unidos para el 2020, lo que significa que las contribuciones de este grupo seguirán creciendo.

Empresas de propiedades de latinos generan empleos para más de 3 millones de personas, según encontró el reporte The 2019 State of Latino Entrepreneurship realizado por la Stanford Latino Entrepreneurship Initiative (SLEI), una iniciativa de investigación de la Stanford University acerca del papel de los latinos en los negocios. En total, los negocios latinos generan alrededor del 4% de las ganancias totales de los negocios en los Estados Unidos y 5.5% de los empleos del país.

Sin embargo, las compañías con dueños latinos siguen siendo en general más pequeñas que aquellas con dueños blancos, con un promedio de solo $1.2 millones en ganancias comparado con los $2.3 millones que reciben los negocios de empresarios blancos.

Esto es un problema, dice Jerry Porras, profesor emérito de comportamiento organizacional y cambio en la Escuela de Negocios de Stanford, cofundador de la Latino Business Action Network, una organización sin fines de lucro basada en Stanford University que se enfoca en empoderar a los empresarios latinos, y codirector de DLEI.

“Yo creo que hay una historia realmente positiva cuando se analizan los negocios latinos en el país,” dijo Porras. “El número de base es pequeño, pero está creciendo rápidamente. Los latinos están orientados a fundar sus propios negocios y lo hacen en una tasa significativa.”

Si se les dieran las mismas oportunidades a las compañías de latinos, dice Porras, ellos podrían generar $4 mil millones adicionales en ganancias y un millón de empleos.

Hispanos comienzan de nuevo cada día

A lo largo de los Estados Unidos, los latinos están representados en los mayores sectores industriales, y son dueños de compañías de manufactura, educación, servicios de salud, finanzas, construcción y otros sectores.

Los dueños de negocios latinos tienden a ser más jóvenes que sus colegas no latinos. Alrededor del 33% de los empresarios latinos son menores de 45 años, comparados con apenas el 22% de los emprendedores no latinos.

Por cada 100,000 adultos latinos en los Estados Unidos, un promedio de 510 se convirtieron en emprendedores cada mes en el 2018.

Sin embargo, una investigación del Institute on Assets and Social Policy, un instituto dedicado al estudio de las oportunidades económicas disponibles para la gente de color, encontró evidencias de que, el histórico desapoderamiento de este grupo tiene como consecuencia que familias de color tienen menos riqueza generacional que las blancas.

Fausta Ibarra, de 59 años, es propietaria de Tropical Cuts Beauty Salon, en Salinas.

Más aún, las políticas que han favorecido a los más acomodados continúan expandiendo la brecha, particularmente entre las familias blancas y las familias latinas o negras.

Mientras la diferencia entre los ingresos promedio de afroamericanos y blancos se redujo un poco entre 1970 y el 2016, los hispanos continuaron descendiendo en todos los niveles de ingresos, según un estudio realizado por el Pew Research Center en el 2018. Incluso el grupo de hispanos con mayores ingresos ganó apenas 65% de lo que ganaron sus colegas blancos en el 2016, una reducción de un 74% en comparación con el 1970.

Y los trabajadores hispanos en promedio siguen ganando menos que la gente blanca, según demuestran estudios de Stanford.

Al final, lo que esta combinación significa es que los latinos tienen normalmente menores puntajes de crédito lo que en la práctica significa que pueden tener que pagar más en intereses o tienen mayor riesgo de ser rechazados por instituciones de crédito cuando piden préstamos.

De acuerdo a un reporte presentado ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes en el 2019 por UnidosUS, un centro de investigación independiente enfocado en la comunidad hispana, instituciones bancarias originalmente tenían empleados dedicados especialmente a evaluar la “confiabilidad” de los candidatos que solicitaban préstamos. Esta práctica resultó frecuentemente en discriminación contra gente de color.

En las décadas siguientes, los bancos perdieron a muchos de estos encargados de evaluar las solicitudes de préstamo porque fueron reclutados en guerras y conflictos, así que las instituciones inventaron el puntaje de crédito como un substituto. Sin embargo, este sistema también tenía problemas ya que estaba basado en antiguas disparidades que han resultado en que comunidades de color, adultos jóvenes, gente con bajos ingresos e inmigrantes tienen una mayor proporción de bajos puntajes.

De acuerdo al 2017 Small Business Credit Study realizado por los Bancos de la Reserva Federal, de las solicitudes de crédito denegadas, 45% de los aspirantes latinos fueron rechazados por no tener suficiente historial de crédito y 37% fueron rechazados porque su puntaje de crédito es muy bajo (los aspirantes podían seleccionar más de una respuesta). En comparación, los aspirantes blancos fueron rechazados en un 33% y 26% por las mismas razones.

