Inmigrante mexicano es el apicultor más longevo de Los Ángeles

Por siglos, su familia en Zacatecas, México se ha dedicado a la producción de miel, una tradición que trajo consigo cuando emigró a EE UU

Víctor Jaramillo, es tan laborioso como las abejas que tanto ama. (Araceli Martínez/La Opinión)

Víctor Jaramillo, es tan laborioso como las abejas que tanto ama. (Araceli Martínez/La Opinión) Crédito: Araceli Martínez | Impremedia

A sus 97 años, Víctor Jaramillo no para de trabajar en sus colmenas de abejas y atribuye su longevidad y haber sobrevivido al covid-19, al consumo diario de miel.

“Mi familia lleva 300 años haciendo la miel. Mi bisabuelo, mi abuelo y mi papá todos se han dedicado a la crianza de las abejas para extraer la miel”.

Víctor comenzó a trabajar la miel desde los 3 años en su natal Zacatecas, México. “Cuando me encontraba una colmena colgando de un árbol, me quitaba los pantalones, los amarraba de abajo y ahí la arropaba para llevármela”.

También recuerda que su primer trabajo consistía en tocar una campana para avisar cuando las abejas comenzaban a formar el enjambre porque al crecer las colmenas, las colonias se iban en masa y tenían que atraparlas y ponerlas en cajas para comenzar una nueva colonia.

Víctor Jaramillo, toda una vida dedicada a la crianza de abejas y producción de miel. (Araceli Martínez/La Opinión)

El nonagenario apicultor nació en La Huichola, un pequeño pueblo del municipio de Tepetongo en el estado mexicano de Zacatecas.

“Había en mi pueblo como 20 familias y cuando murió mi madre, la vimos muy difícil. Estábamos muy pobres y con hambre. No teníamos ropa. Una vez llegó un amigo de Estados Unidos, lo vi muy bien vestido y dije, me voy a ir”.

Así fue como en 1943, cuando tenía 19 años, vino a Estados Unidos con el programa Bracero establecido en 1942 y que permitió a los mexicanos venir a trabajar a los campos agrícolas. “Trabajé en el centro y norte de California cultivando manzanas, duraznos, peras y naranjas”.

Una de las cosas que más lo hace feliz recordar, es cuando en 1944 logró enviar $6,000 a su padre Lucio Jaramillo. “Lo convertí en el hombre más rico de la región”, dice riendo.

Víctor Jaramillo cuando tenía 40 años junto a su padre Lucio Jaramillo quien vivió hasta los 103 años. (Cortesía)

En 1946, Víctor llegó a vivir al barrio Lincoln Heights de Los Ángeles donde vivía su hermano José Jaramillo. Luego se mudó a El Sereno, otro vecindario angelino donde ha residido por décadas.

Al establecerse en Los Ángeles, creó la empresa de carpintería 5 Brothers Formica Shop, nombre que le dio en honor a sus 5 hermanos. La carpintería la enfocó en hacer cocinas y muebles para hoteles. “Me fue muy bien. Muchos de mis trabajos están en Israel”.

John Jaramillo, su hijo y quien trabaja con su padre en la crianza de abejas y producción de miel, dice que muchos de sus hijos trabajaron con él en la carpintería

Víctor Jaramillo con sus hijos John y Leslie Jaramillo. (Araceli Martínez/La Opinión)

Pero lo interesante es que a la par de su negocio de carpintería, su padre se daba tiempo para trabajar también en la apicultura y nunca la abandonó. “En 1949 sacó su licencia para producir miel en California”, recuerda John. Y desde hace 46 años vende tarros de miel, polen y jalea real afuera de su casa en El Sereno.

Victor dice que aunque pareciera que las abejas es la parte más difícil de la producción de miel, son muy dóciles. “La abeja chupa la miel de las flores y la lleva a su hogar. Ya que llenan bien las casitas, las tapan con cera. Nosotros sacamos la miel con un extractor”.

Cuando hay mucha flor, las abejas producen más miel, pero con la sequía se vuelve más difícil. “Normalmente cosechamos de abril a septiembre”, comenta John.

Victor Jaramillo, un incansable apicultor. (Cortesía)

Víctor y su hijo John también son expertos en sacar a las abejas y los panales que a veces se forman dentro de las casas. “Nos han traído troncos de árboles con panales dentro. Es un trabajo por el que cobramos porque es muy especializado”.

El apicultor se levanta todos los días a las 5 de la mañana y para las 6:30 de la mañana, ya está desayunado sus dos huevos, frijoles, tortillas, salsa, un jugo de naranja.

