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David Lugo es un orgulloso vendedor ambulante a sus 70 años

Gracias a su trabajo, el inmigrante pudo enviar a su hijo a la universidad y ha participado como activista, luchadondo por leyes a favor de los vendedores

David Lugo muestra su permiso de vendedor ambulante. (Jacqueline García/La Opinión)

David Lugo muestra su permiso de vendedor ambulante. (Jacqueline García/La Opinión) Crédito: Jacqueline García/La Opinión | Impremedia

A sus 70 años, David Lugo dijo que se siente muy a gusto y fortalecido para salir a vender sus productos electrónicos como vendedor ambulante muy cerca de los famosos callejones del centro de Los Ángeles.

“Trabajo porque no quiero ser una carga para el gobierno”, dijo Lugo el domingo mientras instalaba su puesto de electrónicos el domingo. Expresó que usualmente vende los fines de semana cerca de la intersección de la calle Santee y el bulevar Olympic.

Sus productos más codiciados son los cargadores de los celulares y los porta celulares para el carro que cuentan con cargador incluido.

Lugo, de nacionalidad mexicana, mostró orgulloso su permiso de vendedor ambulante que obtuvo en la ciudad de Los Ángeles, mismo que le permite vender en la calle sin problemas. El permiso, que viene en la forma de una tarjeta, la carga consigo en un gafete para mostrar su legalidad como vendedor ambulante a cualquier autoridad que lo cuestione.

El sinaloense que emigró a Estados Unidos en la década de los 80 y se benefició de la amnistía, contó que hace muchos años trabajó para una compañía canadiense donde vendía libros tocando de puerta en puerta. Recibió entrenamientos y esto le dio amplia experiencia como vendedor.

Contó que incluso recibió la oportunidad de mudarse para Hawái, después de haber ganado un primer lugar en ventas, para continuar con su carrera. Sin embargo, se negó debido a que tenía a su hijo menor de edad estudiando.

Orgulloso dijo que el esfuerzo valió la pena ya que su hijo ahora es un ingeniero que trabaja para la ciudad de Los Ángeles.

“Producto de un vendedor ambulante”, dijo emocionado Lugo.

David Lugo muestra su mercancía. (Jacqueline García/La Opinión)
Crédito: Jacqueline García/La Opinión | Impremedia

Conociendo sus derechos

Lugo expresó que es miembro activo de varias organizaciones comunitarias como ELAC, Salef y CHIRLA, y siempre trata de informarse en sus derechos como residente de la ciudad así como vendedor ambulante.  

Contó que inicialmente vendía solo un día a la semana sobre la acera y usualmente caminaba por las calles por el temor de meterse en problemas con las autoridades. 

Eventualmente logró establecerse en el lugar donde se encuentra ahora y ya se siente más a gusto ya que también cuenta con su clientela.

“Un día la policía me quería decomisar mi mercancía porque decía que era ilegal y yo le dije, ‘no señor, yo tengo mi recibo y pagué impuestos. Tengo todo legal’”, contó Lugo mostrando sus recibos. “Le expliqué, ‘ustedes investiguen a la compañía donde yo compre mi mercancía’, porque la ciudad les da permisos a las compañías para que vendan esta mercancía que yo inocentemente compré”.

Al hablar con tal conocimiento de sus derechos como vendedor, Lugo enfatizó que la policía lo dejó en paz para que pudiera seguir trabajando. Agregó que él se asegura de obtener los recibos de su mercancía y gracias a esto nunca se la han decomisado.

Obteniendo el permiso

Luego de intentarlo varios años, el inmigrante finalmente pudo obtener su permiso de vendedor ambulante el pasado mes de julio, después de ahorrar los $300 necesarios para recibirlo.

“No había dinero para obtenerlo porque estábamos en la pandemia y la venta estaba malísima, y hay que pagar renta, hay que pagar comida, etc.”, dijo Lugo.

David Lugo con los reconocimientos de entrenamientos y clases que ha tomado. (Jacqueline García/La Opinión)
Crédito: Jacqueline García/La Opinión | Impremedia

El vendedor también contó que miembros de CHIRLA llegaron a los callejones a educar a los vendedores ambulantes y fue gracias a ellos que él se enteró de lo importante que era recibir su permiso. 

No solamente es para defenderse en las calles, expresó, pero también porque con el permiso si paga sus impuestos anualmente puede llegar a obtener préstamos para su negocio mediante la cámara de comercio de Los Ángeles.

El pequeño empresario es conocedor de cómo obtener el seguro para su negocio, seguro para discapacidad en el trabajo y muchos beneficios más.

“En Salef me dieron clases de lo que debe hacer un vendedor ambulante y como pagar los impuestos”, dijo Lugo. “Es una ventaja de todos los beneficios porque ahora la ciudad sabe que somos vendedores ambulantes legítimos”.

Lugo ahora cuenta con el conocimiento de cómo vender apropiadamente sobre la acera, dejando un espacio libre para los peatones que pasan y a qué distancia poner la sombrilla que utiliza para cubrirse del sol. Todo esto lo ha aprendido en entrenamientos para vendedores ambulantes.

Para su buena fortuna, mediante la organización Salef, Lugo recibió un reembolso de parte del total del permiso que pagó a la ciudad cuando terminó sus clases.

El vendedor indicó que hace unos meses participó con los vendedores ambulantes para abogar por una ley Sacramento a favor de los vendedores ambulantes. 

Lugo animó a todos los vendedores a no darse por vencidos y que obtengan su permiso de vendedor ambulante ya que, aunque pudiera parecer costoso, los beneficios son mucho mayores.

“Les dijo que se registren como vendedores ambulantes porque hay organizaciones que les ayudan a pagar el registro”, dijo Lugo. “Tiene muchos beneficios el ser tu propio patrón”. 

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