Entérate qué elemento usa un joven latino para crear protectores faciales

Usa su ingenio para crear un producto necesario durante la crisis de salud y luego los dona a hospitales

El joven Juan Zavala (i) y Roxane Joyce, asistente de gerente del desarollo de la fuerza laboral de SBCCD. / fotos: Erick Zambrano-SBCCD.

El joven Juan Zavala (i) y Roxane Joyce, asistente de gerente del desarollo de la fuerza laboral de SBCCD. / fotos: Erick Zambrano-SBCCD. Crédito: Impremedia

Con la llegada de la nueva tecnología, los proyectores escolares se volvieron obsoletos y con ello el papel que usaba —una lámina de plástico delgada de material flexible transparente en donde el profesor solía escribir para luego instruir.

Hoy dichas hojas, que se encontraban dejadas de lado en bodegas, tienen el potencial de salvar vidas.

Gracias al ingenio de Juan Zavala, residente de Adelanto —una ciudad en el condado de San Bernardino — estas láminas transparentes, aunadas a una visera hecha en una impresora tridimensional y a una liga común y corriente, se convierten en protectores faciales, una herramienta que protege al personal médico en su lucha contra el COVID-19.

En las últimas dos semanas, el joven de 21 años de edad, ha producido 422 protectores faciales en el laboratorio MakerSpace, que se ubica en las instalaciones del distrito del Colegio Comunitario San Bernardino.

“Estos protectores son después donados a clínicas y hospitales de la región para que el personal médico pueda continuar la lucha contra esta terrible enfermedad. Me siento honrado de poder ayudar a la comunidad”, comentó en entrevista telefónica con La Opinión. “Lo que muchos daban por basura ahora puede salvar vidas”, agregó.

Según Ángel Rodríguez, portavoz del Distrito de colegios comunitarios de San Bernardino, los protectores faciales han sido donados al Hospital Regional Arrowhead (en Colton); al Hospital Comunitario Mountains (en Lake Arrowhead) y a clínicas locales.

También han sido donadas al Departamento de Policía del plantel escolar y al grupo médico Providence, que opera 10 centros de cuidado a personas de la tercera edad.

Cuando las cajas con 50 mascarillas son recogidas por representantes de los hospitales, no hay abrazos ni apretones de mano debido al distanciamiento social implementado para detener la propagación del coronavirus. Aún así, Zavala sabe que su labor es apreciada.

El joven tiene a su disposición 19 impresoras tridimensionales. Cada impresión demora dos horas y media en estar lista, lo que significa que en tres horas 19 mascarillas podrían ser elaboradas.

“El reto es que las impresoras corran sin problemas. Me tocó recalibrar cada una de ellas para poder comenzar a producir las mascarillas. Pero sí, técnicamente se pueden producir decenas en un día”, explicó.

Por ahora Zavala tiene a su disposición suficiente material, pero eventualmente necesitará de la comunidad para continuar produciendo.

Por ello, le pide a la comunidad que si cuentan con este producto en sus casas ya sea en la cochera o en alguna caja arrumbada en el ático, la donen para ser utilizada.

El Distrito Escolar Unificado de Ontario-Montclair, donó hace poco 33 cajas de papel proyector. Por ello, cree que otros distritos escolares podrían tener más.

Un rayo de esperanza

El Distrito de Colegios Comunitarios de San Bernardino fue el primero en la región en producir y donar estas mascarillas. De ahí le han seguido centros educativos como el Colegio Comunitario Moreno Valley, el Colegio Victor Valley y el colegio Barstow, dijo Lisa Kiplinger-Kennedy, directora regional de un centro de empleo en los colegios del desierto alto e Inland Empire.

Según indica, las impresoras tridimensionales, modelo Stratasys, tienen especificaciones al imprimir protectores faciales para ser usadas por el Instituto Nacional de Salud.

Agregó que los colegios comunitarios ya trabajan directamente con hospitales locales porque entrenan a muchos de los enfermeros, terapeutas respiratorios y otros trabajadores del cuidado de salud en California.

“Le preguntamos a los hospitales si necesitaban estos protectores faciales y en cuestión de dos horas ya teníamos órdenes de hasta 3,500 protectores. Ya tenemos una orden de 10,000 y estamos disponibles para más”, dijo.

El personal médico cataloga esta labor como un rayo de esperanza y el premio mayor.

Carol Wagner, directora de iniciativas clínicas del grupo médico Providence, dice que tener los protectores faciales se siente como que si se hubiera ganado la lotería ya que ofrecen protección de suma necesidad.

Por su parte, Renee Limpus, una enfermera registrada del hospital comunitario Mountains, agradece la respuesta a su llamado en un momento crítico en la región.

Y es que COVID-19 ha cobrado la vida de 63 personas en la region de Inland Empire.

Solo hasta el viernes, dicha área —conformada por los condados de San Bernardino y Riverside— había registrado 2,079 casos confirmados de coronavirus.

Estudiar y trabajar

Por su parte, el joven Zavala —quien ha sido designado como un trabajador esencial por el estado de California— planea continuar produciendo los protectores faciales siempre y cuando exista la
necesidad.

En su descanso, cuenta que estudia para sus clases de ingeniería en la Universidad Estatal de California San Bernardino a través de Internet.

Como voluntario de su iglesia, dice haber participado en innumerables eventos caritativos, pero que “nada se compara con esta labor”.

“Saber que estos protectores faciales podrían salvar vidas no tiene precio”, dijo.

Si quieres apoyar en la causa, puedes hacerlo visitando sbccd.org.

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