Michoacana busca justica en EE.UU.: “Casi muero por negligencia médica”

Vianey Cervantes, una mexicana que vive en Estados Unidos, casi pierde la vida por una negligencia médica luego de que médicos olvidaron material quirúrgico dentro de su cuerpo

Vianey Cervantes en el hospital donde fue internada en noviembre pasado

Vianey Cervantes en el hospital donde fue internada en noviembre pasado. Crédito: Vianey Cervantes | Cortesía

MEXICO.- Vianey Cervantes estaba de paseo con su familia por la playa de Charleston, en Carolina del Sur, cuando tuvo un dolor tan intenso que ya no pudo caminar. Su esposo la llevó casi moribunda al hospital. Horas después le sacaron unas gasas olvidadas en su cuerpo… ¡tres años antes!

“Fue cuando di a luz a mi tercer hijo”, cuenta en entrevista con este diario.

Esta michoacana de 40 años salvó su vida de milagro. Según el parte médico, si hubiera esperado un día más no viviría para contarlo. Estuvo hospitalizada varios días e incapacitada para trabajar durante casi dos meses.

El caso inició tres años atrás en Marieta, Georgia, donde ella vive. Por su historial de dos cesáreas, los médicos del Keneston Hospital le recomendaron no tener al tercer hijo por parto natural y ella estuvo de acuerdo. 

Todo estuvo normal. Parió a un bebé perfectamente sano y se fue a casa para disfrutar de su familia ampliada: cinco miembros en total con sus tres hijos y esposo. Con el paso de los días comenzó a sentir incomodidades y punzadas que ella consideró normal, como parte de la cirugía.

Pero nunca más se le quitó totalmente. Se controlaba con analgésicos y cuando se hacía las revisiones periódicas con el ginecólogo no se le detectó nada. Todo explotó aquella tarde cuando por el Día de Acción de Gracias viajó con la familia para visitar unos amigos. 

Números

Vianey Cervantes se sumó así a los 400, 000 pacientes hospitalizados que experimentan algún tipo de daño por negligencia médica, según cifras de la Asociación Médica Americana (AMA). Los errores médicos incluyen fallas quirúrgicas, de diagnóstico, medicamentos, dispositivos y equipos y sistemas, infecciones, caídas y tecnología de atención médica.

“Uno piensa que en Estados Unidos no ocurren cosas de este tipo y yo lo último que pensé fue que pasara algo así”, comenta esta migrante oriunda de Morelia con 23 años en Estados Unidos. “Solo veía que mi estómago siempre estaba inflamado”.

Vianey Cervantes con su esposo y una de sus hijos. Foto: Cortesía VC.

Vianey Cervantes no podía sostenerse en pie cuando llegó al hospital en Charleston y vomitaba sangre. Le preguntaron si era alcohólica o drogadicta o qué había hecho para contaminar de ese manera su sangre. “Creí que tenía leucemia”.

El diagnóstico fue contundente. La apéndice estaba totalmente contaminada, había que extirparla. Además, en las radiografías aparecía una especie de tumor que no tenía explicación y debían abrir también esa zona: era la gasa que se había pegado al cuerpo, podrido y contaminado durante tres años

La operación tenía que durar 45 minutos, pero duró dos horas y media. Al final ella sobrevivió, pero se quedó con un sabor amargo.

Tuvo suerte, insistieron los médicos. De acuerdo con cálculos de la AMA, anualmente las malas prácticas médicas en Estados Unidos provocan aproximadamente 100,000 muertes cada año con un costo anual de $ 20,000 millones de dólares.

En 2021 destacaron casos como el Javaid Perwaiz, un obstetra y ginecólogo de Virginia que fue sentenciado a 59 años de prisión este año luego de casi una década de negligencia médica. Según documentos judiciales, se presentó una denuncia penal contra Perwaiz por26 cargos de fraude de atención médica, 32 cargos de declaraciones falsas tres cargos de robo de identidad agravado. 

Los pacientes informaron que Perwaiz persuadió a varias mujeres para que se sometieran a cirugías invasivas e irreversibles, incluidas histerectomías, que eran innecesarias. En al menos un caso, le dijo a un paciente que si no se sometía a la cirugía, desarrollaría cáncer.

En otro caso documentado en Nueva York, terminó con el arresto de George Blatti, un médico acusado de asesinato en segundo grado bajo la teoría de la indiferencia “depravada” después de que supuestamente recetó analgésicos opioides a pacientes sin ningún tipo de revisión o examen de historial médico. Cinco de sus pacientes murieron por sobredosis entre 2016 y 2018.

Según la AMA, más del 34 % de los médicos enfrentan una demanda por mala práctica en algún momento de su carrera, y casi el 50 % son demandados cuando tienen más de 55 años.

El problema con los asuntos de negligencia médica en contra de los migrantes mexicanos es el temor a posibles represalias migratorias. La empresa Correct Care Solutions (CCS), que provee servicios médicos a centros de detención para indocumentados, fue demandada por mala práctica o por negligencia solo por 1,395 personas en 15 años, por ejemplo.

Entre esos casos, Project on Government Oversight, una organización independiente y no partidaria asentada en Washington DC, documentó casos de muertes en Colorado Florida, Michigan, Nebraska y Nueva York, entre otros estados.

La mexicana

Vianey Cervantes no tiene miedo de hacer la denuncia. Por el contrario, ella y su esposo Amado Girón buscan entre la comunidad regional otros asuntos para sumarlos a la causa en contra de este tipo de negligencias a migrantes con su perfil.

Algunos abogados les dan esperanzas; otros creen que es complicado meterse en contra del sistema de salud estadounidense. “El problema es que quedé viva, de lo contrario, sería más fácil demandarlos, que la familia pidiera una indemnización”, detalla la madre de familia quien regresó a trabajar hasta principios de enero. 

Aún no ha considerado necesario acudir al consulado aunque por reglamento todas las sedes diplomáticas deben dar atención a víctimas de violaciones de derechos humanos y ayudar a canalizar denuncias ante las autoridades correspondientes, independientemente de su condición migratoria.

El consulado brinda especial atención a aquellas personas que han sido víctimas de acciones por parte de autoridades que atentan contra su vida e integridad física (policía, patrulla fronteriza, autoridades migratorias, entre otras).  

“No tengo mucha confianza porque el personal no tiene actitud o paciencia para contestar preguntas regularmente”, detalla. “Además apenas me estoy recuperando y mi esposo trabaja hasta tarde y yo no puedo con mis dos bebes”.

Pero seguirá adelante. 

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