“Yo creo que la historia de los latinos de alguna manera es la misma historia de por qué las familias afroamericanas tienen menos riqueza que las personas blancas hoy en día,” dice Steven Brown, investigador del Urban Institute. “Hay una falta del mismo tipo de recursos que permite construir riqueza”.

Brown cita las restricciones a la compra de vivienda impuestas por políticas como la del “redlining” como una de las principales maneras en que los latinos fueron excluidos de la creación de riqueza generacional. Por décadas, vecindarios afroamericanos y latinos fueron injustamente considerados como demasiado riesgosos para préstamos e hipotecas a través del “redlining.” Eso dejó a los residentes de esos vecindarios a la merced de especuladores o ventas privadas.

“Cuando los latinos han tenido la oportunidad de adquirir sus hogares, han estado relegados a vecindarios donde las casas no tenían mucho valor así que no han sido capaces de amasar tanta riqueza y dejar un legado a la siguiente generación,” dijo Brown.

En años recientes, en que los latinos se han vuelto más prominentes en la cultura estadounidense, su posición económica también se ha elevado.

Un estudio del 2019 de 61,000 solicitudes de préstamos para pequeños negocios presentadas ante el mercado digital de Biz2Credit encontró que el número de aplicaciones de propietarios de negocios latinos aumentó en un 23% del 2018 al 2019.

Y durante el último año, los dueños de negocios latinos reportaron un crecimiento promedio de ingresos de 14% que supera la tasa de crecimiento de la economía estadounidense, según indica el reporte de Stanford.

Marlene y Steven García co-propietarios de Brew-N-Krew, sirven a clientes en Steinbeck’s Home Brew Fest.

Sin embargo, a medida en que los ingresos han aumentado, el puntaje de crédito promedio de empresarios latinos cayó a 588 de 594 el año anterior, de acuerdo con Biz2Credit.

Para el presidente de Biz2Credit, Rohit Arora, eso puede indicar que los dueños de negocios están usando sus tarjetas de crédito personales para financiar el crecimiento de sus negocios si sus compañías no calificaron para préstamos. Más aún, el manejo de estos costos puede ser difícil para empresarios más jóvenes, lo que puede explicar la caída en los puntajes de crédito.

“Cuando el puntaje de crédito es menor a 600, es difícil recibir préstamos tradicionales de un banco” dice Arora en el reporte presentado por su firma.

Porras dice que la falta de crédito puede obligar a los empresarios latinos a tomar decisiones financieras más riesgosa, como depender de tarjetas de crédito convencionales para hacer crecer su negocio o pedir préstamos basados en sus cuentas por cobrar.

“En general, yo creo que los latinos no han tenido éxito en obtener préstamos de fuentes más tradicionales,” dijo Porras en referencia al tamaño de los negocios. “Son los más pequeños los que están en mayores dificultades”.

Menos confianza de las instituciones financieras

En otros casos, los prestatarios latinos pueden confiar menos en las instituciones financieras en general, debido a malas experiencias en el pasado o en comprensión del racismo sistémico practicado por las instituciones de préstamo.

“Los latinos tienen que pagar más en intereses”, dice Fausta Ibarra, de 59 años, dueña de su propio salón de belleza, Tropical Cuts, en Salinas, California. “Tenemos que pagar más por todo”.

Ibarra, que se autocalifica como una mujer mexicana “ciento por ciento”, tenía un mal puntaje de crédito luego de problemas con la casa que ella y su hermana compraron juntas a principios de la década de los 90. Cuando solicitó un préstamo en 1993 para abrir su propio salón de belleza, un local bien iluminado en un pequeño centro comercial en Salinas, el banco Washington Mutual le negó el préstamo (el banco colapsó durante la crisis financiera del 2008).

Ella terminó pidiendo prestado casi $30,000 a amigos, familiares y compañeros de trabajo, pagándoles poco a poco y uno a uno.

Más tarde, cuando Ibarra trató de comprar una casa en 1996, su bajo puntaje de crédito de nuevo se interpuso en su camino. El corredor de bienes raíces le dijo que había otra manera. Ibarra terminó pagando más que el precio de mercado por la casa y tuvo que pedirle prestado a amigos y familiares para el pago inicial de $10,000, el doble de lo que ella estaba preparada para pagar de su bolsillo.

Ibarra sintió que se habían aprovechado de ella.

“Los latinos tienen que ganarse el pan cada día”, dijo ella. “Yo sí pienso que los latinos pueden contribuir más si nos dan la oportunidad para sacar adelante a nuestros hijos. Yo pienso que todos tenemos las ganas de progresar, pero no se nos dan las facilidades que se les da a una persona ciudadana de acá”.

