‘Paren de matar’, dicen familias y líderes del Sur de LA

Hacen un llamado a las pandillas para frenar la violencia tras aumento de crímenes en la zona

Robert Sausedo, presidente y director ejecutivo de Community Build, habla de los impactos de la violencia en la comunidad. / fotos: Jorge Luis Macías.

Robert Sausedo, presidente y director ejecutivo de Community Build, habla de los impactos de la violencia en la comunidad. / fotos: Jorge Luis Macías.  Crédito: Impremedia

Roma Zúñiga conoce de primera mano los estragos de la violencia de manos de las pandillas. Cuenta que su hijo Paul Griego Jr. fue asesinado de dos balazos por la espalda el 6 de julio de 2002.

Indica que el responsable fue un miembro de la pandilla Crips, considerado entonces por la fiscalía de distrito del condado de Los Angeles como “enemigo público número uno” en Long Beach —una ciudad donde también vivía Paul. Irónicamente ambos nacieron un 19 de julio.

“Mi hijo no pertenecía a ninguna pandilla. Se había graduado de Long Beach Polytechnic School y quería ser biólogo marino”, recuerda Zúñiga, una mujer mexicoamericana, quien ahora reside en la ciudad de San Pedro.

“Mi hijo fue víctima de un crimen de odio; le dispararon dos veces por espalda… Fue una muerte sin sentido y su asesino dijo que lo había hecho por el bien de su pandilla”, recuerda su mamá.

Roma Zuñiga junto a su hijo Paul Griego Jr., quien murió a los 17 años de edad.

El agresor fue declarado culpable de dos cargos de asesinato, seis cargos de intento de asesinato y cinco cargos de asalto con arma de fuego en relación con cinco tiroteos en una ola de crímenes de tres meses en 2002.

Escogía a sus víctimas por el color de su piel. Tambiénmató a Luciano Ramírez, de 18 años, quien asistía a una fiesta de graduación de Lakewood High School, el 31 de mayo de 2002.

Misael Espinoza, la última de sus víctimas recibió un disparo en la cabeza mientras caminaba por una acera.

El joven sobrevivió al tiroteo y vivió para identificar a su atacante en la corte pero tras el ataque perdió un ojo y también quedó con una deformación en el cráneo.

“Paren de matar”

Aunque el asesinato de su hijo ocurrió hace casi dos décadas, Roma Zúñiga se unió esta semana a las voces de activistas, políticos, líderes de intervención de pandillas y a la subjefa Regina Scott
—agente al mando en la Oficina Central de Operaciones del Departamento de Policía de Los Ángeles, en la División 77— para pedir el cese a la ola de crímenes actual.

Robert M. Sausedo, presidente y director ejecutivo de Community Build —una organización de servicio en Leimert Park— dijo a La Opinión que considera que una razón del incremento de delitos y homicidios proviene de “una frustración reprimida, porque las personas están encerradas a causa del COVID-19”.

“[También] estamos viendo más actividad pandilleril en Internet, con personas cuyos sentimientos han sido afectados… Eso es algo que causa algo de esto [violencia]”, explicó.

“¿Cómo lo resolvemos? Debemos tener más personas interactuando con los jóvenes, crear recursos para los trabajos y hacer que estas personas tengan algo que hacer”.

Uno de los asistentes lleva una camiseta con la frase ‘Cese al fuego’.

‘Se están muriendo nuestros jóvenes’

Esta semana, el jefe del LAPD, Michel Moore dio a conocer cifras un aumento alarmante de delitos violentos en el sur de Los Ángeles.

En las primeras dos semanas de 2021 se registraron 59 víctimas de disparos en comparación con 7 del año pasado, y ya se realizaron 105 detenciones de personas que poseían armas de fuego.

En noviembre de 2020, el LAPD dio a conocer que habían ocurrido 300 homicidios solo en ese año, algo que no ocurría desde 2009.

“En la ciudad se habla de estos homicidios, pero no hay expertos en intervención [de pandillas] porque no hay fondos para ello. Creo que cuanto más los despleguemos, mejor podremos trabajar con estos jóvenes y frenar la violencia”, declaró Sausedo.

Los pandilleros marcan su ‘territorio’ a través del graffiti.

“Nos estamos matando entre nosotros; están muriendo nuestros jóvenes afroamericanos y latinos”, dijo la asambleísta Sydney Kamlager, quien representa el Distrito 54 donde han ocurrido numerosas balaceras, desde Athens Park a Chesterfield Square, y de Crenshaw a Gramercy Park a Vermont Park.

“Tenemos que parar esto; la policía por sí sola no puede resolver el problema y no lo debemos tolerar”.
Lawanda Hawkins, cuyo único hijo, Reginald Reese fue asesinado a tiros en 1995 en San Pedro y el crimen nunca se resolvió, manifestó a La Opinión que, en este momento “parece que los adolescentes se están matando entre sí, formando parte de esta violencia.

“Ha sido extremadamente difícil [asimilarr la pérdida de mi hijo], es desgarrador… Ni siquiera sabes cómo explicarlo… Es como una pesadilla de la que no puedes salir sin importar lo que hagas…Por eso les pido, ¡paren de matar!”.

Cifras de la Estación de policía comunitaria de la calle 77

Regina A. Scott, subjefa de la Oficina Central de Operaciones en la Estación de policía comunitaria de la calle 77 dio a conocer que, en los primeros 22 días de enero de 2021, en el Sur de Los Ángeles han ocurrido:

  • 13 homicidios en comparación con 6 del año pasado, un aumento del 116%.
  • 129 tiroteos en comparación con 40 en el mismo periodo en 2020, un aumento del 222%.

La violencia es aún más pronunciada en Watts y la 77th División del LAPD

  • En Watts hubo 8 homicidios en comparación con 1 el año pasado, un aumento de 700%.
  • 47 personas recibieron disparos en comparación con 2 el año pasado. Un aumento del 2,250%.

“Si continuamos a este ritmo, veremos 240 homicidios solo en el Sur de Los Ángeles”, dijo la agente Scott.

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