‘Mi mamá ya no alcanzó a ver a mi hermana, pero yo le traje un abrazo’

Medio centenar de personas mayores del Estado de México son bienvenidas en Los Ángeles por sus hijos y nietos a quienes no veían por décadas

Samuel Valencia se reencuentra con su madre después de 23 años.

Samuel Valencia se reencuentra con su madre después de 23 años. Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Con las lágrimas en los ojos desde antes de encontrarse con su hermana, Cirila Campos Martínez, de 66 años, se reencontró con su Bertha, de 75, a quien no veía físicamente desde hace 34 años.

No podían contener el llanto, tampoco la alegría que cuando vio a su hermana simplemente la abrazó por un largo período.

Cirila, su esposo Emiliano Agustín y su hija Azucena viajaron 18 horas en carretera, desde Washington State a Los Ángeles, para coincidir en una bienvenida cálida, gracias a los esfuerzos del grupo “Familias Migrantes Fuertes y Unidas”.

Cirila recordó que su hermana era buena y aunque a veces se enojaban, enseguida se contentaban.

“No nos habíamos separado nunca, sino hasta que mi esposo me trajo a Estados Unidos”, dijo. “Yo tenía apenas 20 años”.

Algunas personas no habían visto a sus familiares hasta por tres décadas.
Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Narró que su hermana Bertha le leía libros y que siempre salían juntas cuando iban a la tienda. Eran muy apegadas y siempre andaban juntas.

Sin embargo, su alegría no era completa.

Su madre, Rosa Martínez Torres también debería haber hecho el viaje a Estados Unidos. Pero no fue posible. Ella falleció en septiembre de 2022.

“Mi mamá ya no alcanzó a ver a mi hermana, pero yo le traje un abrazo de parte de ella”, expresó Bertha, a La Opinión. “Yo la extrañaba y me daba tristeza que no estuviera conmigo”.

Esta familia, originaria de Almoloya del Río, Estado de México, ahora tiene planes para celebrar el cumpleaños de Bertha, el 26 de febrero y llevarla como turista a conocer los mejores lugares de Washington State.

Bertha Campos Martínez, de 66 años, se reencontró con su hermana Cirila.
Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Labor altruista

Bertha Campos Martínez fue parte de un grupo de 50 personas mayores de 60 años, cuyos familiares tuvieron que pagar un promedio de $1,500 para auxiliarles con los trámites migratorios, la obtención de la visa para venir a Estados Unidos y el pago de los pasajes de avión de ida y vuelta. Todos tendrán que regresar a México el 21 de marzo.

 Los adultos mayores contaron con el respaldo de los dirigentes de la Asociación para el Éxito y la Educación Comunitaria del Estado de México (ASECSM), que dirige Jorge Galindo,  en coordinación con el gobierno de este estado.

Desde 2015, el programa de apoyo para la reunificación familiar de adultos mayores del Estado de México y mexiquenses radicados en Estados Unidos ha beneficiado a más de 500 familias.

Balbina Hernández, su esposo Crescencio y su hijo Steven recibieron a María Hernández Villanueva.
Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Sin embargo, el programa se suspendió durante la pandemia de Covid-19, y Galindo, junto con otros colaboradores batallaron para que el programa no desapareciera.

Con el respaldo de sindicatos y políticos locales trabajaron para que se sintiera el poder de la comunidad y hacer la diferencia para reunificar a quienes dejaron atrás, luego de haber emigrado a Estados Unidos.

“Después de conocer a mi papá [a través del programa], ahora me toca conocer a los padres suyos”, dijo Jorge Galindo a las más de 300 personas congregadas en un salón del centro de Los Ángeles, a donde arribaron los visitantes la noche del sábado.

Viajaron desde Nuevo México

Mediante una cuenta regresiva, las personas que sostenían unas cortinas largas soltaron los amarres y las dejaron caer al piso. De inmediato, todos los familiares que esperaban por más de media hora de pie, con globos y ramos de flores para sus madres, padres y abuelos, se abalanzaron sobre sus “viejitos” para abrazarlos.

