El poder de la confianza y la verdad
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Obtener y compartir datos verídicos sobre el COVID-19 y confiar en la ciencia ayudan a disminuir la carga de las comunidades minoritarias azotadas por la pandemia.
El COVID-19 se ha llevado a más de 230,000 personas en los Estados Unidos y las muertes siguen aumentando a un ritmo de unas 1,000 personas por día. Sin embargo, sabemos que las familias y las comunidades no cuentan sus pérdidas en miles o cientos; las cuentan una por una: un padre, un maestro, una hermana, un amigo, una enfermera, un hijo, un líder tribal, o un miembro de la iglesia, y estas pérdidas duelen.
Los latinos, junto con los afroamericanos y los indios americanos, representan más de la mitad de todos los casos de COVID. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), estos grupos requieren hospitalización a una tasa aproximadamente cinco veces mayor que las personas blancas, debido a la gravedad de sus enfermedades o a la falta de rápida atención médica. Además, los latinos y los indios americanos mueren a una tasa 1.5 veces más alta que los blancos.
Como científicos y colegas de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) con más de 60 años de experiencia combinada en investigación sobre disparidades en salud, no nos sorprenden estas estadísticas desalentadoras. Pero también sentimos profundamente estos terribles números: representan nuestros amigos, nuestra familia y nuestros seres queridos, ya que nuestras raíces están en estas mismas comunidades; en los vecindarios afroamericanos de Filadelfia y en la diáspora de inmigrantes cubanos de Miami.
El COVID-19 simplemente ha revelado las disparidades de salud que han afectado durante mucho tiempo a comunidades desatendidas como las nuestras. Sabemos, por ejemplo, que la obesidad, la diabetes y las enfermedades del corazón son más frecuentes entre poblaciones minoritarias. Sin embargo, si usted tiene una de estas condiciones y contrae COVID-19, corre un riesgo mucho mayor de complicaciones graves y de fallecer.
Mientras luchamos con los efectos de estas desigualdades de salud en nuestra vida diaria, podemos tomar medidas simples para ayudar a prevenir la propagación inmediata de esta enfermedad, comenzando por usar tapabocas, lavarnos las manos y mantener una distancia de seis pies entre las personas. Pero eso no será suficiente para poner fin a la pandemia en las comunidades minoritarias.
Como líderes de dos agencias de investigación de salud pública, sabemos que no podemos simplemente plantear soluciones desde Washington, D.C. A través de esfuerzos locales conjuntos podemos garantizar que la información más precisa llegue a estas comunidades, y que estas estén incluidas en diversos estudios de investigación esenciales para desarrollar vacunas y tratamientos seguros y eficaces para todos. Es por eso que los NIH han otorgado $12 millones para apoyar a los equipos en 11 estados para establecer la Alianza de Participación Comunitaria (CEAL, por sus siglas en inglés) contra las disparidades del COVID-19.
Esta Alianza ya ha reunido a organizaciones comunitarias y religiosas, médicos, pacientes, investigadores, defensores comunitarios e instituciones educativas minoritarias. Nuestra esperanza es que al trabajar juntos encontraremos formas de superar el COVID-19.
¿Cómo lo hacemos? En principio, ofrecemos información confiable y fácil de entender basada en la ciencia, disipamos mitos y explicamos la importancia de la investigación científica. Miembros confiables en comunidades como la suya desean acceso a información precisa que se puede compartir ampliamente.
Es importante destacar que también fomentaremos la participación en estudios de investigación diseñados para erradicar el COVID-19 en comunidades de alto riesgo. Esto se hace porque los ensayos clínicos, la parte fundamental del proceso científico, muestran si los nuevos medicamentos y las vacunas son eficaces para proteger a las personas contra una enfermedad. Cuando se aprueba un medicamento y su médico se lo receta, usted no está equivocado al preguntarse si dicho medicamento se ha estudiado, y si se ha demostrado que funciona, especialmente si se ha demostrado que funciona para personas como usted.
Por eso es tan importante que los estudios de investigación incluyan a personas de todas las razas, géneros, edades, clases socioeconómicas y demás. No podemos desarrollar medicamentos y vacunas eficaces para superar el COVID-19 en las comunidades minoritarias sin la participación activa de las personas que allí viven.
La investigación científica inclusiva conduce a soluciones que nos llevan donde debemos estar. Ya contamos con reglamentaciones para garantizar que no se repitan los errores históricos, y que se apliquen las normas de seguridad y ética. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), las juntas de revisión y los paneles de expertos de los NIH; de hecho, cada institución o compañía que realiza investigación médica revisan rigurosamente cada fase de un ensayo clínico, desde antes de comenzar hasta después de finalizar. Estas juntas de revisión incluyen no solo científicos, médicos y expertos, sino también defensores de la comunidad que vigilan el proceso.
Si bien estos factores son fundamentales para finalizar esta emergencia de salud pública, debemos mantener nuestros ojos en un objetivo aún mayor: una nación sin las perturbadoras desigualdades de salud que comprometen la salud de toda nuestra sociedad. Entendemos completamente el poder de la comunidad para marcar la diferencia en la larga lucha contra este problema que podremos superar.
Creemos firmemente que si compartimos información sólida, derrotando la desinformación, comportándonos como ciudadanos responsables y generando confianza en la ciencia, podremos eliminar esta pandemia mortal.