5 ingredientes peligrosos que están en nuestros alimentos, aunque no deberían estar


California está considerando prohibir el colorante rojo n.º 3 y otros aditivos comunes, lo que podría afectar a cientos de alimentos, incluso en otros estados

Entre los alimentos elaborados con ingredientes que California está considerando prohibir figuran algunos quesos rallados (dióxido de titanio), panes de hamburguesa (bromato potásico), refrescos de naranja (aceite vegetal bromado), caramelos (colorante rojo n.º 3) y tortillas de maíz (propilparabeno). 

By Scott Medintz

Un proyecto de ley copatrocinado por Consumer Reports y el Grupo de Trabajo Ambiental (EWG, por sus siglas en inglés) y que ahora se debate en la Asamblea del Estado de California prohibiría, si se aprueba, el uso de 5 sustancias químicas como aditivos en los alimentos y bebidas que se venden en el estado. Y podría tener efectos de gran alcance para los consumidores de todo el país.

Estas sustancias: aceite vegetal bromado, bromato potásico, propilparabeno, colorante rojo n.º 3 y dióxido de titanio se han relacionado con graves problemas de salud, como un mayor riesgo de cáncer, daños en el sistema nervioso, hiperactividad y otros problemas de comportamiento. Todas han sido prohibidas por los organismos reguladores para su uso en alimentos en Europa.

Aun así, todos se utilizan actualmente como ingredientes de dulces, productos de panadería, bebidas y otros alimentos populares que se venden en las tiendas de comestibles en todo Estados Unidos.

Un grupo de 10 organizaciones comerciales de fabricantes, distribuidores y minoristas de alimentos y bebidas, incluidos el Consejo Estadounidense de Química, la Asociación Internacional de Fabricantes de Colores y la Asociación Estadounidense de Panaderos, se oponen al proyecto de ley, argumentando que estas sustancias químicas ya han sido revisadas por los sistemas reguladores federales y estatales, y que se están llevando a cabo procesos de evaluación adicionales y se debería permitir que continúen. 

Pero Brian Ronholm, director de política alimentaria de CR, afirma que hay que hacer más ahora. “A pesar de los riesgos bien documentados que estas 5 sustancias químicas alimentarias suponen para nuestra salud, la FDA no ha tomado medidas para proteger al público”, afirma. “Al prohibir estas sustancias químicas peligrosas en los alimentos, California puede proteger la salud pública en el estado y animar a los fabricantes a hacer sus productos más seguros para el resto del país”. 

Esto es lo que debes saber sobre la ley propuesta. 

¿Por qué estos 5 ingredientes?

Los defensores de la seguridad de los alimentos están preocupados por una amplia gama de aditivos alimentarios, cientos de los cuales han entrado en el sistema alimentario en las últimas dos décadas sin un riguroso examen de seguridad por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). 

Pero los 5 que aquí mencionamos cumplen varios criterios que los hacen destacar, afirma Melanie Benesh, vicepresidente de asuntos gubernamentales del EWG. Cada uno de ellos se encuentra en decenas (y en algunos casos centenares) de productos actualmente en los estantes de los supermercados, cada uno se ha relacionado claramente con daños para la salud, y cada uno ha sido prohibido para su uso en alimentos por los reguladores en Europa que sopesaron las últimas pruebas científicas. 

Además, según Benesh, estas 5 sustancias son emblemáticas de un problema más amplio. “La FDA no es eficaz en cuanto a revisar las sustancias químicas de los alimentos que consumimos a diario”, afirma. “Y estos son ejemplos especialmente buenos de la inacción de la agencia”. 

¿Qué alimentos contienen estos ingredientes peligrosos y por qué?

El aceite vegetal bromado se usa en bebidas deportivas y refrescos como emulsionante, una sustancia que ayuda a mezclar líquidos que de otro modo no se mezclarían fácilmente, como el aceite y el agua. (Según la FDA, [este aceite] evita que los aromas cítricos se separen y floten en la parte superior de la bebida). Según una base de datos de EWG, se utiliza en unos 70 refrescos y bebidas, la mayoría de ellos de colores vibrantes y con sabor a cítricos. 

El bromato potásico es un “mejorante” de la harina que se añade para fortalecer la masa, hacer que los productos horneados suban más en el horno y mejorar su textura. El EWG indica que unos 180 productos contienen bromato potásico, entre ellos muchos panes empaquetados, bolas de masa hervida y alimentos congelados. 

El propilparabeno se usa como conservante, prolongando la vida útil de los alimentos envasados al impedir el crecimiento de moho y bacterias. Según el EWG, se puede encontrar en más de 50 productos de las tiendas de comestibles de los Estados Unidos, incluidas muchas tortillas de maíz empaquetadas, postres horneados y glaseado de pasteles. 

El colorante rojo n.º 3, también conocido como FD&C rojo n.º 3, colorante rojo 3 y eritosina, es un colorante alimentario que se utiliza para dar un color rojo cereza brillante a miles de productos alimentarios que se encuentran actualmente en los estantes, como caramelos, productos horneados, aperitivos, cereales y refrescos. 