María del Carmen Contreras (de camiseta negra) y sus hijos lloraron lágrimas de felicidad al recibir a su mamá y abuelita, Guillermina.
Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Desde Albuquerque, Nuevo México, Jesús David Sánchez y su madre, María del Carmen Contreras manejaron casi 786 millas hasta Los Ángeles, para recibir a la señora Guillermina, mamá de ella.

“Mis lágrimas son de emoción y alegría”, dijo Guillermina, de75 años. “Ya no la conocía [a su hija]; físicamente ha cambiado mucho”.

María del Carmen, originaria de Ecatepec, Estado de México, precisó que su madre es su mejor amiga.

“Ella siempre ha sido incondicional para mí con sus consejos”, dijo. “Recuerdo que, cuando le dije que me vendría a Estados Unidos con mis hijos no me creyó, pero lo hice para buscarles a ellos un mejor futuro”.

Por su parte, Jesús David (30) y su hermana Nancy (33) recordaron que su abuelita los cuidó siempre, aunque los regañaba y los “chancleaba” cuando el dinero que les daba para comprar las tortillas se lo gastaban en jugar en las “maquinitas”.

“Pero, la verdad es que ella nos enseñó a ser respetuosos y a tener buenos valores y principios morales”, comentó Jesús David.

“Yo lo que más extrañaba de mi abuelita eran sus enchiladas verdes y los chiles rellenos que sabe hacer”, añadió Nancy.

Reconectar a las familias

El objetivo del programa de apoyo para la reunificación familiar de adultos mayores del Estado de México “Familias Migrantes Fuertes y Unidas” está dedicado para mexiquenses radicados en Estados Unidos que, por sus condiciones migratorias no han visto a sus seres queridos mayores de 60 años en una década o más.

Según José Pablo Montemayor Camacho, coordinador de asuntos internacionales del gobierno del Estado de México, la prioridad del gobernador priista, Alfredo del Mazo es “respaldar a los mexiquenses, que son el soporte para la economía del estado”.

El funcionario declaró a La Opinión que sus compatriotas ocupan el cuarto lugar en envío de remesas a su país, con 3,500 millones de dólares en 2022, y por tal motivo existe el interés de reconectar a las familias.

Montemayor Camacho reconoció que, sin esos recursos económicos extra para los municipios de su estado, muchas familias tendrían complicaciones para sobrevivir.

De los 12 millones de mexicanos nacidos en aquel país y que residen en Estados Unidos, casi un millón son de origen mexiquense, es decir, representarían el segundo o tercer estado de la República Mexicana que expulsa su mano de obra.

Sin embargo, a diferencia de estados como Zacatecas donde hay “pueblos fantasma” a causa de la emigración, en el Estado de México sucede algo irónico: ahí llegan a trabajar más mexicanos a los estados de Chiapas, Oaxaca y Veracruz.

Reencuentro emotivo de madre e hijo

Entre todos los visitantes, María González González era la de mayor edad: 88 años. A ella la esperaba con ansias su hijo, Samuel Valencia González, un mecánico de 53 años que vive en Los Ángeles.

Con su andadera y su aparato para poder escuchar, María, una mujer diabética y llena de enfermedades permaneció tranquila por varias horas, sentada, a la espera de estar ante su hijo, a quien no veía desde hace 23 años cuando salió de San Juan Jiquilisco, Estado de México.

“Yo me vine a Estados Unidos para darle una mejor vida a mi madre; ella es el mejor regalo de Dios para mi vida”, valoró Samuel, mientras se limpiaba el llanto de su rostro y avisaba por teléfono a su hermana Esperanza que su mamá había llegado con bien.

La misma alegría embargaba a Balbina Hernández, de San Marcos Tecomaxusco, municipio de Ecatzingo, quien vive en Fullerton.

Ella, su esposo Crescencio y su hijo Steven recibieron con los brazos abiertos y un enorme abrazo a María Hernández Villanueva, la hermana de Balbina, quien antes de que se cancelaran los viajes por la pandemia, también esperó en vano la llegada de su madre, Adolfa Villanueva.

“Mi mamá murió de un dolor en el estómago…, sus papeles ya estaban arreglados y nunca pude verla ni despedirme de ella…, fue muy doloroso, pero ahorita estoy emocionada porque pude ver y abrazar a mi hermana después de un cuarto de siglo”.

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