Dueño de restaurante denuncia acoso de inquilina comercial a quien le ha pedido desalojar

Asegura que los manifestantes que la apoyan y mantienen un boicot afuera de su negocio no solo maltratan a sus clientes sino que le han generado pérdidas por miles de dólares

Una disputa entre el propietario de un restaurante y una persona que le renta al lado ha generado tensión. (Araceli Martínez/La Opinión)

Una disputa entre el propietario de un restaurante y una persona que le renta al lado ha generado tensión. (Araceli Martínez/La Opinión) Crédito: Impremedia

Después de dos décadas de trabajo en las cocinas de varios restaurantes de Los Ángeles, Marco Antonio Rodríguez, un inmigrante indígena de Chiapas, México, logró tener su propio restaurante en el barrio de Highland Park en Los Ángeles al que llamó Gloria’s Cuisine, y en 2018, con muchos esfuerzos compró el inmueble donde se encuentra su negocio.

Pero el paquete de compra incluía a dos inquilinos, con sus propios pequeños negocios al lado, lo que Marco Antonio nunca imaginó es que al pretender ampliar su restaurante y pedirle a una de las inquilinas que le desocupara, se le vendría encima una pesadilla.

“Me siento completamente frustrado, triste e intimidado porque The Northeast LA Tenants Union, el grupo que ha salido en defensa de la señora inquilina María Alicia Feria vienen todos los fines de semana a protestar, y mantienen un boicot fuera del restaurante para alejar a mis clientes”.

Marco Antonio Rodríguez, preocupado por el boicot contra su restaurante. (Araceli Martínez/La Opinión)

Incluso -dijo – mostrando vídeos, que los manifestantes han llegado a meterse al restaurante profiriendo insultos y amenazas en su contra, y a los clientes que no logran disuadir de no entrar, les gritan esquiroles o rompe huelgas.

“A veces desde que los ven venir desde la esquina, se les acercan para tratar de convencerlos de que no entren al restaurante”.

El también chef, a quien la pobreza lo obligó a salir de Chiapas en 1998, dijo que cuando en 2018 compró el edificio que alberga su restaurante junto con dos locales más, fue y se presentó con sus inquilinos.

“Les dije que mis planes futuros era ampliarme; y cuando me empezó a ir bien y me di cuenta que mis clientes tenían que esperar una hora por una mesa, resolví que era tiempo de extenderme”.

Cuenta que en agosto de 2022, se acercó a María Alicia, con quien tenía una buena relación, al grado que se llamaban uno al otro ‘viejo’ y ‘vieja’. 

“Le dije que necesitaba que me desocupara, que se tomara dos o tres meses. Le ofrecí pagarle su reubicación, el depósito y el primer mes de renta, y ayudarla con la mudanza”.

El negocio de María Alicia se llama Ojo de Agua, vende agua, plantas y hace envíos de dinero.

Marco Antonio dice que dos meses más tarde fue con su vecina a preguntarle si ya había encontrado donde mudarse, y le contestó: “No he buscado. No he encontrado. No me voy a ir y hazle como quieras”.

Fue entonces que todo preocupado buscó apoyo de una compañía de abogados para que lo asesoraran, y le recomendaron mandarle un aviso verbal y otro por escrito.

Por esos días, cuenta que su inquilina, le dijo que un grupo de defensa de inquilinos se había ofrecido a ayudarle, pero que incluso ella misma le confesó que no podía hacerle eso, que él no se lo merecía.

A partir de ahi comenzaron las manifestaciones afuera de su negocios.

“Son protestas muy agresivas y amenazantes no solo acosan a los clientes sino que a mi me avientan rayadas de madre, y comentarios intimidatorios como ‘puedo destruir tu negocio’; y cuestionamientos tales como ‘no te da vergüenza dejar en la calle a una madre soltera’. María Alicia no es una madre soltera. Ella está casada’.

Dijo que ahora lo quieren acusar de causarle a su inquilina una parálisis facial. “Yo no soy responsable de su salud. A mí este estrés me ha causado que se me suba la presión arterial, algo que nunca he padecido”.

Manifestantes afuera del restaurante Glorias Cuisine. (Cortesía)

Como consecuencia de la campaña en su contra que incluso ha sido llevada a las redes sociales, dice que las ventas se le cayeron en 70% y la policía ha tenido que ponerse fuera del local todos los fines de semana. 

“La verdad me siento desesperado y me duele mucho esta situación. Hasta de racista me han tachado cuando yo soy un indígena, inmigrante, miembro de la comunidad LGBT, que lo único que hecho en este país, es trabajar sin parar”.

Dijo que los manifestantes y su inquilina no se dan cuenta que al pretender arruinar su restaurante, ponen en riesgo la fuente de ingresos de 8 familias, sin contar la suya propia.

“Tengo la conciencia tranquila. He obrado de buena fe. De verdad quiero que esto termine en paz, aunque el daño ya está hecho. Son miles de dólares en pérdidas las que he sufrido cuando yo lo único que quiero es hacer crecer mi negocio, como fue mi sueño cuando vine a este país”.

Cada fin de semana, los manifestantes acuden al restaurante Glorias Cuisine. (Cortesía)

Nada es verdad

María Alicia dice que nada de lo que dice Marco Antonio es verdad, y asegura que ella tiene fotografías.

“Quiere que me salga en 60 días, pero no se da cuenta que las rentas están muy caras; y que al cambiarme de lugar, voy a tener que empezar de cero otra vez porque no todos los clientes me van a seguir”.

“Yo sí quiero irme, pero quiero que me pague $12,000 de reubicación y un mes más de lo que me cueste la renta del nuevo local”.

Marco Antonio Rodríguez se encuentra frustrado por el maltrato que sus clientes reciben. (Araceli Martínez/La Opinión)

Protecciones diferentes

El abogado de inquilinos, Clemente Franco dijo que los derechos de un inquilino dependen de si la propiedad en renta es comercial o para habitar.

“El inquilino de una vivienda tiene más protecciones que un inquilino comercial”, dijo.

¿Un propietario que le pida a un inquilino comercial desocupar un local, debe pagarle gastos de reubicación?

“Si no hay nada en el contrato estipulado no está obligado a hacerlo, y si el pago es mes por mes sin contrato, basta y sobra con que el propietario le dé un aviso de 30 días al inquilino comercial”.

El abogado Franco dijo que si el inquilino comercial no quiere desocupar el inmueble, el propietario debe presentar una demanda ante la corte, y el juez lo único que hará es emitir una decisión, que siempre va encaminada a que la persona tiene que desalojar.

¿El juez toma en cuenta para negar un desalojo comercial, el alto costo de la renta o los problemas personales del inquilino comercial?

“El juez no emite una opinión sobre la situación personal, solo la decisión de si el inquilino debe ser desalojado o no?

Cuestionado en torno a si los grupos de defensa de los inquilinos pueden llevar a cabo protestas afuera de los negocios, que son propiedad del dueño del inmueble comercial de renta, dijo que tienen la libertad de hacerlo.

“Pero si hay amenazas, agresiones u otro tipo de problemas, el asunto queda en manos de la policía”.

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