Las prácticas de préstamos discriminatorios continúan

Hoy en día, personas afroamericanas y latinas siguen siendo rechazados cuando aplican a hipotecas convencionales en mucha mayor proporción que cuando los solicitantes son blancos, según récords de Home Mortgage Disclosure Act, analizados por Reveal para el Center for Investigative Reporting en el 2018.

El análisis mostró que los solicitantes afroamericanos eran rechazados a una mucha mayor proporción que los blancos en 48 ciudades, y los latinos en 25, incluso cuando se comparan casos similares en cuanto a variables como el tamaño del terreno, vecindario y nivel de ingresos.

En otras instancias, solicitantes afroamericanos o latinos fueron dirigidos hacia préstamos más riesgosos y de mayor costo.

Bank of America, por ejemplo, aceptó pagar $335 millones al Departamento de Justicia en nombre de su prestamista hipotecario, Countrywide. Antes de que Bank of America comprara la institución, Countrywide le cobró más a propósito por su hipoteca a 200,000 prestatarios afroamericanos y latinos que lo que le cobró a solicitantes blancos con calificaciones similares entre el 2004 y el 2008.

El prestamista aconsejó a los prestatarios de color que firmaran préstamos de alto riesgo, incluso cuando calificaban para préstamos preferenciales, o simplemente les cobró tasas de intereses más altas.

Hay acusaciones similares contra otros prestamistas hipotecarios, Wells Fargo entre ellos.

Latinos apelan a sus amigos y familia para capital inicial

De acuerdo al reporte de Stanford del 2019, los latinos obtienen préstamos de bancos locales con tasas mucho más altas de las que reciben de bancos nacionales.

Sin embargo, bancos locales están desapareciendo a lo largo de los Estados Unidos y en California, gracias a lo que algunos califican como regulaciones federales onerosas, potencialmente dejando a los latinos sin recursos. De acuerdo a información de la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC), para el 31 de diciembre del 2001, 8,080 bancos asegurados por FDIC existían en el país. Para el 31 de diciembre del 2018, 5,406 seguían activos.

“Los bancos locales tienen lazos más estrechos con la comunidad”, dijo Porras. “Si la comunidad tiene más negocios latinos, las relaciones se construyen y crecen. Los bancos nacionales se quedan atrás porque los bancos locales trabajan más duro en establecer nexos con los negocios en sus comunidades”.

Cuando los bancos locales no están disponibles, en vez de aplicar a instituciones más grandes, muchos latinos apelan a amigos, familias y recaudación de fondos para obtener su capital inicial.

En Salinas, una pequeña ciudad rodeada de tierra rica en agricultura, datos del Buró del Censo muestran que el 78.7% de los casi 156,000 residentes son hispanos o latinos. Si bien el sector agrícola de la ciudad está floreciendo desde el punto de vista financiero, gracias a las decenas de miles de trabajadores agrícolas latinos que llegan y se van de Salinas cada año, el trabajador agrícola promedio apenas gana $17,500 al año, de acuerdo con el Departamento del Trabajo. Más del 17% de los residentes viven en la pobreza.

Aún así, el espíritu emprendedor de los latinos es evidente en Salinas. Latinos son dueños de restaurantes, barberías, supermercados, tiendas y otros destacan del paisaje del pueblo, rodeado de centros comerciales y cadenas de tiendas. Casi 30% de todos los negocios de Monterey County, al que pertenece Salinas, son propiedad de hispanos o latinos, según datos del Monterey County Workforce Development Board basados en el 2012 American Community Survey del Buró del Censo.

Marlene García, de 29 años de edad, es la dueña de una destilería casera que se volvió una cervecería comercial que abrirá sus puertas en Salinas en la primavera. Ella pidió prestados $210,000 de su madre para comenzar sus operaciones.

El centro de Salinas se extiende por solo tres cuadras, pero la cervecería de García, Brew & Krew, abrirá en la cuadra 100 de Manin Street, cerca de otros cuatro negocios propiedad de latinos que han abierto (o reabierto bajo nueva administración) en los últimos dos años. El crecimiento ha sido notable en una parte del pueblo habitada mayormente por residentes blancos.

“Yo estoy honestamente agradecida por mis padres, por ambos,” dijo García, recordando la insistencia de sus padres de que los ayudara en el negocio familiar.

Sus padres, Graciela y Gildardo, trabajaron recogiendo cosechas en los campos de Estados Unidos tras emigrar de Guanajuato, México. Cada mes iban a Los Ángeles, que está a cinco horas, para aprovisionarse de caramelos mexicanos, piñatas y casetes de música, dice García, Entonces ellos se regresaban y los vendían los fines de semana en el mercado de pulgas de Santa Cruz en el centro de California, siempre llevando a sus hijos con ellos.

