Veteranos deportados siguen luchando para regresar a su hogar
Explicaron que estuvieron dispuestos a sacrificar su vida por Estados Unidos; ahora quieren vivir en el país que defendieron
Siempre hemos estado dispuestos a morir por nuestro país, Estados Unidos; ahora tenemos la oportunidad de vivir en él, dijo a La Opinión el ex militar deportado Alex Murillo.
Murillo habló en una reunión de una veintena de veteranos deportados a Tijuana para celebrar el 4 de julio y que la administración del presidente Joe Biden y la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) analizan el regreso de los soldados y de familiares de militares expulsados del país.
“Es por lo que tanto hemos luchado, lo que esperábamos; esto demuestra que el sueño americano no ha muerto, que si nos mantenemos en la lucha, lo alcanzamos”, declaró Murillo.
Robert Vivar, coordinador de Veteranos Deportados Unidos, explicó que todos los exsoldados expulsados merecen regresar, pero Murillo llegó con sus padres desde el estado mexicano de Sonora a Arizona cuando era apenas un bebé, todavía sin aprender a caminar.
Creció en Phoenix como estadunidense y cuando terminó la preparatoria o high school, Murillo se inscribió en la armada y trabajó como mecánico de aviación, un puesto que lo llevó al frente en varias ocasiones, hasta que fue dado de baja con honores en el año 2000.
Pero luego de ser militar sufrió de estrés post traumático y, entre otros remedios, decidió consumir mariguana.
En el 2009 fue detenido con una pequeña cantidad de mariguana y, aunque Arizona aprobó el consumo médico de la mariguana a fines del 2010, Murillo fue deportado a Tijuana en el 2011. Ahora en Arizona se puede consumir mariguana por cualquier motivo.
Es una historia similar, casi irónica, a las de muchos veteranos deportados a México, de acuerdo con Robert Vivar.
En Baja California hay casos de veteranos deportados que ofrecieron con valentía la posibilidad de perder la vida, y que fueron deportados por no traer licencia mientras manejaban o porque en algún momento en el pasado en su vida los detuvieron con aliento alcohólico.
Los departamentos de Seguridad Nacional y de Asuntos de Veteranos anunciaron el fin de semana una iniciativa para regresar al país a los veteranos deportados.
La Unión Americana de Libertades Civiles, informó que hay cientos, quizá de exmilitares que, “durante los últimos 25 años, fueron deportados y desterrados injustamente de los Estados Unidos”.
La iniciativa también busca “que los soldados que sirven a nuestra nación puede obtener la naturalización prometida”.
Un veterano de la guerra en Vietnam que durante años ha apoyado a los militares deportados a Baja California, George Johnson, lamentó que ya no podrá regresar a Estados Unidos “por lo menos una docena de veteranos que fueron deportados a Tijuana y han muerto mientras esperaban volver”.
“Hay que recordar que hasta ahora la única forma en que los veteranos que ofrecieron su vida por Estados Unidos y podían regresar a su país, por el que pelearon, era dentro de ataúdes”, dijo a la Opinión el representante de Veteranos Por La Paz.
“Al más reciente de nuestros hermanos fallecidos en Baja California lo acabamos de enterrar hace un par de semanas”, dijo con tono de tristeza.
Un dirigente de los veteranos deportados en Tijuana, Héctor López, se congratuló que pronto los veteranos ya no tendrán que regresar de esa forma a su hogar.
“Yo sabía que este día iba a llegar. Hoy el gobierno de Estados Unidos nos reconoce como miembros de las fuerzas armadas estadunidenses”, dijo.
El dirigente explicó que “nosotros somos estadunidenses; sí, nacimos en México pero somos militares de Estados Unidos y queremos estar en casa, esta no es nuestra casa”.
“Nosotros somos estadunidenses, aunque nacimos en México; en todo caso somos México-americanos, y para empezar no nos deberían haber deportado”, dijo el veterano de marines Richard Ávila.
“Nosotros cumplimos con nuestro deber, le servimos a nuestro país, amamos a Estados Unidos de América; deberían pensar en nosotros como un grupo inmigrante que ama el país como lo son, por ejemplo, los beneficiarios de DACA”, explicó el soldado.
La veintena de soldados reunida en Playas de Tijuana declaró que celebraron el 4 de julio: “celebramos la independencia de nuestra patria” a solo unos metros de la demarcación donde inicia California.
Solamente un veterano platicó a La Opinión que prefiere quedarse en Tijuana.
Rubén Robles, quien se ofreció para ir a la guerra en Vietnam, ha vivido deportado en Tijuana hace 23 años, ha sobrevivido con infinidad de trabajos, como ha podido.
“Estoy contento de poder regresar, pero a mí me interesaría solo cruzar la frontera por servicios de salud”, dijo Robles a La Opinión.
Como fue deportado por intento de un atraco, “no me gustaría cruzar para vivir vigilado, y, por otro lado, con lo que recibo de mi pensión como veterano –unos $1,000 dólares al mes–, no podría vivir en California, sería imposible”, comentó.
Dijo que vivir en Tijuana ha sido difícil pero por lo menos tiene algunos buenos amigos y su pensión ha sido últimamente suficiente para vivir con modestia.