Cruzan la frontera en ambos sentidos para contrarrestar la inflación
Estadounidenses y mexicanos hacen hasta lo imposible para estirar los dólares y los pesos en las tiendas de Tijuana y San Diego
La señora Gloria Martínez vive en Tijuana y cruza la frontera con visa de visitante para hacer algunas compras en San Ysidro, mientras que Luis Monroy vive en el condado de Orange y también cruza la frontera a Tijuana con la idea de ahorrar.
“Yo ahora cruzo una vez a la semana para hacer compras, sobre todo la despensa (víveres)”, dijo la señora Martínez. Una vez que entra a California, camina un par de calles y llega a una tienda llamada 99 centavos, aunque la mayoría de lo que venden ahí cuesta más que ese precio.
La madre de familia compra en el condado de San Diego verduras, leche, huevo, algunos enlatados. “Por lo general, las frutas, el yogurt, la crema, cosas así, están más baratas en Tijuana; pero otras cosas salen a mejor precio en San Diego, o tienen mejor calidad”, dijo.
Puso como ejemplo que las tortillas tienen más o menos el mismo precio en los dos lados de la frontera, “pero no sé por qué las que compro en Tijuana, si no las comemos pronto comienzan a descomponerse, y las que compro en San Ysidro no, me duran más”.
Luis, por su parte, aprovechó el viernes que fue su día de descanso para cruzar en carro la frontera con la misión de ahorrar.
“No, pues, hay precios que ni se comparan”, dijo, “para empezar, la gasolina; dicen que comenzó a bajar de precio en California pero la verdad no se siente, continúa a más de $6 por galón”.
Para explicar hizo estas cuentas: el tanque de su vehículo compacto se llena con unos 40 litros, unos once galones. En México, donde el combustible tiene un subsidio del gobierno federal llena el tanque por aproximadamente $42, mientras que en California el viernes lo llenaría por $63.
“Pero ahí le va lo sorprendente, mire; paso a ver al médico y la consulta me puede costar entre $3.50 y $6 en consultorios que tienen las farmacias, pero eso sí, me dan las recetas para comprar en sus mismas farmacias, que por donde quiera que usted le vea son mucho más baratas que en California”, presumió.
Antes de regresar al condado de Orange, Luis compra dulces, botellas de agua mineral y algunos antojos que encuentra en supermercados.
Tanto doña Gloria como Luis ponen mucha atención a las cantidades de vehículos y peatones en espera de cruzar la frontera en ambos sentidos.
“Yo nunca vendría a Tijuana en un viernes después de las 2 de la tarde o un sábado en la mañana, a veces son esperas de horas y todo mundo se quiera atravesar (con su auto) para cruzar más rápido”, comentó Luis.
Doña Gloria dice que se fija en grupos de Facebook en los que comentan o suben fotos de cuánta gente hay en espera para cruzar la frontera. “A mí me gusta cruzar como a las 10, no hay tanta gente y puedo regresar a tiempo para hacer cosas en mi casa o trabajar un poco, también desde mi casa”, explica.
Ambos residentes del Sur de California y de Tijuana son parte de cerca de 100,000 personas que en promedio diario cruzan la frontera por las garitas de San Ysidro y Otay, cuyo número recientemente ha aumentado porque desde ambos estados buscan ahorrar un poco ante la inflación.
El índice de precios al consumidor en el sur de California es de ocho por ciento en los condados de Los Ángeles y Orange, y de 8.3 por ciento en el condado de San Diego.
Desde enero se sabe que la carestía por la que atraviesa la región es oficialmente la más alta en cuatro décadas.
En Tijuana la carestía de un año, hasta mayo pasado, se acumuló en 9.12 pro ciento, la más alta en los últimos 24 años, de acuerdo con cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Pero en Tijuana, con una de las diez mayores inflaciones entre todas las ciudades en México, el precio de los alimentos se ha incrementado en 13.19 por ciento en un año, también el más alto en 24 años.
Varios de los productos que doña Gloria menciona que compra en San Ysidro han aumentado en precio en cerca del 20 por ciento en Tijuana.
En California tan solo en el precio de gasolina el aumento es de casi 45 pro ciento comparado con el que se pagaba en julio del 2021. “Como usted bien sabe”, dijo Luis, “cuando aumenta la gasolina y el diesel todo va pata arriba; sube y quién sabe cuándo volverá a bajar”.
Pero indudablemente la vivienda es lo más caro en los dos lados de la frontera.
En el condado de San Diego el precio promedio de un departamento pequeño es de $2,750 mensuales, en Los Ángeles es de $2.660, según la consultora RentCafe.
El presidente de la Asociación de Profesionales Inmobiliarios de Tijuana, Fermín Kim King, explicó que los altos costos de la vivienda en California han obligado a muchos residentes del sur del estado, especialmente a jóvenes y jubilados, a rentar e incluso a comprar propiedades en Tijuana y Rosarito.
Dijo que desde la pandemia la demanda de los californianos ha rebasado la capacidad de la ciudad, y, al elevarse la renta para quienes vienen de California, se encarece la vivienda en general.
La señora Gloria dijo que “eso es muy cierto”. “Yo tuve la suerte de rentar en pesos en el contrato y mientras yo no haga nada indebido lo puedo renovar, pero mis vecinas todas pagan renta en dólares”.
Para decenas de miles de personas que trabajan en el condado de San Diego y el sur de California y viven en Tijuana, los precios de vivienda resultan todavía accesibles, “pero a los que trabajamos en Tijuana y vivimos en la misma ciudad, se nos hace muy difícil”, dijo doña Gloria.
Para agravar la situación, mientras que al norte de la frontera el presidente Joe Biden dice que “una recesión económica no es inevitable”, aunque la Reserva Federal trata de evitarla al elevar las tasas de interés, al sur de la frontera los analistas financieros opinan que ya hay una recesión técnica.
Luis, de 32 años, dice que se ha enterado por noticieros que la recesión podría no presentarse o llegar hasta el próximo año porque todavía hay un aumento de empleos, “pero ya ha pasado que de una semana para otra todo cambia”.
En Tijuana, el presidente de la Asociación de la Industria Maquiladora y de Exportación en la zona costa de Baja California, Pedro Montejo Peterson, advirtió que ante una recesión su industria ya establece planes de contingencia que incluyen despidos numerosos de personal.
“Podría haber recortes de mano de obra, menos días para los trabajadores o menos horas por día; quizás tendríamos que reajustarnos y recurrir a otras fuentes comerciales en otras partes del mundo como Sudamérica y Asia”, declaró.
Eso significa que encima de la inflación, la ciudad enfrentaría potencialmente desempleo en un sector de ingreso tan importante como el turismo.