Se habilitan estacionamientos para atender a los comensales

Propietarios latinos encuentran alivio para sus negocios bajo el programa L.A. Al Fresco

Sonia De La Nuez, dueña de la Pupusa Loca ha ambientado lo mejor posible el exterior del restaurante.

Sonia De La Nuez, dueña de la Pupusa Loca ha ambientado lo mejor posible el exterior del restaurante. Crédito: Cortesía

Muchos negocios latinos se están beneficiando del programa “L.A. Al Fresco”, lanzado por el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, hace algunas semanas en una lucha por reducir el impacto de la epidemia del COVID-19 en la economía de la comunidad.

Esta iniciativa creada con el apoyo del Departamento de Salud Pública permite a los restaurantes servir comida al aire libre en áreas como aceras, estacionamientos y en la calle, siguiendo las medidas sanitarias pertinentes.

“Significa mucho poder servir afuera porque nos da la oportunidad de generar un poquito [más de ingreso] y no descansar a las personas que colaboran con nosotros porque es un efecto domino, si no hay ventas, no hay trabajo”, explica Adalberto Rodríguez, uno de los propietarios de La Minerva.

Este restaurante es uno de los más populares en la comunidad tapatía desde hace 16 años, ya que fueron de los primeros en servir las famosas tortas ahogadas en el Sur de California, específicamente en la ciudad de Pico Rivera.

La crisis por el COVID-19 ha golpeado fuerte a este negocio, ya que —según Rodríguez— las ventas han caído en un 80% desde que empezó la pandemia.

Desde hace unos días están atendiendo en el estacionamiento frente a su local, donde pueden servir simultáneamente a 25 personas —menos de la mitad de los 65 que solían acoger antes de la pandemia en el interior del establecimiento.

“Cuando pudimos abrir afuera, fue un alivio moral para todos. Sobre todo para la gente que nos ayuda”, dice Rodríguez, ques asegura sentirse afortunado porque a pesar de la crisis han podido mantener al personal durante estos meses.

El calor ha sido un factor que también ha jugado en contra de los negocios, aunque las altas temperaturas del pasado fin de semana no evitaron que los comensales se acercaran a disfrutar de sus tradicionales platillos.

“Les ha gustado la idea, desgraciadamente estamos el pleno verano, pero nuestra gente ya quería disfrutar de nuestra comida y pues se conforman con estar afuera a pesar del calor”.

Rodríguez también reconoce que habilitar un espacio en el estacionamiento significa más trabajo para todos en La Minerva, pero de momento es la única manera de hacer frente a la crisis.

“Ha sido un poquito más difícil, hay que venir mas temprano para poder ordenar las mesas, se toma casi una hora acomodar todo y en la noche también hay que recoger, entonces ahora sí que hay que trabajar más para ganarnos el mismo dólar”, afirma.

El restaurante La Minerva pudo poner mesas afuera para atención a 25 personas.

El parque de la Pupusa Loca

Muy cerca de Hollywood, en el bulevar Santa Mónica, Sonia De La Nuez no lo pensó dos veces y también habilitó un espacio afuera de su restaurante, La Pupusa Loca, para poder atender a sus clientes y mantener el negocio a flote.

“Estos meses han sido como la marea, cuando esto recién se nos vino [la pandemia], sí estuvimos devastadas por completo, los ingresos nos bajaron hasta un 70%”, explicó Sonia, quien junto con su exesposo son propietarios del lugar.

Desde la semana pasada, han tenido que organizarse para sacar unas mesas y atender a sus clientes, que por 29 años han disfrutado de sus típicos platillos salvadoreños.

“Yo sabía que [para atender] había que hacer algo extraordinario, porque afuera no estaba presentable el lugar. Entonces se me ocurrió crear como un jardincito y pues empecé a buscar información para poner la grama sintética, poner una carpa, pintar y acondicionar el lugar”, explica Sonia.

Adecuar su negocio al aire libre ha significado una inversión, pero dice que la satisfacción de ver a sus clientes disfrutar de su comida no tiene precio para esta mujer de raíces salvadoreñas, pero nacida en Guatemala.

Las mesas están bien separadas para mantener a los clientes protegidos./ cortesía: La Pupusa Loca. 

“No me importó agarrar mi tarjeta de crédito e ir a comprar esos arbolitos y todo, porque yo quiero que la gente se olvide del virus por un momentito y que pueda disfrutar, aunque sea cuando se están tomando su cafecito o vienen a comer”, afirma.

La posibilidad de ofrecer trabajo a su personal es otra de las principales motivaciones de Sonia, ya que confesó que cuando se les ordenó cerrar el servicio dentro del restaurante, una de sus meseras rompió en llanto ya que era consiente de la necesidad que tenía por trabajar.

“Las que se han beneficiado también son dos meseras que yo ya había descansado. Una de ellas se puso a llorar el día que tuvimos que volver a cerrar el servicio en el restaurante, dijo: ‘Dios, qué voy a hacer, yo necesito trabajar tengo muchos gastos, mis hijos, mi esposo no tiene trabajo’”, recuerda Sonia.

“Créamelo estaba muy contenta cuando le llamé y le comenté del proyecto y le dije que estuviera lista para venir a trabajar”.

El recibimiento de la clientela ha sido positivo y hasta han bautizado el lugar como: “El Parquecito de la Pupusa Loca”.

Para Sonia es importante mantenerse creativa y con buena actitud ante la situación que se está viviendo en el mundo.

“Lo primordial es mantenerse positivo, buscar alternativas y seguir adelante. Es una situación mundial y gracias a Dios tengo la dicha de brindar trabajo y eso es lo que me hace no decaer”.

Sonia asegura que esta iniciativa ha sido de gran beneficio para su negocio: “Nos ayudado a que el bote siga a flote. No estamos haciendo grandes pescas, pero el barco sigue andando y eso es lo importante”.

Para más información

sobre el programa L.A. Al Fresco, puedes visitar: corona-virus.la/laalfresco

Y para más datos en españos acude a: bit.ly/3fGqCSq

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