La verdadera división: globalistas vs nacionalistas

Los candidatos demócratas a presidente y vicepresidente, Joe Biden y Kamala Harris.

Los candidatos demócratas a presidente y vicepresidente, Joe Biden y Kamala Harris. Crédito: OLIVIER DOULIERY | AFP / Getty Images

Como antecedente de las próximas presidenciales hay que considerar la desintegración del campo socialista en 1989 facilitador de la globalización de un mundo unipolar hegemonizado por Estados Unidos (EUA). Ello hasta la crisis financiera planetaria de 2008 producto del colapso de la burbuja inmobiliaria en EUA, que trajo consigo la Gran Recesión, originaria de la actual hegemonía tripolar: EUA, Rusia y China. Si la globalización financierista amenazó la existencia misma del Estado-nación, hoy la desglobalización marca el regreso a la tribu, los nacionalismos, a nivel mundial.

El “fenómeno Trump” no lo es tanto por su carácter de “outsider”, que lo es, incluso “anti-stablishment”, sino por su proyecto político económico desglobalizador, engarzado a líderes disímiles como Erdogan, Netanyahu, Putin, Bolsonaro, AMLO, Boris Johnson, Narendra Modi, Xi Jinping. Tienen políticas económicas “nacionalistas” con hegemonía del patrón oro en detrimento del “patrón dólar” especulativo de Wall Street.
Ante estas realidades parecen nostálgicos artilugios del pasado conceptos como izquierda y derecha.
Que une al sionista Netanyahu con el comunista Xi Jinping? La ruta de la Seda china, que pasa por Israel y que conlleva el control de dos de los tres puertos israelíes en manos de operadores chinos.
El Partido Demócrata defiende el capital financiero especulativo “globalista” del complejo militar industrial, asociado a figuras como George Soros, Wall Street, los Clinton, Obama, Bill Gates, los medios de difusión masivos, Hollywood, un ala del Partido Comunista Chino, que  priorizan la reproducción ad infinitum de dólares de la Reserva Federal, sin respaldo real.
Pero la carrera armamentista del Pentágono ha sido derrotada por las armas atómicas hipersónicas rusas. Aunque, finalmente, quien domine la inteligencia artificial dominará el mundo.
Las diferencias entre globalistas y nacionalistas han llevado a una guerra civil larvada en EUA. Los disturbios del Black Lives Matter, el intento de Impeachment de Trump por el supuesto espionaje ruso a su favor, el fracasado antejuicio por tráfico de influencias con Ucrania para que destruyera al candidato Joe Biden, el mal manejo de la pandemia Covid-19, expresan este conflicto.
El desplome de los precios del petróleo, la recesión, el nuevo mundo pospandemia, son expresiones económicas de esta guerra. China, mayor tenedor soberano de deuda pública estadounidense con 1,12 billones de dólares en bonos del Tesoro de EUA en cartera, podría usar esta arma arrojadiza para contrarrestar la escalada arancelaria en su contra.
Las bazas de Trump son el apoyo de la América profunda evangélica-sionista, representada por Mike Pompeo, Jared Kushner o Robert Mercer, el judío multimillonario ultranacionalista de la informática.
Joe Biden y Kamala Harris representan singularidades en el escenario demográfico-religioso estadounidense. Biden es blanco y católico, anormal para los presidentes de EUA, donde solo ha habido un católico, JFK, asesinado, y Kamala Harris es promovida como afroamericana. Hija de una india de religión hindú y un afrojamaiquino protestante, no sería mulata (cruce de negro y blanco) sino zamba (cruce de negro e indio). Asiste a celebraciones hindúes y evangélicas, y su esposo es judío.
En la encarnizada lucha globalistas-nacionalistas, la diferencia entre la dupla Trump-Pence, apoyada por la América profunda de los WASP (Blancos protestantes anglosajones) y evangélicos-sionistas, y la dupla Biden-Harris, católica-hindú-protestante, apoyada en parte por WASP, Soros & Cía., por simple que parezca, tendrá repercusión en el electorado estadounidense.

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