Pueblos de oriundos y migrantes, dueños de gasolinerías en México

Comunidades en México se organizan social, política y económicamente para construir y operar estaciones de gasolina dentro de un "modelo cooperativo"

Parte del equipo de la cooperativa en Guelatao, el día de la inauguración

Parte del equipo de la cooperativa en Guelatao, el día de la inauguración. Crédito: Natanael Lorenzo | Cortesía

MEXICO.- Durante doce meses los habitantes de Guelatao, en el Estado de Oaxaca,  no hicieron otra cosa que cavar, acarrear graba, cemento, varillas, plantar metales y lidiar con gasoductos para construir la primera gasolinería en México cuyos concesionarios son todos los miembros de una población.

Para lograrlo, crearon una empresa cooperativa a la que llamaron “Saariu” que opera desde el 16 de marzo pasado con la aprobación y contratos de Petróleos Mexicanos (Pemex).

Natanael Lorenzo, quien forma parte de la cooperativa, explica que la idea la tenían gestando desde tiempo atrás y un día que el presidente Andrés Manuel López Obrador visitó la región se lo plantearon. Para su sorpresa… ¡le encantó la idea!

Guelatao de Juárez es una población cerca de Oaxaca capital, famosa antes por ser el lugar de origen del único presidente totalmente indígena que ha tenido el país: Benito Juárez.

Por ser una comunidad reconocida oficialmente como un pueblo originario, pueden organizarse política, social y economicamente por sus propios sistemas de usos y costrumbres y así lo hicieron para gestar la gasolinería.

“En asamblea se definió buscar el apoyo para construir y operar la estación de servicios. Pusimos dinero de nosotros mismos y  de diferentes instituciones de gobierno federal, con subsidios”.

El desafío comunitario tiene como meta principal formar empleos bien remunerados en la zona y apoyar la región con gasolina a precios “asequibles”.  

Comuneros durante la construcción de la gasolinería Saariu. Foto: cortesía Natanael Lorenzo.

El Gobierno federal permitió que se abrieran nuevas gasolinerías y que sean administradas colectivamente. Esto ha permitido que distintas comunidades puedan abrir una; favoreciendo a personas como Natanael Lorenzo y otras personas de Salium, cooperativa de Guelateo de Juárez, en el Istmo de Tehuantepec.

Al abrirse este esquema, muchas personas de escasos recursos mostraron interés en participar, ya que al ser un esfuerzo plural, no tienen que invertir mucho dinero. Además, las gasolineras son un negocio que facilita mantener seguros sus ingresos.

El esquema atrajo la atención de alguos migrantes que se involucraron en el proyecto de Guelatao, a larga distancia con apoyo de la gente de confianza.

Para la comunidad ha sido un proceso interesante pero arduo, porque así como han puesto mano de obra y esfuerzos físicos, también han tenido de documentarse sobre procedimientos burocráticos, permisos, requisitos y otra tanda de cosas que desconocían.

El “esquema cooperativo” ya operaba en México. De acuerdo con Edmer Santín, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México, el potencial de las gasolineras cooperativas permite que haya un desarrollo más equitativo en toda la comunidad, sobre todo en las más marginales.

Se tiene que rendir información, se tienen que dar cuentas a toda la población, a la asamblea. Todos los socios son los que van a dictaminar a qué precios van a vender, etcétera. A diferencia del sector privado, aquí eso es un manejo social y solidario”.

La principal diferencia con el “modelo lucrativo” de las concesiones tradicionales a gasolinerías es que las ganancias no se acumulan para una empresa, sino que se distribuyen en la comunidad.

Por su historia de trabajo comunitario, en Guelatao fue sencillo. “Buscamos una figura que se parezca lo más posible a la organización que tenemos en la comunidad”,  explica Natanael Lorenzo

“Esto es cosa de todos, nadie se queda fuera”

El modelo cooperativo tiene la finalidad de que nadie quede fuera, que hasta las personas marginadas reciban un reditúo. Esto según Mario Torres, diputado migrante por Morena en la cámara de diputados federal, donde se empujan estos modelos de negocio.