Fue ahí que García aprendió la dedicación que necesita tener un empresario, si bien ella le dijo a sus padres que nunca quería tener su negocio propio.

“En mi infancia, durante toda mi vida, íbamos al mercado de las pulgas”, dice García. “Nos teníamos que levantar súper temprano, manejar a Santa Cruz y trabajar. Yo recuerdo decirles a mis padres, ‘Yo no quiero esto. Yo no quiero tener un negocio.’

“Ahora que soy mayor, aprecio todo lo que ellos hacían. Veo por qué hicieron todo eso.”

Los García abrieron otro puesto en otro mercado de las pulgas, y luego un taquería. Finalmente vendieron todos sus negocios y sacaron su primer préstamo de $80,000 para abrir una licorería en Gilroy, una pequeña comunidad a 30 minutos al sur de San José. La llamaron La Flor de Jalisco.

Cuando García quiso abrir su propia cervecería su madre se convirtió en su socia silenciosa.

“Por ellos, por la manera en que ahorraron, porque ahorraron, mucho del dinero que hemos invertido viene de mi mamá,” dijo García.

García está en el proceso de solicitud de su primer préstamo – un préstamo de la Small Business Administration por $48,000 para abrir su negocio. Ella dice que ha podido evitar cargarse de deudas con altos intereses gracias a la ayuda de su madre.

Si bien el espacio todavía no está terminado, García tiene grandes planes para su pequeña cervecería. Ella quiere colocar botes grandes de acero inoxidable al fondo, detrás de un vidrio para que los amantes de la destilería puedan ver el proceso mientras se toman sus bebidas.

Además, espera poder conectar con otros dueños de negocios en el área para promocionarse mutuamente, sea con la sala de cine que está al lado o la tienda de emparedados al otro lado de la calle.

“Los padres hispanos nunca están contentos ante la perspectiva de gastar dinero”, dice García riendo. “Pero ella [su madre] cree en esto, ella vio que a la gente realmente le gusta su cerveza. Si ella no hubiera visto esa reacción, hubiera sido más difícil convencerla”.

‘Puro cash’

La familia Osornio tiene un dicho que usan cuanto tienen que pagar por algo. “Puro cash”, repiten, riendo.

El chiste está basado en el padre de Osornio. Hace años, cuando él le estaba comprando un carro a su esposa, el vendedor le preguntó si lo quería financiar.

“No”, dijo el padre de Osornio. “Puro cash”.

A pesar de la astucia financiera que mostró su padre, Osornio dice que sus padres raramente hablaban de dinero con él. Todo lo que recuerda es que le dijeron que las tarjetas de crédito son solamente para emergencias, una lección que, como muchos adolescentes, inmediatamente olvidó tan pronto como se sacó la primera.

La experiencia de tener que luchar para salir debajo de una montaña de deudas le enseñó a Osornio que solicitar un préstamo tiene que ser “el último recurso”.

Años más tarde, Osornio se las ha apañado para construir un negocio tan exitoso con sus recetas de tortas únicas que regularmente recibe ofertas de otros residentes del área para invertir o comprarle su negocio – y sus recetas.

Y eso, dicen los activistas, es la bendición inesperada de los emprendedores latinos: todavía hay más potencial por descubrir.

De acuerdo al reporte 2017 New American Economy que habla acerca del poder de los hispanos en los Estados Unidos, los emprendedores latinos son dueños de una gran parte de los negocios de transporte y almacenamiento, que pueden constituir hasta el 12% del total de la industria según cifras del 2012. También serían dueños del 12% de las firmas de construcción del país.

Activistas dicen que, si tuvieran la oportunidad, los latinos harían crecer aún más su porción de la economía. Sin embargo, la “brecha de oportunidad” entre los latinos o hispanos dueños de negocios y sus colegas blancos es ancha.

“La riqueza es el ingrediente que falta en la comunidad latina”, dice Porras. “Si pudiéramos agregar más riqueza, la gente consumiría más y crecería la economía. ¿Cómo generamos más riqueza? Haciendo crecer a los negocios”.

“Es un proceso sinergístico”, dice Porras. “A largo plazo, va a beneficiar a todo el país”.

Todo lo que los latinos necesitan, dice Porras, es una oportunidad.

Kate Cimini es una periodista multimedia de The Californian. This article is part of The California Divide, a collaboration among newsrooms examining income inequity and economic survival in California.

En esta nota

Economía empresarios hispanos Latinos Negocios
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain