El cerebro percibe una pérdida traumática como una amenaza para la supervivencia, dicen expertos

El duelo pude significar una situación muy dolorosa y traumática para quien lo vive. A pesar de que hay muchas maneras de reaccionar ante la pérdida de un ser amado, de acuerdo con algunos especialistas ese momento puede ser apreciado por el cerebro como una amenaza para la supervivencia. Pero ¿Qué hace que esto suceda?.

Según la neuróloga de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland, Lisa Shulman los traumas emocionales pueden ser percibidos en el cerebro de la misma manera que los físicos, por ende al estar ante una situación como el duelo, se activan varias regiones del cerebro que le envían a todo el cuerpo esta información de alerta.

La experta explica que, la encargada de encender la alarma es la amígdala, por su cercanía con el cerebro reptiliano (la parte más primitiva) siempre está atenta ante las amenazas y detrás de esta, el cortisol desencadenando un sinfín de reacciones en el cuerpo “el corazón se acelera, la frecuencia respiratoria aumenta y la circulación sanguínea aumenta a los músculos para prepararse para luchar o huir”, dice Shulman.

Puede el dolor sostenerse en el tiempo

Los estados de negación son también parte de este tipo de mecanismo de autodefensa, al pasar el tiempo y el duelo continúe, la amígdala se hace más hipersensible y vigilante ante la amenaza del trauma, por eso es que muchas personas en este tipo de casos tienden a tener reacciones fuera de su estado normal.

Por otra parte, muchas personas se apegan al hecho de que con el tiempo se logra sanar el dolor de un duelo, sin embargo, la psicóloga Mary-Frances O’Connor responde a la pregunta de si esto es posible y cuáles podrían ser las consecuencias en caso de no hacerlo.

Para la especialista este tipo de trauma emocional produce cambios muy profundos a nivel cerebral, el constante estrés producido por el duelo, fortalece lo que denomina “centro del miedo primitivo” en el cerebro, como si se advirtiera de que esto puede volver a suceder y causa un debilitamiento en el “cerebro avanzado”.

Aunque advierte que de no revertir estos mecanismos de defensa en terapia, pueden ser cambios cerebrales duraderos. Frances O’Connor señala que una buena técnica es el crecimiento postraumático, sirve para que la persona pueda recuperar la vida que llevaba antes del trauma.

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