‘Quería tener los brazos más largos para abrazar a todos’

Tuvo que esperar casi tres décadas para volver a ver a sus nueve hijos que salieron en busca del ‘sueño americano’.

Del lado izquierdo Reinaldo Vergara junto a sus padres J. Cleofás Vergara y Juana Urbano; del lado derecho Victoria Charco junto a sus padres Esteban Charco y María Elena Salmerón. (Jacqueline García)

Del lado izquierdo Reinaldo Vergara junto a sus padres J. Cleofás Vergara y Juana Urbano; del lado derecho Victoria Charco junto a sus padres Esteban Charco y María Elena Salmerón. (Jacqueline García) Crédito: Jacqueline García | Impremedia

Cuando llegó a Los Ángeles, Cleofás Vergara no pudo ocultar la emoción que sintió cuando vio a sus hijos. Algunos a quienes no veía desde hace 25 o 30 años, cuando decidieron emigrar a Estados Unidos.

“Quería gritar, quería reparar, quería llorar. ¡Al fin lloré!”, dijo el mexicano de 73 años, quien en esta ocasión volvió a derramar lágrimas solo de recordar. Él día que lo entrevistamos, el padre ya se encontraba instalado en la casa de uno de sus hijos, Reinaldo Vergara.

“Yo quería abarcar a todos [cuando los vi], tener los brazos más largos para abrazar a todos”, añadió Juana Urbano, de 70 años, esposa de Vergara.

La pareja es parte de un grupo de 18 padres de familia de la tercera edad que se reunieron con sus hijos el pasado 27 de febrero tras recibir una visa de turista. Los padres de familia estarán aquí hasta el 9 de marzo cuando deberán regresar a su natal Guerrero, México.

La pareja contó que, pese a que no saben leer ni escribir, no saben usar un elevador y jamás se habían subido a un avión, pero nada de eso fue obstáculo para lograr su cometido de reunirse en Los Ángeles con nueve de sus 14 hijos y conocer a sus 30 nietos.

“Yo en el avión no sentía nada solo la emoción de que ya quería ver a mis hijos y a los nietos que no conocía”, contó Vergara.

Estas reuniones ocurren principalmente debido a que los hijos no pueden viajar a sus países de origen, usualmente por el estatus legal, y grupos comunitarios abogan en su nombre e intentan obtener la visa de los padres de familia para que ellos vengan a Estados Unidos.

Cleofás Vergara y su esposa Juana Urbano (c) junto a siete de sus nueve hijos que viven en Los Ángeles y demás familiares. (Suministrada por Berna Márquez)

Visas por amor

Victoria Charco, de 41 años, y su esposo Reinaldo Vergara, de 45, escucharon el año pasado por primera vez acerca de un programa de reunificación de padres e hijos llamado “Cabecitas de algodón”, mientras asistían a un evento de un grupo de guerrerenses del condado de Orange. El Club Arcelia en USA ofreció la oportunidad a inmigrantes de Guerrero, México, a intentar obtener una visa para sus padres, si estos eran de la tercera edad y habían pasado varios años sin verlos.

Mientras que Victoria se sentía esperanzada en volver a ver a sus padres, a quienes no veía por 17 años, Reinaldo estaba escéptico, pese a que él tenía 25 años de no ver a los suyos.

Victoria comenzó el proceso para solicitar la visa de sus padres y Reinaldo no lo podía creer.

“Yo le decía, ‘mira no es cierto’ porque he escuchado en el radio como le roban dinero a las personas”, contó Reinaldo. “Mi papá y mi suegro ya habían venido cuando eran jóvenes y tenían el temor que no les fueran a aprobar [la visa]”.

Pero Victoria se negaba a darse por vencida y al faltar una semana para que se cerrara la fecha límite convenció a su esposo para que intentara pedir una visa para sus padres.

“[Reinaldo] me dijo, ‘pues ándale, ve por la aplicación, llénala y mándala’”, contó Victoria.

Pocos meses después la pareja recibió la buena noticia que los padres de ambos habían recibido su visa para viajar a Estados Unidos.

“¡La sorpresa que me dan! Una cachetada con guante blanco’, dijo Reinaldo quien no podía ocultar la emoción con sus padres al lado.

Esteban Charco y su esposa María Elena Salmerón junto a sus dos hijos y demás familiares que viven en Los Ángeles. (Cortesía de Berna Márquez)

Él reconoció que una vez que les dieron fecha del viaje de sus padres contaba los días para reencontrarse con ellos.

“Incluso les decía a los muchachos que me ayudan en los trabajos, ‘para tal día ustedes se van a encargar de la ruta y yo no voy a trabajar porque vienen mis papás y vienen mis suegros”, dijo Reinaldo, quien trabaja en la jardinería. “Para mi es mucho mas bonito tener a mis papás y a mis suegros juntos”.

Casi dos décadas sin ver a sus hijos

María Elena Salmerón, de 59 años de edad, y Esteban Charco, de 63, son padres de Victoria.

La pareja contó que cuando su hija les propuso la idea de venir a Estados Unidos se emocionaron inicialmente, pero también estaban dudosos.

“Sabíamos que es muy difícil y ya habíamos escuchado en la televisión y el internet que a veces no les dan [las visas]”, contó Salmerón.

“Yo estaba seguro que no me la daban porque hemos visto varias veces que las niegan”, añadió Charco.

Pero los comentarios de la televisión eran contrarrestados por videos que difundían en las redes sociales donde padres de la tercera edad se reunían con sus hijos.

“Lo hemos visto en el [Facebook], cuando los padres van a Texas también y como los reciben los familiares y así queríamos venir también nosotros”, contó Charco.

Un grupo de padres de la tercera edad en el aeropuerto de Tijuana. (Suministrada)

Y el sueño se les hizo realidad, cuando los padres de familia se reunieron con Victoria y su hermano después de casi dos décadas de no verse. También conocieron a sus ocho nietos. Para fortuna de la pareja los dos hijos viven en el mismo edificio.

Bernarda Márquez, presidenta del Club Arcelia en USA y fundadora de la Fundación Consuelo y Esperanza, dijo que este es un trabajo realizado solamente por voluntarios cuyo objetivo principal es reunificar a las familias.

“Lo único que les pedimos a las familias aquí es que den una donación de juguetes a cambio”, dijo Márquez.

Para financiar los costos de los organizadores se realizaron rifas, ventas de comida y otras recaudaciones de fondos.

“Este es el primer grupo que traemos y pronto comenzaremos uno más”, aseveró Márquez.

Mientras tanto las dos parejas de la tercera edad dijeron estar muy emocionados de haber visto a sus futuras generaciones y pese a que han disfrutado mucho a sus familiares también extrañan a sus familias.

“Allá tenemos pollitos, puercos, las vacas y [Charco] siembra su milpa”, contó Salmerón.

“Nosotros tenemos pollitos y puercos”, añadió Urbano.

Lo que les consuela a los cuatro es que afortunadamente podrán regresar para la navidad ya que todos recibieron una visa vigente por 10 años.

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