“Las cooperativas son de tres tipos: consumo, producción y crédito-ahorro. Las más establecidas en este momento por parte del gobierno federal son las de consumo. Particularmente las cooperativas llamadas “Gasolineras del bienestar”,  Pemex prioriza que se establezcan en áreas de poco tráfico y presencia, como comunidades rurales, indígenas, de migrantes o de marginación.

Actualmente se han establecido otros tres tipos de cooperativas en el tema de hidrocarburos: de plataforma, de cuidado y de transportes, detalla Mario Torres, oriundo de  Coatzacoalcos, Veracruz.

Torres vive en  en Los Ángeles desde 2004 y desde entonces busca “ser un puente” entre los migrantes en Estados Unidos y sus comunidades de origen. Para él, el modelo de las cooperativas permitirá incorporar a quienes residen fuera del país a las actividades productivas.

Lo que estamos promoviendo es que se permita que la comunidad migrante viviendo en Estados Unidos participe como cooperativista o como accionista dentro de estos programas.”

Para el Edmer Santín este programa conlleva una oportunidad de que las remesas tengan un cauce productivo más allá del consumo, como ocurre hasta ahora.

“Creemos que hay una o hay una buena oportunidad con un negocio poco riesgoso”, advierte. “Una gasolinería tiene subsidios y todavía dependemos mucho de este combustible para el transporte y el desarrollo”, dice Santín.

“Aquí la invitación sería que pensaran los migrantes la posibilidad de constituirse en cooperativas. Por un lado, para poder contar con una, con un permiso de una gasolinera afiliado en estas cooperativas tanto para el migrante en Estados Unido como sus familiares en México”.

La inserción de los migrantes al modelo de cooperativas produce un efecto triple. En primer lugar, el rédito se reparte equitativamente a los participantes de la cooperativa, incluyendo a aquellos que no están personalmente en la comunidad.

Después, permite sumar a las personas más vulneradas para auxiliar de alguna forma, con lo cual todos ellos sacan provecho.  En tercer lugar, representa una forma de correspondencia entre locales y migrantes, con base en el trabajo.

El camino

Para poder unirse al proyecto, la comunidad de Natanael tuvo que constituirse legalmente como cooperativa. Tuvieron que presentarse ante un notario público; revisar la ley correspondiente a este tipo de asociaciones; entregar la documentación requerida y paso a paso fueron acercándose a ese primer objetivo.

Una vez que estuvieron registrados como colectivo, tuvieron que hacer aún más trámites: presentarse ante la Comisión de regulación económica (CRE) y entregar los últimos documentos para que jurídicamente tuviera el registro como cooperativa, y en qué tipo de actividad se iban a involucrar.

Iban a hacerse cargo de la gasolina en su comunidad.

El apoyo a este tipo de organizaciones vino del gobierno federal que desde hace tres años tenía la intensión de darle más fuerza a este modelo.

Al inicio de la construcción. Foto: Cortesía Natanael Lorenzo.

Desde mediados de 2019, el Instituto Nacional de la Economía Social (INAES) anunció que se iniciarían consultas con distintas comunidades de estados como Oaxaca, Puebla, Veracruz, Michoacán y Chiapas. Con estas pláticas pretendían conocer de primera mano las necesidades municipales.  

En el gobierno federal sabían que este esquema ya se aplicaba en el país. De acuerdo con datos de la Secretaría de hacienda, en el 2013, las cooperativas significaron el 2.3% del Producto Interno Bruto nacional.

Sin embargo, con la pandemia, la situación se enrareció y algunas de ellas quebraron

La crisis económica afectó particularmente a los pueblos más alejados de las ciudades.

El gobierno federal declaró: “La pandemia por COVID-19 evidenció la necesidad del trabajo colaborativo para lograr el bienestar común.”

En este contexto, se enfocaron recursos en atender las necesidades de poblaciones como Guelatao.

Natanael precisa que  “la comunidad hizo un planteamiento al presidente de la República en una de sus visitas, el 21 de marzo del 2020, que se pudiera otorgar un recurso a la comunidad para buscar financiar proyectos que beneficien a la comunidad y que de alguna manera en años posteriores puedan beneficiar a la región.”

A partir de aquí la comunidad, ya en esquema cooperativo empezó a obtener recursos federales:

 “Fue ahí que se le otorga al municipio el dinero y al tenerlo este la asamblea fue la que definió qué hacer con ese dinero. Ese dinero, aparte de la gasolinera, se hicieron algunos otros proyectos”.

