A sus 62 años, abuela crea la única panadería ecuatoriana en Los Ángeles

Lo que empezó como un hobby para esta maestra panadera y pastelera de Ecuador al emigrar a este país, se ha convertido en un proyecto que quiere dejar como legado

Desde su casa, Fátima García abre la primera panadería ecuatoriana en Los Ángeles. (Cortesía)

Desde su casa, Fátima García abre la primera panadería ecuatoriana en Los Ángeles. (Cortesía) Crédito: Cortesía

Desde que Fátima García comenzó a viajar de Ecuador a Los Ángeles, y su hijo la llevaba a comer al Porto’s Bakery, la famosa panadería estilo cubano, se puso a soñar con su propio negocio de “pancitos y bocaditos”.

Y aunque apenas hace 4 meses lanzó su panadería desde la cocina de su casa, ha tenido tal éxito, que no ve lejano el día en que pueda convertirse en una panadera al nivel de la fundadora de El Porto’s, o por qué no, aún mejor.

“Siempre he admirado Porto’s. Me encanta su calidad y trabajo. Cuando miré la foto de la señora fundadora y leí su reseña en la caja, dije,  “yo quiero ser como ella. Así puedo ser yo. Si ella puede, también tengo que poder”.

Y no está muy alejada de la realidad. Sus pancitos y bocaditos como ella le llama a los panes tradicionales de Ecuador, han tenido muy buena acogida entre la comunidad ecuatoriana de Los Ángeles, y hasta entre inmigrantes de otras nacionalidades.

Fátima García con sus panecitos y bocaditos. (Araceli Martínez/La Opinión)

Solo que ese sueño se lo guardaba muy en sus adentros, y no lo compartía ni siquiera con sus seres queridos más cercanos, sus dos hijos y su esposo.

Fátima vino a vivir a Estados Unidos, luego de que su hijo mayor, le arregló la ciudadanía estadounidense.

Pero fue en su natal Guayaquil, Ecuador donde aprendió de panadería y pastelería.

“Hace como 35 años, aprendí en Oscus, una institución de ayuda en Guayaquil, que enseña a las mujeres, pastelería y a hacer bocaditos”.

Pero dice que cuando terminó de estudiar, no se dedicó a la repostería porque en realidad su profesión era la de estilista, y tenía su propio salón.

“Lo mantuve por más de 25 años con mucha clientela para ayudar a mis hijos a que estudiaran, y para apoyar con los gastos en el hogar, mientras mi esposo estudiaba para abogado”.

Sin embargo, nunca dejó de ir a Oscos con la idea de seguir preparándose en la panadería, y también entró a estudiar en la reconocida fábrica de panes artesanales Fleischmann, también en Ecuador.

“Todo lo que hacía en Ecuador, era por hobby. Hacía panes de pascua y roscas para el Día de Reyes, y poco a poco me fui perfeccionando en la panadería”.

Con sus dos hijos viviendo en Los Ángeles, y convertida en ciudadana de Estados Unidos, emigró al país para estar cerca de sus hijos y nietos, y al poco tiempo, se le unió su esposo.

La idea de dedicarse a la repostería surgió en febrero pasado cuando su nuera Herlinda Vásquez, le preguntó, ¿usted sabe hacer alfajores? (unas galletas tradicionales en Sudamérica y España).

¡Vamos haciendo juntas para vender el 14 de febrero”, propuso Herlinda.

Aunque Fátima estaba disfrutando su jubilación y descansando de haber trabajado mucho toda su vida, le motivó la propuesta de su nuera, ya que quería hacer algo, pero como hobby.  

Toda la familia se involucra en la panadería. (Cortesía)

Así fue como ambas mujeres, suegra y nuera comenzaron a anunciar entre amigos y compañeros de trabajo que tendrían a la venta alfajores para el Día del Amor y la Amistad.

Y juntas se pusieron a amasar los alfajores, y compraron cajitas y etiquetas para que sus productos se vieran más presentables.

“Esa primera venta fue todo un éxito”, dice Herlinda. 

Pero el instinto panadero ya se había apoderado de Fátima.

“Un día me dí cuenta que mi hijo y su esposa compraban croissants (cuernos o medialunas, cachos en Ecuador) en Costco, y la mayoría se perdían. Me daba pena mirar el pan que nadie se comía”.

