Familiares recuerdan a José Tomas Mejía, un querido activista que fue asesinado en su empleo

El inmigrante de origen salvadoreño recientemente había comprado una casa con su esposa Dora Molina

Dora Molina junto a Fermin Pineda (i) y David Mejía. (Jacqueline García/La Opinión)

Dora Molina junto a Fermin Pineda (i) y David Mejía. (Jacqueline García/La Opinión) Crédito: (Jacqueline García/La Opinión) | Impremedia

Con un nudo en la garganta Dora Molina agradece la promesa cumplida de su esposo José Tomas Mejía, un conocido activista en la comunidad latina y miembro del sindicato de conserjes SEIU-USWW.

Poco después que se casaron en 1995 él le dijo que algún día dejarían el pequeño apartamento que alquilaban donde les imponían muchas reglas.

“El me decía, ‘algún día vamos a tener nuestra casita donde vamos a vivir los últimos años que Dios nos dé juntos y felices’”, dijo Dora, de 60 años.

El año pasado, ese sueño se convirtió en realidad cuando Tomas y Dora lograron comprar su casa en el sur de Los Ángeles.

Ella recuerda a su esposo feliz de convertirse en dueño de casa. Le gustaba sembrar plantas alrededor y se sentía orgulloso en demostrarla a cualquier visita que llegaba.

La pareja no tuvo hijos, pero Tomas quería a los tres hijos de Dora y al nieto como si fueran de él. Era muy común ver a Tomas con su nieto a quien a menudo lo involucraba en el movimiento.

Lo que poco imaginaba la pareja es que disfrutarían la casa muy poco tiempo juntos.

Tomas, de 50 años, fue trágicamente asesinado a plena luz del día el 16 de junio en el complejo habitacional Park La Brea, en el área de Mid –Wilshire.

El sospechoso es un joven de 17 años que supuestamente quería entrar al edificio para atacar a su novia. Cuando vio a Mejía intentó quitarle sus llaves y él se rehusó. El atacante comenzó a apuñalarlo hasta dejarlo sin vida.

Dora Molina esposa de José Tomas Mejía frente al altar montado en su casa. (Jacqueline García/La Opinión)

Tomas era un trabajador de limpieza y miembro de la junta ejecutiva del sindicato SEIU-United Service Workers West (USWW). El inmigrante de El Salvador era considerado parte fundamental de cada lucha y victoria que tuvo su sindicato durante los últimos 25 años en los que él participó como miembro y activista.

El último día

Desde su casa en el sur de Los Ángeles, Dora contó a La Opinión que el pasado miércoles su esposo se levantó muy temprano como solía hacerlo todos los días. Le dejó algo de dinero en efectivo para que hiciera algunas diligencias y se alistó para salir a trabajar.

“Cuando se paró se me quedó viendo por un momento y luego salió”, dijo Dora. Algo que él no solía hacer.

A la 1:15pm Tomas le llamó a Dora para ponerse de acuerdo en sus planes para después del trabajo; era día de hacer compras del supermercado.

“Él bien contento dijo que iba a recogerme porque le hacíamos así. Como él salía a las 4:30, yo me iba a las 4 y allá nos veíamos”.

Ella le llamó alrededor de las 4 de la tarde para avisarle que ya iba camino al supermercado pero Tomas no contestó.

Al llegar al supermercado le volvió a llamar, le mandó mensajes de texto y nada.

“Ya con la canasta llena de mercancía, no sabía si dejarlo o no porque no sabía donde estaba [Tomas]”, contó Dora.

Preocupada intentó mantener la calma, pero era imposible. Alrededor de las 5:30  recibió una llamada telefónica de David Mejía, primo de Tomas.

“Él me dijo, ‘yo la voy a ir a traer’ pero no me explicaba que pasaba”, dijo Dora quien comenzó a alarmarse. “De ahí me salí y empecé a llorar. Pensé que [Tomas] se había caído en el trabajo o que tuvo un gran accidente cuando venía en camino”.

Una vez que Dora estaba en el carro de David, él se abstuvo de decirle lo ocurrido ya que todavía no era una noticia oficial por parte de las autoridades. Solo intentó darle fuerza moral a Dora. Debido a que ella padece de diabetes y otras condiciones médicas no quería que estuviera sola.

