Por qué algunas personas vuelven a contraer COVID-19

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Si te has recuperado de una infección por COVID-19, probablemente lo último que quieres es volver a contraer el virus. Y hasta hace poco es posible que hayas pensado o esperado que, una vez recuperado de la enfermedad, estabas protegido como puedes estarlo, por ejemplo, de la varicela.

Pero los científicos saben desde hace tiempo que la protección inmunitaria puede ser más corta con algunos virus que con otros. Y los informes de personas que se vuelven a infectar con el coronavirus, junto con la  aparición de diferentes variantes que parecen ser más contagiosas y peligrosas, han despertado la preocupación de que, para algunas personas, un solo ataque de COVID-19 no sea el último.

Para las personas que contrajeron COVID-19 el año pasado, “la pregunta será: ¿Seguirán teniendo inmunidad y funcionará esa inmunidad contra las variantes de las cepas?”, dice el doctor Aaron Glatt, presidente del departamento de medicina y jefe de enfermedades infecciosas de Mount Sinai South Nassau en Hewlett, Nueva York.

Un año después de la pandemia, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) dicen que las reinfecciones son raras, pero posibles.

Esto es lo que necesitas saber sobre la reinfección, incluyendo cómo evitar una segunda infección por COVID-19.

Las reinfecciones son poco comunes, pero las variantes pueden hacerlas más probables

En los primeros meses de la pandemia, las reinfecciones parecían poco frecuentes, aunque los investigadores documentaron algunos casos. Uno de los primeros casos confirmados en los Estados Unidos fue un hombre de Nevada de 25 años que dio positivo al virus en abril de 2020 y de nuevo en junio, según un artículo publicado en The Lancet. Y en octubre pasado, cinco residentes de un centro de enfermería especializada de Kentucky parecieron reinfectarse tras haber contraído el virus en un brote de julio en ese lugar.

Pero el aumento de variantes está haciendo que los expertos se preocupen de que las reinfecciones se conviertan en una preocupación mayor.

La evidencia más alarmante de eso procede de Brasil, especialmente de la ciudad de Manaos. Las investigaciones indicaron que más del 70% de la población de Manaos se había infectado con el SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19, en el otoño de 2020. Eso era suficiente para proporcionar una protección comunitaria o inmunidad de grupo, según el doctor Peter Katona, especialista en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina David Geffen de la UCLA, en Los Angeles. Pero en diciembre las infecciones en la ciudad aumentaron, y al parecer desbordaron el sistema de salud.

Este aumento probablemente fue causado por una variante del SARS-CoV-2 conocida como P.1. Esta variante puede evadir algunas de las respuestas de anticuerpos inducidas por una infección anterior y reducir potencialmente la eficacia de la vacuna, según el virólogo Andrew Pekosz, profesor y vicepresidente del departamento de microbiología molecular e inmunología de la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, quien habló en febrero en una conferencia en Johns Hopkins sobre variantes virales.

Este aumento de la reinfección y enfermedad grave en un área donde se pensaba que había habido suficientes infecciones para lograr la inmunidad de grupo es “un escenario de pesadilla”, dice Katona.

Además de la P.1, hay al menos otras dos variantes preocupantes que se están extendiendo en países de todo el mundo: B.1.1.7, que se descubrió por primera vez en Inglaterra, y B.1.351, que se descubrió por primera vez en Sudáfrica. Las tres han infectado a personas en los Estados Unidos. Y estas variantes pueden ser más transmisibles, tener mas probabilidades de causar enfermedades graves, o evadir mejor los anticuerpos generados por la vacunación o una infección previa. Algunas variantes tienen una combinación de estos rasgos. Recientemente se han encontrado otras variantes en los Estados Unidos.

Y mientras el virus siga propagándose rápidamente por todo el mundo, la reinfección sigue siendo una posibilidad. Esto se debe a que cuanto mayor sea el número de personas infectadas, más oportunidades tendrá el virus de adquirir nuevas mutaciones que podrían hacer que muchas personas se enfermen de nuevo. “Controlar los números de casos va a ser lo más importante que hagamos para reducir la probabilidad de que surjan variantes en la población”, dijo Pekosz.

Las personas mayores y las que tienen el sistema inmunitario comprometido pueden correr mayor riesgo

Aunque una infección anterior, ya sea con el virus original o una variante, casi con toda certeza proporciona cierta protección, la reinfección es posible. Y algunas personas pueden ser más vulnerables que otras.

Esto incluye a las personas mayores. Un nuevo estudio publicado en The Lancet encontró que las personas menores de 65 años que ya habían padecido COVID-19 tenían una inmunidad de aproximadamente el 80% contra la reinfección. En cambio, para las personas mayores de 65 años, la protección se redujo al 47%. Esto puede deberse a que la función inmunitaria tiende a disminuir con la edad.

Otras personas con un sistema inmunitario debilitado también se enfrentan a un mayor riesgo de reinfección, dice Katona. Esto incluye a los pacientes con cáncer o las personas que han recibido un trasplante de órganos.

Las mascarillas y el distanciamiento social pueden ayudar a prevenir la reinfección

Al igual que ocurre con la infección, cuanto mayor sea tu exposición a las partículas virales, mayor será tu riesgo de volver a enfermarte. Por eso los expertos recomiendan que las personas que han tenido la enfermedad sigan tomando precauciones para limitar su exposición.

“Aunque hayas tenido COVID-19, no eres Superman”, dice Glatt. “No puedes andar por ahí como si nada y pensar que no corres ningún riesgo”.

Por eso, los investigadores dicen que tras recuperarte de COVID-19 debes seguir usando una mascarilla cuando estés en público, mantener la distancia con otras personas, lavarte las manos y tratar de limitar las interacciones a espacios bien ventilados o al aire libre.

Hay otra razón para tomar esas precauciones después de haber tenido la enfermedad: Puedes haberte reinfectado y ser capaz de contagiar la enfermedad, pero no tener ningún síntoma. Y el COVID-19 puede ser transmitido por personas asintomáticas.

Aproximadamente una de cada seis personas con infecciones por COVID-19 es asintomática, según una estimación de investigadores australianos. Y las reinfecciones asintomáticas pueden subestimarse porque hay pocas pruebas de detección de personas sin síntomas, dice la doctora Akiko Iwasaki, profesora de inmunobiología en la Facultad de Medicina de Yale, en un comentario sobre la importancia de las reinfecciones publicado en The Lancet.

Vacunarse puede ayudar a prevenir la reinfección

Incluso si has tenido COVID-19, debes considerar vacunarte tan pronto como sea posible, especialmente si tienes 65 años o más. Las primeras pruebas sugieren que la protección de las vacunas es más fuerte y duradera que la que se obtiene de una infección previa. Además, las vacunas que se utilizan en este país parecen ser eficaces contra la P.1 y otras variantes conocidas.

Sin embargo, ya sea porque la inmunidad disminuye con el tiempo o porque algunas variantes pueden evadir la protección que proporciona una vacuna, es posible que las personas necesiten refuerzos contra nuevas variantes en algún momento.

Y así como las personas que han tenido la enfermedad deben usar mascarilla y seguir las prácticas de distanciamiento social mientras están en público, también deben hacerlo las personas que han sido vacunadas.

Conoce más sobre lo que puedes y no puedes hacer después de vacunarte.

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