Luis Fonseca, veterano deportado, regresa después de 24 años

De origen nicaragüense, el exmilitar lamenta haberse perdido el no haber visto nacer y crecer a sus nietos

Luis Fonseca a la entrada a los Estados Unidos por la garita de San Ysidro.

Luis Fonseca a la entrada a los Estados Unidos por la garita de San Ysidro.  Crédito: Manuel Ocaño | Impremedia

Lo que Luis Fonseca más lamentó todos los años que estuvo deportado “fue no haber visto nacer y crecer a mis nietos, tengo cuatro”, platicó con La Opinión momentos antes de volver a pisar California después de 24 años deportados.

Se sentía tan emocionado de conocer a los nietos en persona como toda la noche anterior, en que casi no durmió pensando que cada vez faltaban menos horas.

Una decisión de la administración del presidente Joe Biden de julio pasado permitía a Fonseca, entre otros veteranos, regresar con permiso humanitario a seguir su proceso en territorio estadunidense y al lado de sus familiares.

Las dos hijas, el hijo de Fonseca y sus cuatro nietos le aguardaban al otro lado de la garita.

“Ya me avisaron que ahí están”, dijo, “ya nada más es cosa de cruzar”.

Aprovechó los pocos minutos que le quedaban en Tijuana para platicar con algunos medios de comunicación.

Luis Fonseca nació en Managua y “desde niño siempre quise ser soldado” recuerda. Así que cuando en 1974 llegó a California, a Sacramento y la Bahía de San Francisco, valoró que tenía la oportunidad de enlistarse en el ejército y servir a Estados Unidos, que ya entonces consideró su país.

“Por eso uno está dispuesto a dar la vida”, dijo, “por su país”.

Ingresó a las fuerzas armadas como soldado de artillería, en el batallón 193, con el que fue a la Zona del Canal de Panamá, hasta que fue dado de baja sin faltas.

Pero años más tarde, cuando menos esperaba, fue puesto en proceso de deportación en 1998. Todavía alcanzó a pelear su caso, pero lo expulsaron del país en 1999.

La deportación había llevado al soldado estadunidense de artillería a un país políticamente distinto al que antes conoció.

Ahora, todavía en la Guerra Fría, Europa del este ayudaba a Nicaragua a armarse, y muchos nicaragüenses calificaban a los estadunidenses como yanquis y los consideraban enemigos.

“No me sentí seguro allá; preferí venir a vivir a Tijuana” con otros veteranos deportados en quienes encontró solidaridad.

El proceso de permiso humanitario para Fonseca tomó tres años, pero se aceleró luego de que el 2 de julio del 2021 el presidente Biden anunciara que buscaría la forma de ayudar a regresar a los veteranos deportados.

Luis Fonseca ahora tiene 65 años de edad, tiene buena salud pero le preocupa que pueda perderla.

Al cruzar la frontera con sus escasas pertenencias en una mochila, Fonseca pasó a ser parte de los pocos veteranos deportados que han vuelto con vida a California.

“En los últimos meses hemos regresado a tres compañeros veteranos deportados a Estados Unidos, pero porque han muerto”, dijo Héctor López, veterano deportado de Los Ángeles y co-director del Centro Unificado de Recursos para Veteranos Deportados de Estados Unidos.

“Es una pena”, dijo, “que estuvimos dispuestos a dar la vida por nuestro país, que pese a ello nos hayan deportado, y que, para muchos de nosotros, la única manera de regresar al lado de nuestros seres queridos es si morimos”.

El gobierno de Estados Unidos ha otorgado escasas excepciones a esa regla pero en los últimos meses han regresado al país varios soldados por motivos humanitarios.

Una organización de California encargó al regidor Ramón Castro de la ciudad de Brawley, en el fronterizo Valle Imperial, acompañar a Fonseca en su regreso a California.

Castro explicó que Fonseca todavía no queda exento de riesgo de ser deportado, pero el permiso humanitario le permite continuar su caso al lado de su familia, y recibir beneficios que la Administración de Veteranos –que no repera en la condición migratoria de los soldados—ya le ha ofrecido.

De acuerdo con Castro, en California el veterano Fonseca tendrá la atención médica que nunca tuvo en Nicaragua ni en México, entre otros beneficios.

“Mientras rehace su vida –en California–, nosotros le ayudaremos con recursos o dinero que necesite”, dijo Castro.

Robert Vivar, el fundador del Centro Unificado de Recursos para Veteranos Deportados, quien impulsó que varios soldados deportados regresaran recientemente, él mismo entre ellos, dijo esperar que la administración Biden pronto permita el regreso de más veteranos deportados mediante un acuerdo del Departamento de Seguridad (HSD) y la Administración de Veteranos.

Además en el congreso hay dos iniciativas de leyes que, de aprobarse, ayudarían a que los veteranos deportados regresen al país y que los procesos para deportar veteranos militares enfrenten limitaciones.

Varios veteranos deportados que viven entre Tijuana y Rosarito fueron expulsados por faltas que ahora solo enfrentan sanciones administrativas, como el pagar una multa.

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