“Me dijo, ‘sea fuerte, no sabemos lo que está pasando pero vamos a ir a confirmar'”, dijo Dora. “Nunca me imaginé que murió a sangre fría”.

David, quien es organizador en el sindicato SEIU-USWW, dijo que él y el hermano de Tomas, Fermín Pineda, fueron los primeros en ser notificados y llegaron a la escena del crimen, pero no les permitieron ver a Tomas.

Fermín, de 32 años, dijo que inicialmente las autoridades no les dieron información concisa hasta que se realizara una autopsia. Tampoco pudieron ver a Tomas debido a las condiciones en que el asaltante lo dejó.

“Las autoridades lo pudieron identificar por su carnet que tenía en el cuello”, dijo Fermín añadiendo que el forense del condado les dijo que el martes podrán ir a identificar el cuerpo ya que la autopsia había sido realizada.

Preocupaciones constantes

David Mejía, primo de Tomas, dijo que el complejo habitacional de Park La Brea está compuesto por 18 edificios y aproximadamente 5,500 apartamentos. Se estima que alrededor de 80 conserjes de limpieza laboran ahí.

El organizador aseveró que el complejo tiene problemas de desamparados que a menudo intentan meterse para ir al baño.

“Los trabajadores de limpieza nos han dicho que se han sentido amenazados”, indicó.

Hasta el momento Prime Group, dueño de Park La Brea, no se ha pronunciado ante la tragedia que sucedió. David dijo que usualmente las corporaciones grandes realizan contratos con compañías más pequeñas para que estas contraten a sus propios empleados como jardineros, conserjes, agentes de seguridad, entre otros y así desligarse de problemas directamente.

La Opinión intentó obtener una reacción por parte de Prime Group pero al cierre de esta edición no hubo respuesta.

Luchando por justicia

Alejandra Valles, tesorera del SEIU-USWW, dijo que todos están muy conmovidos por la pérdida de Tomas quien era un ejemplo de vida para muchos. El viernes realizaron una vigilia en su honor y abrieron una cuenta de GoFundMe para recaudar fondos para su funeral.

Tomas emigró de su natal San Miguel, El Salvador, huyendo de la guerra cuando apenas tenía 17 años. Poco después logró obtener su Estatus de Protección Temporal (TPS).

Como miembro de SEIU-USWW Tomas se convirtió en activista para proteger los derechos de mujeres y hombres que sufren violencia doméstica, luchó a favor de la inmigración y había participado en talleres de autodefensa.

Inquilinos de Park La Brea honran la vida de José Tomas Mejía. (Suministrada)

Él era conocido como un “Compadre”, nombre que se le da a los miembros del Centro Ya Basta que abogan contra el patriarcado, la violencia sexual, la violencia doméstica y los peligros que enfrentan los trabajadores inmigrantes en el turno de noche como conserjes.

“Lo más irónico es que él murió protegiendo a una mujer. Murió en las manos de la violencia que él trataba de prevenir”, dijo Valles.

La tesorera aseveró que el fallecimiento de Tomas no quedará impune y el sindicato ya está trabajando para luchar en que su esposa reciba compensación al trabajador de por vida, ya que Tomas murió en su área de trabajo.

Agregó que también asesorarán a la familia para ver si quieren proseguir con una demanda criminal y esperan poder ayudar en todo lo posible para que Dora pueda seguir haciendo los pagos de la casa, ya que fue el sueño de muchos años de Tomas.

Fermín dijo que su hermano será sepultado en Los Ángeles, lugar que Tomas adoptó como su patria después de haber salido de El Salvador hace más de tres décadas.

Aseveró que su madre, de 74 años, está destrozada pero concuerda que el cuerpo de su hijo debe estar donde su esposa lo decida.

La familia aseveró que se queda con los mejores recuerdos de Tomas.

“Cuando él se vino quería que mi mamá tuviera una casita para poder vivir mejor y lo logró”, dijo Fermín. “Nosotros le decimos que él era el hijo favorito, ejemplar y son unos zapatos muy grandes para llenar”.

Si gusta ayudar a la familia con los gastos funerarios y visita: https://www.gofundme.com/f/4mk2qt-please-help-the-family-of-tomas-mejia

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