La Rosca de Reyes: una dulce tradición

Panaderos del Este de Los Ángeles hablan sobre la preparación y el significado de este manjar a puertas del 6 de enero

Denis Oratowski muestra una de las roscas para esta festividad. / fotos: Jorge Luis Macías.

Denis Oratowski muestra una de las roscas para esta festividad. / fotos: Jorge Luis Macías.  Crédito: Impremedia

En un local Sonora Bakery del bulevar Whittier, en el Este de Los Ángeles, un nutrido grupo de panaderos no se daba abasto para preparar miles de exquisitas roscas que los clientes llevarán a sus hogares este 6 de enero para celebrar la llegada de los Reyes Magos.

Liderados por Celso López, el grupo se distribuye a cierta distancia para armar en charolas las roscas que habrán de refrigerarse y ser puestas después en hornos a una temperatura promedio de 300 grados Fahrenheit.

En largas mesas de acero inoxidable, Celso y una decena de sus compañeros trabajadores ya habían cernido la cantidad exacta de harina para cada Rosca de Reyes. La rapidez con la que hacen su trabajo es extraordinaria.

Antes habían cumplido con el proceso de premezclar harina, huevos, leche, levadura, saborizante y mantequilla, mismo que se realizó en una mezcladora. La masa pasó después a una báscula, según fuera una rosca chica, mediana o grande.

“En el mesón le dimos forma a la rosca y la decoramos con cerezas rojas y verdes, higos, azúcar y la metimos al horno por 40 minutos”, dijo Celso. “Después que sale, le colocamos el ate [un dulce] mexicano y membrillo”.

En esta etapa final, el guatemalteco Edelmo Herrera se encargó de darle brillo a la Rosca de Reyes, al “pintar” la totalidad de la superficie con una brocha embadurnada de clara de huevo.

“Lo más difícil del trabajo es cuando se hace la mezcla de los ingredientes. Es esencial no fallar con ninguno, porque podría ser que no se logre la textura exacta de una exquisita Rosca de Reyes”, comentó Celso, quien lleva 17 años como jefe de la panadería.

Desde que abrió su negocio hace 35 años, Denis Oratowski, originario de Buenos Aires, Argentina, inició la tradición de preparar Roscas de Reyes en Sonora Bakery.

Sus clientes de El Salvador, Guatemala y México se lo pidieron “porque la fiesta es motivo de fe, convivencia y unidad familiar”.

La costumbre de partir la Rosca de Reyes tuvo sus orígenes en Francia, durante la Edad Media, cuando se cristianizó la práctica de elegir “un rey de las fiestas”, joven y pobre, pero sabio. Las personas escondían un haba en la rosca de pan dulce adornada con azúcar y frutas.

Los dulces y confituras en la Rosca de Reyes también simbolizan amor, paz y felicidad.
A la rosca se le puede poner higos, cerezas, membrillo, acitrón y nueces.

Los regalos de los Reyes Magos

La Rosca de Reyes, además, tiene tras de sí la historia de fe y sacrificio de tres hombres de Persia que siguieron una estrella luminosa hasta Belén para adorar al Niño Dios.

“En México, además de partir la rosca, los niños poníamos un zapato debajo del nacimiento para que los Reyes Magos nos trajeras regalos”, recordó Raquel Acuña, gerente de Sonora Bakery.

“Yo recuerdo que el mejor regalo que nos trajeron fue un set de columpios”.

La tradición llegó a México durante el Virreinato español, y, según autoridades del Museo de Arte Popular, la Iglesia Católica celebra la Epifanía, un vocablo griego que recuerda la revelación de Jesús ante los Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar.

En México son los “Reyes Magos” quienes llevan regalos a los niños que se portaron bien en el año anterior.

La noche del 5 de enero los pequeños se van a dormir temprano y dejan en el nacimiento de su casa o debajo del árbol de Navidad una “cartita” dentro de un zapato. En la carta, indican a los Reyes Magos el regalo que quieren para el 6 de enero.