Decidida, un día se levantó a las 5 de la mañana y se puso a hacer pan enrollado, un tipo de pan ecuatoriano muy parecido a los croissants. “A todos les encantaron”.

Cuando en realidad comenzó a despuntar la panadería casera de Fátima fue cuando otra amiga ecuatoriana publicó una foto de sus bocaditos en la página en Facebook de Socal Ecuadorians, un grupo de ecuatorianos que viven en el sur de California, de los que se calculan hay más de 10,000.

Herlinda Vásquez se le dio muy bien la panadería. (Cortesía)

“En cuatro meses que llevamos, nos ha ido más que bien. Todos los días horneamos. Ya tenemos clientes fijos. Hay gente de Las Vegas, de Orange county, del Valle de San Fernando, y Anaheim que nos pide pedidos”.

Pero para sacar adelante su panadería, Fátima ha tenido el apoyo de su nuera Herlinda y hasta de su esposo, el abogado que vino de Ecuador.

“Le enseñé a mi nuera que salió buenísima panadera, pero también a mi esposo porque no me alcanzaban las manos. Mi hijo nos ayuda con el marketing y las órdenes”.

Al negocio lo bautizaron con el nombre de ‘DulcisFama’.

Herlinda explica que Dulcis es dulce en latin; y Fama salió de los nombres de su suegra que se llama Fátima Marisol.

“Es un nombre bonito. Yo le dije a mi suegra, que con ese nombre, se va a hacer famosa”, dice sonriendo.

Y es tanta la demanda, que a veces amanecen haciendo pan.

“Nos hemos acostado a las 3 o 5 de la mañana. Al principio, teníamos un solo horno en la casa, y nos peleábamos por el horno. Ni siquiera teníamos suficientes charolas para poner el pan, pero poco a poco fuimos organizándonos y comprando lo que necesitábamos”.

Herlinda es contadora de profesión, y como tal trabaja desde las 8 de la mañana hasta cerca de las 5 de la tarde, pero cuando llega a su casa por la noche, le entra a la panadería.

“La verdad es que me desestreso con la masa”.

La panadería de Fátima incluye una variedad de panes tradicionales de Ecuador, de ahí que haya sido un éxito rotundo entre los ecuatorianos radicados en Los Ángeles que son sus principales clientes.

“Hacemos pan de dulce, enrollado de sal, rosquitas, pan cachito que es más consistente que el tipo croissant, pan de loja y pan de ambato (panes de la sierra), pan de agua como el bolillo, pan Galo Plaza, frutitas de mazapán”.

Herlinda explica que los alfajores ecuatorianos son diferentes a los que se hacen en Argentina o Perú.

“La masa de los alfajores ecuatorianos se deshace en la boca”.

Y cuenta que al ver que el trabajo cada día crece, se sentaron con su suegra para preguntarle si quería que la panadería continuará siendo solo un hobby o que su nombre trascendiera más allá.

“Yo no quiero hacer mi pan para comérmelo yo sola sino para que lo disfrute mi familia, y que quede como un legado para mis nietos”.

A sus 62 años, Fátima se siente llena de energía y entusiasmo.

Yo quiero que la gente vea que a la edad que uno llegue a otro país, hay oportunidades, y que sí se puede, mientras tenga ese ánimo para seguir adelante”.

Su nuera Herlinda la anima y le dice que ella va a ser como el coronel Harland David Sanders quien a sus 70 años conquistó la fama y la riqueza al vender Kentucky Fried Chicken como franquicia.

“Creíamos que iba a ser solo un hobby para mi suegra, pero ha sido increíble la cantidad de gente que se ha acercado a comprar los bocaditos”.

Fátima García muy feliz porque dice que su panadería va por el camino que ella ha soñado. (Cortesía)

Fátima dice que está muy contenta del buen camino que lleva su panadería casera.

“Me gusta compartir y que la gente se sienta bien”, dice llena de felicidad.

Para contactar a Fátima y ordenarle sus bocaditos, puedes llamar al:   

424-344-8997 o escribirle a dulcifama@gmail.com En las redes sociales la encuentras como @DulcisFama

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