En defensa de los trabajadores agrícolas, por el asambleísta Robert Rivas

Trabajadores agrícolas cosechan lechuga en un campo fuera de Brawley, California, en el Valle Imperial.

Trabajadores agrícolas cosechan lechuga en un campo fuera de Brawley, California, en el Valle Imperial. Crédito: SANDY HUFFAKER/AFP/Getty Images

En medio de la pandemia de COVID-19, se informa que la Casa Blanca está trabajando detrás de escena para reducir los salarios de los trabajadores agrícolas. Según un reporte reciente de National Public Radio, la Administración Trump afirma que recortar los salarios de los trabajadores agrícolas ayudará a las empresas agrícolas que sufren financieramente durante la crisis actual.

Este es exactamente el enfoque equivocado. Ahora es el momento de expandir las protecciones para los trabajadores agrícolas vulnerables, no reducirlas.

La pandemia de COVID-19 ha puesto una extraordinaria presión sobre todo nuestro sistema de suministro de alimentos. Antes del mes pasado, pocos de nosotros hubiéramos pensado en nuestros cajeros locales de las tiendas de comestibles como trabajadores de primera línea, esenciales para nuestra supervivencia. Pero sí lo son. Al igual que los trabajadores independientes que entregan los pedidos de Instacart y los camioneros que mantienen los alimentos en movimiento en nuestras carreteras vacías.

En el otro extremo de esta cadena de suministro, frecuentemente invisibles, pero no menos importantes, están los trabajadores agrícolas. Son los primeros en línea que responden a la crisis en nuestro sistema de comida. Cuando hay escasez, nuestros trabajadores agrícolas intensifican su trabajo para satisfacer la demanda.

Esto lo sé de primera mano. Mi abuelo era un trabajador agrícola y vi lo duro que él y sus amigos trabajaban día tras día.

El gobernador Newsom ha designado correctamente a los trabajadores agrícolas como trabajadores esenciales durante esta crisis. California suministra más de un tercio de las verduras del país y casi dos tercios de sus frutas y nueces. La nación entera cuenta con nuestros trabajadores agrícolas para ayudar a mantenernos alimentados, ya que las interrupciones de la cadena de suministro y la compra de pánico dejan vacíos los estantes de los supermercados.

Necesitamos que nuestros trabajadores agrícolas se presenten para el trabajo, incluso cuando la mayoría de nosotros nos refugiamos en el hogar. Desafortunadamente, las condiciones de vida y de trabajo para los trabajadores agrícolas los dejan altamente vulnerables a enfermedades transmisibles como COVID-19.

Muchos trabajadores agrícolas viven en viviendas deficientes y abarrotadas. Tales condiciones de vivienda hacen que sea casi imposible practicar el distanciamiento social o aislar a alguien si se enferma. Los trabajadores agrícolas frecuentemente viajan a los campos en camionetas o autobuses llenos de otros trabajadores.

La cosecha de cultivos también puede poner a los trabajadores en contacto frecuente con otros, mientras cosechan el mismo surco o manejan maquinaria. Las estaciones de lavado de manos son escasas, al igual que la orientación bilingüe sobre medidas de protección personal.

Incluso si los trabajadores toman todas las precauciones para protegerse, siguen siendo especialmente vulnerables. Aproximadamente la mitad de todos los trabajadores agrícolas son indocumentados y no califican para la mayoría de los servicios médicos de Medi-Cal. Los problemas de salud crónicos son comunes, ya que el acceso a la atención médica es limitado y el trabajo en sí puede ser difícil para el cuerpo.

Mientras California tiene una ley de días de enfermedad remuneradas que cubren a los trabajadores agrícolas, sólo hay tres días designados como días de enfermedad. Los expertos públicos dicen que podría tomar hasta dos semanas para recuperarse del virus, COVID-19. Muchos trabajadores agrícolas, ante la imposibilidad de recuperar sus salarios perdidos y por miedo a perder su trabajo, seguirán trabajando. Aún estando enfermos.

Junto con el asambleísta Eduardo García (D-Coachella), recientemente presdenté en la Asamblea Legislativa de California el primer paquete de alivio del COVID-19 en el país que se enfoca en los trabajadores agrícolas.

Esta legislación incluye la expansión de días de enfermedad remunerada, pago de riesgo suplementario para cubrir el aumento en los costos en salud y el cuidado de niños, así como una campaña bilingüe de publicidad para educar a los trabajadores sobre prácticas de equipo de protección personal. Asimismo, la expansión de servicios de telesalud para áreas rurales, vivienda temporal para reducir el hacinamiento y permitir el distanciamiento social. Finalmente, un crédito de impuestos para los agricultores que ofrezcan tiempo extra para sus trabajadores. Este paquete de legislación necesita consideración urgente e inmediata.

Uno de los valores fundamentales en mi filosofía legislativa es ese adagio de la Biblia, “Así como lo hicisteis á uno de estos mis hermanos pequeños, á mí lo hicisteis.” El esfuerzo de Trump de enfocarse en los vulnerables trabajadores agrícolas para pagarles menos durante la crisis de salud actual debe convertirse en una llamada a tomar acción.

Espero que mis colegas en la Legislatura de California me acompañen en responder a esta llamada y en proteger a esta fuerza laboral crítica. Nuestro suministro de comida depende en esto.

El asambleísta Robert Rivas (D-Hollister), quien fue criado en los hogares de trabajadores agrícolas, representa a unos 100,000 trabajadores agrícolas en el distrito 30 de la Asamblea Estatal de California.

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