Sondeo ubica a los votantes latinos en el centro del mapa político

Lo que está en juego entonces es que la idea de que los latinos estarán identificados con el voto demócrata en toda circunstancia, es un mito

El poder del voto latino.

El poder del voto latino.  Crédito: Aurelia Ventura | Aurelia Ventura/Impremedia/La Opinion

Mientras Estados Unidos se convulsiona entre el Covid/19, el extremismo y el espectro de una guerra en Europa, debajo de la superficie y lejos de los reflectores opera un cambio en la identidad política de la comunidad latina. 

En consecuencia y por primera vez en años, los republicanos abrigan esperanzas de que el votante hispano los prefiera en las próximas elecciones. 

Esto es cierto especialmente ahora que Donald Trump – un notorio antilatino – ya no está en la Casa Blanca. 

Lo que está en juego entonces es que la idea de que los latinos estarán identificados con el voto demócrata en toda circunstancia, es un mito. 

Así, en las elecciones primarias republicanas en los condados fronterizos del sur de Texas hubo esta semana una avalancha de ocho candidatos latinos (seis de ellos mujeres) que ganaron sus contiendas y que se postularán al Congreso federal en noviembre. 

Esto derivó de una fuerte participación electoral en esos condados. 

 La encuesta, encargada por el Instituto Pat Brown para Asuntos Públicos en Cal State Los Ángeles y la California Community Foundation, fue ejecutada por Matt Barreto, presidente de BSP Research, y llevada a cabo entre residentes del condado de Los Ángeles entre el 8 de noviembre y el 24 de diciembre. 

Sus conclusiones son que la población latina está atenta a lo que sucede a su alrededor y mantiene una posición sobre los acontecimientos del día. Esto los hace propensos a interesarse política y socialmente en la comunidad. No confían mucho en el gobierno, pero una gran mayoría opina que es importante que un latino  los represente en la vida política. Para 46% eso es “muy importante” y un 36%,  “algo importante”.

Esto, por supuesto, es una buena noticia para los candidatos latinos como, en la campaña por la alcaldía de Los Ángeles, Kevin de León. 

Los indicios de que los latinos podrían comenzar a despegarse del partido Demócrata no significan que han realizado el sueño americano, que son prósperos, y que como otras comunidades, cambian su punto de vista de la sociedad. No. 

De hecho, muchos latinos están en situación precaria, que empeoró durante la pandemia,  y la mitad de ellos tiene una reserva de menos de 500 dólares a su alcance, tal como lo manifestaron en el sondeo. 

Es más: casi la mitad de la población latina del condado (que a su vez constituyen el 48.6% de los 10 millones de habitantes) ha perdido sus empleos o fuentes de ingreso u horas de trabajo durante los dos años de la pandemia.

El cambio hacia el centro partidario tampoco necesariamente trae consigo manifestaciones de extremismo. Nada mejor para demostrar esto que sopesar la tasa de vacunación entre latinos del condado: el 85%, contra el 59% por parte de los republicanos según una encuesta reciente de Gallup, y el 79% de toda la población.

Debemos concluir que la ciudadanía hispana de nuestra área se posiciona en el centro del pensamiento político; en la definición misma de la moderación y la convivencia de posiciones liberales y aún radicales con conservadoras y aún misóginas.

Porque si bien el 80% de los encuestados sabe que el racismo antilatino es un problema importante, y que la mitad del total ha experimentado ese racismo, esto no incluye un rechazo de la policía o el departamento del Sheriff: son más quienes quieren incrementar los presupuestos policiales (34%) que quienes quieren reducirlo (22%).

Entonces, los cambios son en parte sutiles, en parte manifiestos. Pero ignorarlos, especialmente en un año electoral, sería cometer un grave error. 

Porque los latinos constituyen la tercera parte de los votantes registrados – es decir, de aquellos con altas probabilidades de que voten – en la ciudad y el condado angelinos. 

¿Significa esto que la población y el electorado latino están madurando y definiendo sus intereses? ¿O es un paso atrás y la comunidad hispana claudica? Todavía está por verse. 

Pero sí significa que los demócratas deben ganarse el voto latino con hechos en el terreno. Más que antes. 

Los datos no son definitivos. Pueden fluctuar. Ignoramos cuál va a ser la situación en noviembre. 

Pero, una vez más, son números que se deben leer con atención y que no se pueden ignorar. 

(*) Gabriel Lerner es el editor emérito de La Opinión y editor de LatinoLosAngeles.com. 

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