Él vive conmigo desde que le pegó covid en octubre pasado. Estuvo dos semanas en el hospital y al salir me lo llevé a mi casa. Él me llamó y me dijo que no la iba a hacer y quería venir a morir a su casa”, dice John.

Al llevarlo con él a su casa, se recuperó muy bien y superó la pandemia. Hace un par de meses, le encontraron dos tumores en el estómago. “Los médicos dijeron que como estaba muy saludable, podía aguantar la operación. Y así fue como le quitaron los dos tumores y está como si nada”.

Víctor Jaramillo no descuida sus colmenas. (Araceli Martínez/La Opinión)

El apicultor dice que le hace falta tiempo para trabajar más, ya que solo puede atender su tienda Victor ‘s Honey en El Sereno de las 9 de la mañana a las 5 de la tarde.

Pero está contento porque ha sido considerado el hombre más anciano de los apicultores en Los Ángeles al estar cerca de convertirse en un centenario. “Se lo debo a la miel. Endulzo todo con miel. Mi papá duró 103 años. No tenía ninguna enfermedad. El doctor nomás le cerró los ojos. Enfermedad no tiene, le dijo. Pero todos los años se le vinieron encima y murió”.

John dice que la vida de su padre ha sido “trabajar, trabajar, trabajar. Tú no le podías decir no. A sus hijos desde niños nos levantaba a las 4 de la mañana para ir a sacar la miel y no había excusa que lo convenciera”.

Víctor Jaramillo junto a su hijo John trabajando en las colmenas. (Araceli Martínez/La Opinión)

El lema que siempre nos repetía era, él que no trabaja no puede comer. “Lo dicen las escrituras”, dice Víctor, un ferviente devoto de la fe apostólica.

Otra de las frases que solía decirles a sus hijos es que quien temprano se moja, tiene tiempo de secarse, que quiere decir que hay que empezar temprano a trabajar. “Siempre quiere llegar temprano”.

Leslie Jaramillo, su hija, dice que su padre fue extremadamente duro con sus hermanos a quienes los hacia trabajar hasta los domingos.

Víctor pasa el día revisando las colmenas, limpiando los cajones, él mismo los construye, corta la madera y los pinta.

Víctor Jaramillo con su hijo John muestran un reconocimiento que le hicieron cuando tenía 92 años. (Araceli Martínez/La Opinión)

John dice que cuando su padre estaba muy malo del covid, llegó a pensar que ya le tocaba su turno de irse de este mundo. “Yo le dije, ‘nomás Dios puede decidir, pero si no te vas, yo me quedo aquí a apoyarte con el negocio de la miel, y le estoy cumpliendo, estoy trabajando con él de tiempo completo”.

Víctor describe al covid como una enfermedad horrible. “Nunca me había sentido tan mal en mi vida”. John agrega que su padre tosía mucho, pasó días sin comer, perdió 20 libras, la vista y hasta la memoria. “No hubo necesidad de entubarlo”. Y Víctor venció al virus y está más sano que nunca.

Su hijo asegura que su padre no tiene enfermedades y come de todo. “Lo que más le gusta son los huevos con frijoles, un pedazo de queso y me pide salsa dulce de manzana”.

Leslie comenta que le ayuda mucho a su padre que nunca ha sido una persona rencorosa, para él no existe el odio. “Realmente mi papá es maravilloso”. John agrega que es un hombre muy dulce que sabe perdonar.

Víctor dice que nunca está triste. “Nunca he tomado alcohol, ni fumo. Cuando vine de bracero, los compañeros siempre me querían meter al vicio, pero no lo lograron. A mi lo me gustaba era vestir bien elegante. Con mi primer cheque me mandé a hacer dos trajes en Chico, California y los sábados me iba a los bailes”.

Víctor Jaramillo cuando vino como bracero. (Cortesía)

El nonagenario apicultor ha estado casado dos veces. Con la primera esposa tiene 7 hijos y con la segunda, de la cual se divorció hace 35 años, 6 hijos. John y Leslie, son hijos de su segundo matrimonio.

El sueño del apicultor más longevo de Los Ángeles es ver su casa en El Sereno transformada en una tienda grande donde la gente pueda encontrar la miel y otros productos como el polen o la jalea real.

Quiero que ese sea mi legado y quiero mirarlo antes de irme con mi Cristo”.

Víctor’s Honey se localiza en el 5236 Huntington Drive de Los Ángeles, California. 90032. Está abierto de viernes a sábado de 9 a 5 pm

En esta nota

Covid longevidad
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain