‘Me van hacer la vida imposible’, dice paciente de diálisis

Jesús Barrios dijo que la Proposición 23 complicaría la situación de los latinos que necesitan diálisis.

Pacientes de diálisis.

Pacientes de diálisis. Crédito: AP | AP

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El señor Jesús Barrios, de Los Ángeles, piensa que si la Proposición 23 de California obliga a cerrar el centro de diálisis que le atiende, le sería imposible continuar su vida.

“Serví al país como marine durante cuatro años, luego trabajé durante más de 17 años, hasta que comencé a sentirme mal y los médicos me diagnosticaron fallas en el funcionamiento de mis riñones”, dijo el señor Barrios.

Dijo que las piernas, los brazos se le hinchaban, se sentía muy fatigado todo el tiempo.

Cuando el señor Barrios sustituyó con diálisis el trabajo de sus riñones, recuperó la esperanza que necesitaba, pero tiene que regresar al centro de diálisis varias veces cada semana para sobrevivir.

Confió que teme que la Proposición 23 pueda llevar a cerrar al centro de diálisis que le atiende.

“Si me cierran el centro, me van a hacer muy difícil vivir, no me van a dejar vivir”, explicó temeroso.

Todas las asociaciones médicas en California, incluidas las latinas, se oponen a la Proposición 23 porque por lo menos 80,000 pacientes de diálisis corren el mismo riesgo que el señor Barrios.

En contraste con que las asociaciones de médicos, especialistas, clínicas y hospitales se opongan a la proposición, solo un sindicato, autor de la iniciativa, la apoya.

La Proposición 23 exige que los ya escasos médicos de California se concentren en los centros de diálisis. Asume que los centros de diálisis que han ayudado a decenas de miles de pacientes a sobrevivir desde 1970 sin quejas, de pronto necesitarían mejorar su atención.

Según esa propuesta, un médico debe estar presente en cada centro de diálisis mientras la instalación esté en operaciones, que son entre 12 y 14 horas diarias.

Pero además de que esos centros los operan técnicos –la diálisis se hace con máquinas–, no médicos. Forzar a médicos a permanecer en centros donde no les necesitan agudizará la escasez de profesionales.

El señor Barrios, por ejemplo, teme que, al exigirse un médico en su centro de diálisis, el centro no lo pueda contratar y tenga que cerrar, o logre contratar un médico de planta, pero esto eleve los costos a precios inalcanzables.

De acuerdo con el señor Barrios muchos centros de diálisis tendrían que cerrar, y los que quedaran abiertos se saturarían y encarecerían al asumir los pacientes que los centros que cierren dejarán sin atención.

Ahora don Jesús Barrios piensa que su vida y la de 80,000 californianos que necesitan diálisis están en manos del electorado de California.

Es que “si me cierran la clínica, la encarecen, me van a hacer la vida imposible de vivir”, advirtió el señor Barrios. /Promoción electoral

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