Incendio termina con esfuerzo de 35 años de una defensora de los migrantes

Doña Gris, una incansable voluntaria que con sus guisos y trabajo brinda esperanza a cientos de migrantes y personas de bajos recursos en la frontera, se ha quedado en la calle al quedar su hogar reducido a cenizas

Doña Gris (c) aparece en uno de los innumerables eventos para apoyar a los migrantes.

Doña Gris (c) aparece en uno de los innumerables eventos para apoyar a los migrantes. Crédito: Manuel Ocaño | Impremedia

Doña Gris platicó a La Opinión que su familia despertó porque el humo les comenzó a asfixiar, mientras los vecinos les gritaban que salieran de su casa en llamas.

“No alcanzamos a agarrar nada. Apenas salimos a tiempo con lo único que llevábamos puesto, con lo que nos habíamos ido a dormir”, dijo la señora al recordar cómo ardía la casa de madera en la que vivió 35 años.

Nadie sabe cómo empezó el fuego, pero alcanzó y consumió rápidamente tres casas del vecindario Camino Verde en la periferia de Tijuana.

“Se quemó todo, no pudimos salvar nada. Mi hija quería tratar de rescatar los libros y los cuadernos de su carrera en la universidad, pero ya las llamas estaban muy altas”, avivadas por una racha de vientos que azotó la madrugada del jueves.

Hogar de doña Gris, donde ella y su familia vivieron por 35 años.
Crédito: Manuel Ocaño | Impremedia

Doña Griselda, su esposo Jesús Enrique y sus tres hijas, quedaron literalmente en la calle.

La familia por lo pronto está viviendo con la madre de doña Gris, quien vive en el mismo vecindario. Ella despejó un pequeño cuarto para que su hija con su familia se pudiera refugiar momentáneamente.

Por las condiciones en que quedaron, doña Gris no pudo trabajar de voluntaria como cada domingo. Su trabajo consta de preparar alimentos para al menos un centenar de personas necesitadas que incluye a decenas de migrantes.

Hace años que cada domingo por la mañana, doña Gris llega a cocinar a un albergue para migrantes en Playas de Tijuana, el vecindario de México que colinda con California y el Pacífico.

“En el albergue, Casa de Luz, siempre hay migrantes que me ayudan”, platicó. Cocinan desde las 9 de la mañana, después del mediodía llevan los alimentos al pie del faro en plena frontera, esperan a que termine un servicio dominical religioso y entonces ofrecen alimentos recién cocinados a los feligreses, pero también a quien desee comer.

La misa es de la Iglesia Fronteriza o Border Church, un servicio religioso que durante una década fue binacional y bilingüe, simultáneamente de ambos lados del muro entre Playas de Tijuana e Imperial Beach, en el condado de San Diego.

La patrulla fronteriza cerró el acceso hasta ese sitio desde marzo del 2022, pero los feligreses de ambos lados se reúnen al lado mexicano para continuar la tradición dominical, que incluye los alimentos.

“Dicen que se cosecha lo que se siembra, y doña Gris ha sembrado mucho amor”, dijo Aida Renee Amador, feligrés de Border Church.

La señora Gris ha sido por años promotora de salud, un trabajo voluntario que consiste en visitar albergues de migrantes para orientar en asuntos de salud. Cuando estuvo más de un año en el campamento de El Chaparral, también llegaba a menudo como voluntaria para alimentar y ayudar a personas pobres.

A la edad de siete años, doña Gris llegó con su familia de Guadalajara a Tijuana. Desde que llegaron han vivido en Camino Verde, una de las colonias populares más conocidas en la ciudad. En ese vecindario conoció y se casó con Jesús Enrique Luna y juntos construyeron la casa que era todo su patrimonio desde hace 35 años.

Ahora “vamos a empezar otra vez desde cero”, dijo doña Gris. Lo que inicialmente más urge a la familia es contratar un camión para retirar los escombros en los que quedó reducida la que era su casa. Una vez que el terreno quede limpio, tendrán que reconstruir su casa.

La familia piensa que “tal vez tenga que ser de nuevo una construcción solo de madera, porque todos los materiales están muy caros”.

Pero a la familia también le urge ayuda para reponer los libros y artículos que una de sus tres hijas, Deborah Noemí, necesita para continuar sus clases en la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).

La joven consiguió después del incendio un trabajo de un par de horas diarias para ayudarse, sin perder su horario de clases de licenciatura.

Aida Renee, feligrés de Border Church de San Diego, inició una recaudación de fondos para ayudar a la familia Luna Aldana. En la plataforma de GoFundMe, en https://bit.ly/3IfzFcr

Si alguien desea comunicarse con la señora Gris, le puede enviar un mensaje de texto al número 52 664 303 66 43.

Quien desee visitar el sitio donde estuvo su casa y preguntar por doña Gris, puede manejar por la carretera escénica rumbo a Rosarito y Ensenada, pero continuar por el libramiento Rosas Magallón, a unas seis millas de la colonia Camino Verde. El sitio queda sobre la calle El Mexicano.

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