“Mi hijo Santiago tiene 3 años y ya puso su zapatito”, dijo Celso López, oriundo de Acatzingo, Puebla. “Anda loco porque le traigan unos dinosaurios”.

En su casa de Phelan, en el condado de San Bernardino, su hermano y su cuñada también dejaron los zapatos de sus niños para que los Reyes Magos les dejen regalos en la casa del tío Celso.

El próximo miércoles las dos familias se reunirán para partir la Rosca de Reyes, acompañada de una taza de chocolate.

El “muñequito” en la rosca

De acuerdo con la tradición, en la Rosca de Reyes se esconden una o varias figuras de un “muñequito” de plástico que simboliza al Niño Dios que habría de nacer en Navidad en el portal de Belén, y a quien los Reyes Magos fueron a venerar y le llevaron regalos de incienso, oro y mirra.

Quién parta la rosca y en su pedazo le toque el Niño Dios, tendrá la obligación de ofrecer atole y tamales a los asistentes, el 2 de febrero, que se celebra el Día de la Candelaria.

La tradición católica indica que ese día la Virgen María y San José efectuaron la presentación del Niño Jesús en templo de Jerusalén.

En la cultura mexicana, los aztecas celebraban el primer día de su calendario en honor a Tláloc, dios de la lluvia; Quetzalcóatl, dios de la vida en la mitología tolteca; y Chalchiuhtlicue, la diosa del amor. Entre la ofrenda a estos dioses estaban los tamales.

Denis Oratowski inició la tradición de preparar Roscas de Reyes en Sonora Bakery hace 35 años.

Tradición que se hereda

En la ciudad de Rosemead, Eva Monroy, originaria de San Miguel de Hidalgo, Jalisco, México, colocó varios pesebres de Navidad en su casa y acostó al Niño Dios en Nochebuena, y ahora se prepara junto con sus hijos Jacqueline, Marilyn y Jesús, además de sus nietos para recibir a los Reyes Magos.

“Mire, ahí debajo del nacimiento del niño Dios mis nietecitos ya pusieron su zapatito con un juguete; ellos quieren que los Reyes Magos les traigan pelotas, juguetes, dulces y mucha ropa”, dijo Eva Monroy.

“Mi esposo Enrique y yo les hemos inculcado la fe desde niños y ellos siempre oran con nosotros en familia”.

La señora Monroy, de 70 años, narró a La Opinión que, nunca ha olvidado que, cuando tenía 6 ó 7 años, los Reyes Magos llegaron a su pueblo “y me trajeron un camello amarillo; aquel juguete era una cosa muy grande para mí. Ese fue mi primer regalo de niña… Nunca se me ha olvidado”.

Añadió que, gracias a la fe que le inculcaron sus padres, ella entendió el simbolismo de la rosca de reyes y los elementos que la componen.

“La forma ovalada o de círculo tiene que ver con el amor infinito de Dios, que no tiene principio ni fin, y también recuerda las coronas de los Reyes Magos y la fruta que se le pone significa un mensaje de paz, amor y esperanza, pero más que todo, celebramos la Epifanía de nuestro señor Jesús”.

Eva Monroy (der.) junto a sus nietos disfrazados de ángeles y Reyes Magos. / foto: Jorge Luis Macías.

Ella, en su hogar, ya tiene preparados los trajes de sus tres Reyes Magos: su hijo Jesús será “Melchor”, y sus nietos Jacob Curiel (Gaspar) y Rafael Viramontes (Baltasar), además de los angelitos: Johnny, Daisia y Sierra Viramontes, y Andrew Curiel.

“Nuestras tradiciones religiosas no deben perderse; por eso yo los visto a ellos de angelitos, pastores y reyes en las celebraciones de mi iglesia, San Antonio, en San Gabriel”, dijo Eva Monroy.

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