‘Mistake’, el muñeco que revolucionó el aprendizaje

Este 'error' inspiró la empresa de una madre inmigrante y demostró que no hay nada de malo con ser ‘imperfecto’

El muñeco Mistake ayudó a entender que el equivocarse es parte del proceso educativo. (Cortesía)

El muñeco Mistake ayudó a entender que el equivocarse es parte del proceso educativo. (Cortesía) Crédito: Mayra Azanza | Cortesía

Mayra Azanza tiene magia en las manos. Cuando era niña, su abuela la enseñó a coser en una Singer, una popular marca de máquinas que había en casi todas las casas de México, de donde Mayra es originaria.

Además de coser, crea alebrijes, criaturas fantásticas de papel maché, madera o barro, pintadas con colores brillantes y que representan un animal imaginario. Tiene más de 25 años haciendo estas artesanías que van a dar a manos de coleccionistas privados y a museos de Estados Unidos y México.

Tanto coser como crear alebrijes apasionan a Mayra, así que no le costó mucho trabajo cuando tuvo que echar mano de ambas habilidades para darle una lección de vida a su hija Karen.

“Karen es una niña extremadamente perfeccionista, y en una ocasión cometió un error en un dibujo”, contó Mayra, de 43 años. “Cuando le pregunté que qué pasaba se puso roja, tapó la hoja y dijo, ‘nada, un error tonto'”.

Los alebrijes y coser a máquina son algunas de las pasiones de Mayra Azanza, fundadora de Mistake Club. Foto: Cortesía

Mayra no se quedó con los brazos cruzados, y se le ocurrió hacerle entender a Karen que no hay nada de malo con cometer errores de una manera divertida. Fue a la tienda de telas, compró de muchos colores y de varias texturas y regresó a casa; hizo los moldes de algo que solo existía en su mente y horas más tarde ya existía un muñeco que tendría como nombre Mistake.

Mayra tomó el muñeco, escribió una nota y los dejó en la puerta de la recámara de Karen. La nota decía:

“Querida Karen, mi nombre es Mistake, y solo sucedo. Nadie me planea, nadie me espera con alegría. Mírame: ¡una pierna es distinta de la otra, tengo parches de tela en todo mi cuerpo y mis colores ni siquiera combinan! ¿Pero sabes qué? ¡De hecho soy uno de tus mejores amigos! A través de mí aprenderás muchas lecciones, descubrirás nuevas habilidades, tratarás nuevas formas y te conocerás un poco más. Llévame con orgullo, porque cometer errores significa que de hecho te atreviste a hacer algo. Con amor, Mistake”.

La conexión entre el muñeco y Karen fue inmediata, tanto que no quiso dejarlo en casa; se lo llevó con ella a la escuela. Luego sucedió lo impensable, una llamada de la maestra de Karen.

“Pensé que me iban a llamar la atención porque no dejan llevar juguetes”, dijo Mayra. “Pero fue todo lo contrario”.

Mayra Azanza con una de sus creaciones, que ahora forma parte de una colección privada. Foto: Cortesía

La maestra de Karen escuchó la historia detrás de Mistake, así que le llamo a Mayra para saber más sobre el concepto de la aceptación de los errores en los niños.

“Me dijo, ‘esto es lo que se necesita en las aulas'”, dijo. “Porque hay programas de educación, pero nada para que los niños entiendan que el proceso educativo es equivocarse”.

Mistake no solo se convirtió en la mascota del salón de Karen, sino que ahora, lo que simboliza el muñeco es parte del currículum de la clase.

A partir de esa experiencia, Mayra, nacida y criada en León, en el estado de Guanajuato, se dio cuenta de que en sus manos había algo valioso que era muy útil sobre todo en Sillicon Valley, el área donde están creciendo sus hijos. Esta región al sur de la bahía de San Francisco, en California, es uno de los centros de alta tecnología más importantes del mundo. Alberga compañías como Apple, Microsoft, Facebook y Twitter.

“Es un producto muy humano, tangible, básico, pero al principio pensé que a nadie en la bahía le iba a interesar”, dijo. “Pero luego pensé que era al contrario, que con el paso de los años se nos había olvidado parar y entender que hay errores, y que hay que darles lugar para crecer”.

Así que un día, se puso su ropa más formal –algo raro en una artista como ella–, y fue con Mistake bajo el brazo a una reunión de mujeres emprendedoras. Ahí, además de que era la única persona que no tenía nada que ver con la industria de la tecnología, llamó la atención porque en ese ambiente tan formal, ¿cómo a una chica se le ocurría llegar con un muñeco de trapo?

Eso fue suficiente para llamar la atención de muchas, pero sobre todo de Hagit Segal, una licenciada y maestra en educación temprana que entendió y se enamoró de la propuesta de Mayra. Entonces decidieron fundar Mistake Club, una plataforma que busca que niños, padres, maestros y educadores acepten los errores como la oportunidad de aprender que son.

Además de juguetes educativos, entre ellos el propio Mistake, la plataforma ofrece literatura, contenidos originales, conversaciones con expertos, con celebridades –que hablan de cómo los errores los han ayudado a fortalecerse–, actividades y herramientas para “apoyar el proceso de reintroducir errores en las vidas de los niños”.

En cuanto a Karen, sigue siendo una niña –ahora de 12 años– igual de perfeccionista, pero ahora “ha aprendido a reconocer cuando se siente frustrada porque comente un error”, dijo Mayra.

A unos meses de convertirse en adolescente, y con el antecedente de lo que inspiró a Mistake, Mayra espera que su hija reconozca y acepte “cuando está exagerando para que no saque las cosas de proporción”.

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