La labor de los dirigentes del pueblo fue enterarse también de los compromisos financieros que adquirieron. ¿Con qué se habían comprometido? No era un fondo perdido, ni un préstamos, sino un convenio para trabajar en conjunto con el gobierno federal.

No era un contrato, pero deberán rendir cuentas, ser transparentes en el manejo de los recursos y mediante el este sistema pueden lograrlo, ya que todos son garantes de vigilar qué pasa con el dinero.

De acuerdo con datos del INAES y el Instituto nacional de los pueblos indígenas los recursos que se ha inyectado para el mejoramiento de las economías indígenas y el medio ambiente, se ha realizado una inversión de 11. 6 millones de pesos (poco más de medio millón de dólares) en 47 proyectos.

Para el tema de los derechos indígenas se han apoyado otros 15 proyectos con una inversión superior a los nueve millones de pesos (unos 450 mil dólares)  principalmente en auxilio de autoridades comunales en la defensa y promoción de sus derechos territoriales. Esto para el año de 2022.

El resguardo al dinero de la cooperativa no es por lucro o porque sea ayuda gubernamental, sino porque también hay dinero de ellos. Entre esos fondos, muchas veces, tienen su origen más allá de las fronteras, enviados por mexicanos oriundos de la localidad.

Una oportunidad para volver

Según Edmer Santín, año con año, aumenta el valor de las remesas enviadas a México. El académico apunta que: “Por todo esto, es importante ofrecerles alternativas para que inviertan sus recursos en proyectos que valoricen sus divisas”.

Una de esas opciones son los proyectos en los que asisten sus familiares.

La información de las Sociedades Cooperativas de Ahorro y préstamos reveló el año pasado en 2020, los participantes del programa obtuvieron de las remesas 4,391 millones de pesos (poco más de 200 millones de dólares). Estos fondos facilitaron a los societarios enfrentar la crisis económica derivada de la pandemia.

Los aportes migrantes son fundamentales

De acuerdo con cifras oficiales en manos del investigador Santín, actualmente hay alrededor de 80 solicitudes de Gasolinerías del Bienestar a nivel nacional por parte de migrantes. El académico deduce que se trata quizas de migrantes que tienen  la intención de regresar al país y constituirse en los lugares de origen como cooperativa e invertir sus ahorros”.

Esto significa que para los cooperativistas este plan no es sólo una posibilidad de obtener ingresos. También representa la esperanza de volver a ver a sus familiares emigrados del país.

La otra opción, agrega,  es que inviertan en las cooperativas que no cuentan con recursos para la construcción.

Se calcula que la tasa de recuperación del total de la inversión es entre dos y cuatro años y posteriormente obtendrían una ganancia absoluta.

Ahora, para Natanael, el principal reto es la logística: obtener la gasolina, ser competitivos en un área relativamente remota, transportar el combustible, obtener materiales que resistan este líquido. Todos estos problemas son complicados, pero no imposibles:

Por la misma forma de organizarse es difícil y también porque nos encontramos un poco alejados de donde se encuentran los ductos, de donde se encuentra el paso de la gasolina, digamos.”

Los retos de las sociedades cooperativas son complejos; no obstante, es una forma de relación en las comunidades más necesitadas. Para agosto de 2022, estados como Ciudad de México, Oaxaca, Michoacán, Querétaro y Puebla han replicado el programa, con ayudas de distinto grado de inversión.

El esfuerzo nunca es absurdo cuando está de por medio la labor comunitaria, piensa Natanael.  

“Lo que sí podemos decir es que estamos apoyando a nuestra gente, a que compre un producto legal dando buen servicio. A la vez las utilidades que se generen se queden para beneficiar a nuestra propia gente. Eso es lo que sí podemos comentar con certeza”.

¿A quién acudir?

Para solicitar a Pemex una Gasolinera para el Bienestar dirigirla a Jorge Luis Basaldúa Ramos, director general de Pemex Transformación Industrial: dg.transformacion.industrial@pemex.com

También se puede solicitar a Juan Manuel Martínez Louvier, director general del Instituto Nacional de Economía Social. (INAES) al correo: jmartinezl@inaes.gob.mx

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