‘Las fabricaron muy rápido’

Profesionales de la medicina dan respuestas a mitos sobre la vacuna contra COVID-19

Autoridades dijeron que debido a la desinformación, miles de personas no se han vacunado.

Autoridades dijeron que debido a la desinformación, miles de personas no se han vacunado.  Crédito: Getty | AFP / Getty Images

Blanca Medina, una costurera de 67 años, dice que no habrá poder humano que le convenza para vacunarse contra el COVID-19.

Su criterio es firme, aún a sabiendas de que no es verídica la información que ha obtenido de Facebook y Google, donde supuestos doctores recomendaban a la gente que no se vacune.

“No me pongo la vacuna porque vienen de células madre de niños abortados; además, se me hizo que las fabricaron muy rápido para creer que funcionen”, afirma.

Frente a este tipo de creencias erróneas, California ha lanzado una campaña para combatir la desinformación y los mitos en torno a la vacuna contra el COVID-19.

Blanca Medina no se ha decidido a vacunar.  Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

“Lo que queremos es darles respuestas a quienes tienen dudas”, afirma Yurina Melara, Secretaria de Prensa de la campaña de vacunación del estado de California, a través del Departamento de Salud Pública de California (CDPH).

Muchas personas como Blanca, originaria de la Ciudad de México, creen más en todo lo que escuchan en las redes sociales que en lo que les dicen los doctores.

“Sabemos que hay una pequeña parte de la población que no se va a vacunar sin importar que les presentes datos científicos y les digas lo que les digas”, indica Melara.

¿Cómo fue el desarrollo de las vacunas?

“Una de las tres vacunas [Johnson & Johnson] sí requirió el uso de cultivos celulares fetales, específicamente de PER.C6, para producir y fabricar la vacuna”, dice el doctor Ilan Shapiro, Oficial de Asuntos Médicos de Altamed.

“¿Por qué se utilizan líneas fetales en la fabricación de vacunas? Las dos líneas fetales se obtuvieron en las décadas de 1960 y 1970 de dos abortos electivos y han sido replicadas desde entonces en laboratorios para crear vacunas para prevenir enfermedades como la hepatitis A, la rubéola y la rabia.

El doctor Shapiro agregó que los abortos a partir de los cuales se obtuvieron las células fetales fueron por elección y no se realizaron a efectos del desarrollo de la vacuna. Las líneas celulares fetales que se utilizan en las vacunas contra el COVID-19 provienen de dos fuentes: HEK-293: Línea celular renal que fue aislada de un feto en 1973 (origen no revelado, pudo ser de un aborto espontáneo o de un aborto electivo) y PER.C6: Línea celular de retina aislada de un feto abortado en 1985.

Estos fueron abortos no planeados y de ahí vienen las líneas celulares que se han usado por décadas en la fabricación de vacunas, explicó.

De hecho, las principales religiones del mundo: católicos, musulmanes y judíos han aceptado que las vacunas de Pfizer y Moderna son moralmente aceptables, al grado que el papa Francisco ha dicho que vacunarse es un acto de amor.

“La buena noticia es que la tecnología se empezó a usar desde principios de 2000 cuando teníamos problemas con SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave) y MERS (Síndrome Respiratorio de Oriente Medio) que son enfermedades primas de COVID-19 y que mataban a las personas en un 10 a 30 por ciento en cuestión de días”, informa Shapiro.

“La tecnología evolucionó en las siguientes décadas y se dio el milagro real de crear millones de vacunas para ayudar a la humanidad… La tecnología y el uso de vacunas salvan vidas”.

MITO

“Se me hizo que la vacuna la tuvieron muy rápido para que yo pueda creer que funcione; además viene de células madre”: Blanca Medina, 67 años, residente de Wildomar, en el condado de Riverside.

REALIDAD

La tecnología de las vacunas ARNm (Moderna y Pfizer) no es nueva y se ha estado desarrollando desde hace décadas. Recordemos que el COVID-19 es sólo uno de los tantos coronavirus que existen. Por ejemplo, el coronavirus que causa el Síndrome Respiratorio del Medio Oriente, o MERS (por sus siglas en inglés) fue reportado inicialmente en 2012. Los científicos han estado estudiando los coronavirus desde mucho antes de la aparición del COVID-19.

Por otro lado, si bien algunas vacunas utilizan líneas celulares fetales obtenidas hace décadas y replicadas desde ese entonces en laboratorios en la producción de vacunas, el producto final NO contiene propiamente este material.

Las vacunas ARNm contra el COVID-19 (Pfizer o Moderna) NO contienen células de fetos abortados.

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