Los 5 errores de cocina más comunes que secan las pechugas de pollo: dos recetas ricas y sanas
La pechuga de pollo es una carne deliciosa, baja en calorías y una extraordinaria fuente de proteínas. Conoce los mejores secretos de cocina, para prepararlas siempre jugosas
El pollo es una de las carnes blancas más populares y valoradas, es una de las mejores fuentes de proteínas de alto valor biológico y se distingue por sus grandiosas cualidades nutricionales y medicinales. Adicionalmente la carne de pollo es considerada un gran aliado culinario, su inigualable textura y gran sabor son dos magníficas características que le brindan una inmensa versatilidad.
Lo cierto es que el pollo es un alimento bien recomendado por diversos especialistas en nutrición y medicina, en gran parte por su bajo contenido en grasas y calorías, también es rico en vitaminas, minerales y por supuesto proteínas y aminoácidos esenciales. Es por ello que se relaciona con grandes beneficios para perder peso, mejora la salud cardiovascular, el estado de ánimo y la calidad del sueño, esto se debe a su poder de aumentar la producción de serotonina.
Si bien podríamos continuar hablando sobre su larga lista de bondades, uno de los aspectos clave para disfrutar del pollo radica en su proceso de elaboración. Lo cierto es que el pollo se presta para crear todo tipo de combinaciones, se puede utilizar en sopas, cremas, pastas, ensaladas, platos fuertes, sándwiches, estofados, guisados y más. Sin embargo al ser una carne baja en grasas y magra, en muchas ocasiones la carne puede ser algo sosa.
La pechuga es una parte del pollo sumamente popular, muy carnosa y con un bajo contenido en grasas. Si bien no es la pieza ideal para asar en las barbacoas de verano, se trata del ingrediente perfecto y ligero para crear deliciosos platos muy nutritivos y saciantes. Conoce la lista de los 5 errores más comunes al cocinar las pechugas que les quitan su jugosidad y resecan la carne.
1. Mal proceso de descongelamiento
El pollo es una de las carnes más consumidas en todo el mundo, es accesible y nutritivo. También se caracteriza por ser un producto que de alto riesgo en cuestiones de seguridad alimentaria, esto se debe a que en crudo es muy propenso a contaminarse. A la vez es muy sensible a los cambios de temperatura, por lo que resulta muy importante sin importar la pieza refrigerarlo o congelarlo siempre. Cuando vayas a consumir pollo congelado es fundamental descongelarlas adecuadamente, una noche antes coloca la carne en el refrigerador y así su proceso será gradual. Nunca las descongeles a temperatura ambiente o en contacto directo con el agua.
2. La importancia de un buen proceso de elaboración
Uno de los principales riesgos de cocinar pechugas de pollo, radica en su latente posibilidad de quedar verdaderamente secas y esto se relaciona directamente con la elaboración que elijamos. Al ser una carne muy baja en grasa resulta fundamental saber las cocciones nunca deberán de ser largas, es por ello que la mejor recomendación es prepararlas al sartén y evitar el horno y microondas. Con base en esto también es básico saber en qué tipo de preparaciones es mejor usar las pechugas, no son tan indicadas para hacer un estofado, guisado a la cazuela o como carne para a barbacoa; sin embargo son una gran opción para rellenarlas y también como complemento en ensaladas.
3. Mal corte
Las pechugas se caracterizan por ser una pieza del pollo con un gran volumen y es por ello que la gente tiende a cortarlas para facilitar su cocción y aprovecharlas mejor. Diversos chefs coinciden en que la mejor opción para prepararlas en casa es encontrar un punto medio en el grosor del corte, si queda muy fino es muy probable que la carne se reseque y su queda muy gruesa se corre el riesgo de obtener una carne muy hecha por fuera y cruda/fría por dentro. Para cocinar las mejores a la plancha contempla un grosor mediano en la carne (aproximadamente con el grosor de un dedo), un sartén con aceite caliente (de preferencia de oliva), fuego alto y una cocción rápida.
4. Colocarlas al sartén con el aceite aún frío
Uno de los pasos clave para obtener una pechuga bien jugosa, radica en la temperatura del aceite de cocción. Es importante que utilices un buen aceite y que previamente este bien caliente (no humeante ni quemado), lo ideal y recomendado es una temperatura de 170 ºC. Esta parte es clave para preparar pechugas rellenas y así evitar que se salgan sus ingredientes internos (sobre todo el queso) y también es un buen tip para las versiones fritas o empanizadas.
5. Cocinar trozos de diferentes tamaños y mucha cantidad
Evita cocinar la pechuga en trozos irregulares de diferentes grosores y tamaños, esto es el paso seguro a una cocción poco homogénea y el camino directo para obtener un pollo seco. También recuerda que no es recomendable cocinar muchas cantidades a la vez, amontonarlas es lo peor que puedes hacer. Permite espacio entre cada una, para que se sellen bien y la cocción sea más rápida y uniforme.