En apoyo de la rehabilitación de los presos

06/07/16/ LOS ANGELES/First time voter Victor Rodriguez cast his ballot at a voting booth in Cudahy. (Photo Aurelia Ventura/ La Opinion)

06/07/16/ LOS ANGELES/First time voter Victor Rodriguez cast his ballot at a voting booth in Cudahy. (Photo Aurelia Ventura/ La Opinion) Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

Es uno de los segmentos de población más olvidados del país. Genera aprehensión, rechazo, desconfianza. Son los parias del país.

Se trata de quienes pasaron por la cárcel, donde pagaron a la sociedad por sus faltas, sus crímenes o fechorías. Son los que salieron de allí una vez cumplida la pena y se encontraron con puertas cerradas y con escasas oportunidades para rehabilitarse.

Pese a que se supone que con el cumplimiento de la pena termina su deuda hacia la sociedad, y que pueden rehabilitarse, la realidad es diferente.

En lugar de soluciones, el encarcelamiento masivo prácticamente garantiza que las comunidades más afectadas – los afroamericanos, los latinos – continuarán enfrentando la inequidad y la discriminación. Una porción significativa de su juventud ha pasado por las rejas y por lo tanto, es blanco fácil del intento de privarla de sus derechos civiles.

Se trata de un problema político de extrema importancia, que es frecuentemente ignorado o desdeñado. Recordemos que Estados Unidos es el primer país del mundo en personas encarceladas, tanto en términos absolutos – más de 2,2 millones – como relativos: 693 de cada 100,000 habitantes.

Es que 6.1 millones de ciudadanos estadounidenses han sido condenados por crímenes y sujetos a leyes que los inhabilitan como votantes. Uno de cada 40 adultos en el país.
Y de esos 6.1 millones, más de dos millones, la tercera parte, son afroamericanos.

El 75% de las personas sujetas a estas limitaciones ya no están encarceladas. Viven en sus comunidades, desprovistos de derechos civiles.

Muchos son jóvenes, aún en la flor de la vida, con amplias posibilidades de rehabilitarse, resarcirse, mejorar y luego constituir un ejemplo para sus pares.

Así debe ser, para que el ingreso a la cárcel no sea un camino unilateral del cual no hay regreso posible.

Con la adopción de la Proposición 64 en 2016, California se comprometió a obrar para ayudarlos a dejar atrás este ciclo; a una alternativa de vida alejada del crimen.

Se generó una opción capaz de quebrar el ciclo de crimen y reincidencia, para millones de estadounidenses esperando una segunda oportunidad.

Pero generalmente carecen de los recursos necesarios para rehabilitarse. Y las dificultades los abruman.

Los medios de comunicación como La Opinión cumplimos un papel importante en brindar información que ayude a la comunidad.

Ahora, dos organizaciones mediáticas estatales, el Latino Media Collaborative (LMC) y California Black Media (CBM) están uniendo fuerzas para desarrollar una serie de guías de recursos y un portal digital para hacer que los expresos y sus familias tengan a su disposición los recursos existentes y la ayuda de grupos comunitarios que existen para acelerar su rehabilitación.

Se trata de información y orientación en temas tales como vivienda, empleo, asesoría legal y servicios de salud mental.

A través del desarrollo de estos recursos, que requieren inversiones de calidad, se abren nuevas posibilidades para quienes necesitan salir de las sombras, gracias a los cuales pueden dar un paso adelante para reintegrarse a la sociedad.

Aún en desarrollo, esta cooperación es un recordatorio a quienes salen de las cárceles y sus familias de que no están solos.

Es una iniciativa que merece nuestro apoyo.

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