En la era del COVID-19 la retroalimentación óptima puede ayudar a los estudiantes que están aprendiendo inglés

Los estudiantes  necesitan más oportunidades de practicar inglés.

Los estudiantes necesitan más oportunidades de practicar inglés. Crédito: Shutterstock

Deyri, una estudiante de secundaria, reprobó su examen de salida de la escuela secundaria siete veces; la sección de inglés fue lo que le causó problemas.

«Francamente, me siento como una tonta porque estoy repitiendo el mismo examen una y otra, y otra vez. Son preguntas sencillas pero el problema es que mi comprensión de lectura no es del todo buena… y tampoco tengo un vocabulario amplio», comentó Deyri. Deyri no acaba de llegar a los Estados Unidos, ella emigró de México junto con su familia cuando tenía dos años y medio.

Su caso no es único. Un gran número de escuelas no consiguen que sus alumnos que hablan  inglés como segunda lengua (ELL, en inglés) puedan desarrollar un nivel competente del idioma en el ámbito académico. En el 2019 en Nuevo México únicamente el 3% de dichos estudiantes aprobaron el examen de dominio del inglés.

Existen varias razones por esto, pero todo se sintetiza en lo siguiente: los estudiantes de ELL no practican el inglés de nivel académico lo suficiente, especialmente en lo que concierne a la escritura.

Aunque no hay nada que sustituya las clases presenciales con un maestro, las herramientas automatizadas de retroalimentación pueden ser útiles, particularmente ahora cuando COVID-19 ha complicado la enseñanza en clases presenciales.

Gracias a los avances en la informática, hoy en día es posible tener una retroalimentación de mayor calidad sobre palabras, oraciones y diálogos que puede ayudar a los estudiantes a mejorar su escritura. Herramientas como Revision Assistant , CriterionSM y ESL Assistant de Microsoft brindan retroalimentación inmediata que puede adaptarse a planes de estudios; y que ofrecen sugerencias más útiles sobre organización, contenido y el uso del lenguaje.

Los alumnos de ELL tienen la oportunidad de beneficiarse considerablemente de estos avances. La escritura suele ser uno de los factores más difíciles en el aprendizaje de un nuevo idioma, en particular para estudiantes como Deyri, que llegaron a Estados Unidos a una edad temprana.

Pero, evidentemente, los sistemas automatizados no son ninguna fórmula mágica. Los estudiantes también necesitan más oportunidades de practicar el inglés, así como de aprender a escribir en su lengua materna. Además, las herramientas automatizadas de retroalimentación exigen que los docentes sean capaces de integrar dichas herramientas en el aula y en las tareas.

Por su parte Deyri finalmente aprobó la sección de inglés en su octavo intento, pero no tenía que haber sido algo tan difícil de lograr. Si se contara con más y mejor ayuda, del tipo que pueden brindar las herramientas automatizadas de retroalimentación, los estudiantes de ELL tendrían mayor éxito académico y una autoestima más saludable.

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