La ‘oposición’ y sus comunicadores fracasaron ante AMLO y Morena

El Senador Gustavo Madero Muñoz, expresidente del PAN, dijo en una opinión que es un “autoengaño” pensar que se le ganó al partido en el poder

Logo de los partidos de oposición en México.

Logo de los partidos de oposición en México.  Crédito: Reforma | Agencia Reforma

Si bien el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) tuvo un revés en la Ciudad de México, donde perdió por lo menos nueve de 15 alcaldías, a nivel nacional obtuvo 11 de 15 gubernaturas. Nada menor. No obstante, en la Cámara de Diputados perdió 47 escaños, pero aun así mantuvo la mayoría para controlar el presupuesto. Siendo positivos y con un poco de apoyo de otros partidos, la mayoría calificada sí se podría dar para hacer cambios a la Constitución, de ser necesario.

Entonces, ¿quién perdió o quién ganó?

Mientras cada partido o medio de comunicación puede dar una lectura positiva o negativa a los resultados del 6 de junio, la realidad es que si se consideran todos los métodos, formas y dinero que la “oposición” al gobierno en turno utilizó, entonces podemos decir que el fracaso fue para la coalición Va por México.

No debemos olvidar que el objetivo principal de la oposición era quitarle el control a Morena en la Cámara de Diputados. Los integrantes de dicha oposición querían ser un contrapeso en las decisiones que emanan de esa Cámara, pero principalmente querían que el presupuesto del gobierno lo negociaran con ellos. No querían que fuera aprobado con todos los programas sociales para la gente con más necesidades. Ellos querían ser incluidos en los fideicomisos de apoyo, que eran presupuestos millonarios que manejaban anteriormente. Esa era su mala costumbre.

“O lo dejamos sin la Cámara o nos deja sin país”, había dicho el empresario Claudio X. González, uno de los más férreos opositores a López Obrador, hace unas semanas en Twitter y luego en un video que fue escuchado en las redes. Seguramente el señor X. González se refería a su exclusivo sector privilegiado cuando dijo “nos deja sin país”… al cual seguir exprimiendo.

Decimos que es un fracaso porque no alcanzaron su objetivo, a pesar de unirse los tres partidos opositores (PRI, PAN, PRD), los poderes fácticos, el poder económico, la Coparmex, el Consejo Contador Empresarial, así como órganos autónomos como el INE, la Embajada de Estados Unidos, la OEA. Es decir, todas las coaliciones de sus poderes políticos y económicos, pero aun así no pudieron lograr su cometido.

Si esta guerra sucia hubiera sido en otro tiempo, antes de las redes sociales, seguramente habría tenido éxito. Pero las conferencias mañaneras del presidente, así como otros periodistas y comunicadores en las redes sociales hicieron contrapeso. Pudieron comprobar que los medios de comunicación —radio, TV y medios impresos— ya no tienen ni el peso, ni el efecto de antes, aunque a diario comenten o publiquen artículos con la intención de golpear al presidente. Sí, al presidente, porque su objetivo no es impulsar una oposición responsable con sus agremiados, seguidores y con el sistema político mexicano, que tiene sus propias reglas, sino linchar pública y mediáticamente todos los días a la persona que los rebasó en absolutamente todos los frentes, pero sobre todo en el apoyo masivo por parte de los sectores populares a los que las élites política y económica denigraron, destruyeron y discriminaron durante décadas, sin darles oportunidad a aspirar a un mejor futuro.

Hace no muchos años pudieron construir y vender la imagen de un presidente; inclusive millones de personas votaron por él: Enrique Peña Nieto. Hoy eso ya no es posible. Los intentos infantiles y ridículos de un Ricardo Anaya, del PAN, tratando de darse “baños de pueblo” para descubrir el hilo negro de la pobreza resultaron en un efecto búmerang que lo dejó en la lona política por su falta de credibilidad y honestidad. De hecho, su propia hipocresía personal y política fue su enemigo número uno. Será difícil que reviva políticamente. El PAN, la derecha mexicana, tendrá que buscar entre otras opciones más creíbles y menos ridículas.

Afortunadamente con programas en YouTube como La Octava, Julio Astillero, Los Periodistas, Sin Censura, Noticiero en Redes, Rompeviento, Buzón Ciudadano, y comunicadores como El Chapucero, 24 Noticias Juca, Meme Yamel, El Nopal Times, El Gato Político, El Charro Político, entre muchos otros, las audiencias ahora son más diversas y el mensaje de los medios tradicionales o corporativos ya no tiene el mismo peso.

Para dar un ejemplo, Joaquín López Dóriga, uno de los presentadores de noticias de Televisa con más influencia en décadas en México, hoy desde su canal de YouTube se dirige a una audiencia de 220,000 seguidores. Uno de sus últimos programas había tenido 43 mil vistas; mientras que Vicente Serrano con 1.6 millones de seguidores en su canal de Sin Censura, en tres horas uno de sus videos ya llevaba más de 106 mil vistas.

Diferencias como este ejemplo son muchas y eso hace que la gente ya no solo se quede con el mensaje de los grandes monopolios de la comunicación. Ahora tienen opciones y la pluralidad en política trae un poco de democracia a la sociedades.

Fue con este segmento de periodistas y comunicadores independientes que posiblemente la coalición Va por México no contó, ya que ese constante e incesante golpeteo contra el presidente —ataques que iniciaron incluso antes que tomara el control de su mandato— se ha visto contrarrestado gracias a esos periodistas independientes y comunicadores, que siempre son, aunque cueste trabajo creerlo, más objetivos que los canales corporativos.

Considerando todo esto, llamamos fracaso al golpe que ese grupo de empresarios quiso forjar, pero que al final no pudo conseguir, ni siquiera evitar una minoría simple de Morena en la Cámara de Diputados.

Al terminar esta columna, el Senador Gustavo Madero Muñoz, expresidente del PAN, ya había dicho en una opinión que es un “autoengaño” pensar que se le ganó a Morena.

Agustín Durán es editor de Metro de La Opinión de Los Ángeles.

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