El dióxido de titanio también se usa como colorante alimentario, en este caso para que las cremas de café, las decoraciones de repostería y las salsas parezcan más blancas de lo que serían de otro modo, y en algunos dulces y otros productos como una especie de “base para pintura” a fin de que otros colores, que se añadan más tarde, parezcan más vivos. 

¿Cuáles son los problemas de seguridad?

Estudios revisados realizados en roedores han relacionado el aceite vegetal bromado (BVO, brominated vegetable oil) con problemas neurológicos, de tiroides, corazón e hígado, de comportamiento, desarrollo y reproducción. 

El bromato de potasio se ha relacionado con el cáncer. 

Se ha demostrado que el propilparabeno provoca alteraciones endocrinas y problemas reproductivos en ensayos con animales de laboratorio. 

Se ha encontrado que el colorante rojo n.º 3 provoca cáncer y tumores de tiroides en animales de laboratorio y se ha relacionado con la hiperactividad y otros efectos neuroconductuales en niños. Efectos sobre la salud como estos llevaron a la FDA a prohibir su uso en cosméticos hace más de 30 años. 

El dióxido de titanio se ha relacionado con problemas digestivos y se prohibió en Europa porque los científicos no podían descartar su genotoxicidad, es decir, su capacidad para dañar la información genética de las células del cuerpo.

¿Existen ingredientes más seguros con propiedades similares?

Sí. De hecho, dice el asambleísta del estado de California, que presentó el proyecto de ley AB-418 en la legislatura estatal, “hay un sustituto fácilmente disponible para cada uno de estos ingredientes”. 

Por ejemplo, a menudo se utiliza ácido sórbico en lugar de propilparabeno, goma de éster en lugar de aceite vegetal bromado y carbonato cálcico en lugar de dióxido de titanio.

Y en muchos casos las alternativas son menos caras, afirma Scott Faber, vicepresidente ejecutivo de asuntos gubernamentales del EWG. Entonces, ¿por qué se siguen utilizando? En parte por inercia: “Es inconveniente que las empresas alimentarias cambien sus fórmulas”, afirma.

¿Por qué están estos aditivos en nuestros alimentos?

La respuesta corta es que técnicamente es legal utilizarlos en los alimentos, y nadie con autoridad — especialmente, la FDA — está diciendo lo contrario. Estos aditivos se usan en los alimentos en Estados Unidos desde hace décadas y, como afirma la Asociación Nacional de Pasteleros en su carta de oposición a la AB-418, la FDA ha evaluado y aprobado la mayoría para ese uso. (El propilparabeno es una excepción; lee más adelante). 

El problema, según los defensores de la salud y la seguridad, es que esas autorizaciones de la FDA tienen ya décadas de antigüedad. La FDA examinó por última vez la seguridad del aceite vegetal bromado en 1977; del bromato potásico en 1973; del propilparabeno en 1977; del colorante rojo n.º 3 en 1982; y la del dióxido de titanio en 1966. 

Desde entonces, se ha producido un cambio radical en la comprensión científica de estos aditivos, sus efectos sobre la salud y, más ampliamente, las formas en que las sustancias químicas pueden afectar negativamente la salud humana tanto a corto como a largo plazo. Las tecnologías y métodos utilizados para analizar los riesgos de salud también han cambiado radicalmente en las últimas décadas. 

“La FDA sencillamente ignora los nuevos conocimientos científicos”, afirma el doctor Michael Hansen, científico sénior de CR, quien señala que en las últimas décadas se han publicado literalmente cientos de estudios revisados por expertos que relacionan estos aditivos con riesgos para la salud, ninguno de los cuales se tomó en cuenta en las revisiones anteriores de la FDA. La agencia europea, por su parte, prohibió estas 5 sustancias químicas, entre otras, después de una reevaluación exhaustiva de la seguridad de todos los aditivos alimentarios, que puso en marcha en 2008. 

¿Cómo llegó el propilparabeno a nuestros alimentos?

El propilparabeno pone de manifiesto otra razón por la que determinadas sustancias químicas peligrosas acaban en nuestros alimentos: ambigüedades de la designación GRAS.

Abreviatura de “generalmente reconocido como seguro”, la designación GRAS se creó en 1958 para que los fabricantes pudieran utilizar ingredientes comunes como el vinagre y el bicarbonato de sodio sin pasar por el proceso estándar de presentar una petición formal de aditivo alimentario, que desencadenaría una rigurosa revisión de seguridad previa a la comercialización. 

La ley de 1958 no especificaba quién determinaría si una sustancia es GRAS, por lo que las empresas podían hacerlo por sí mismas. Sin embargo, la FDA mantenía una lista de sustancias GRAS, y durante décadas las empresas solicitaban a la agencia que confirmara la condición GRAS de sus productos químicos. Así fue como el propilparabeno se añadió a la lista en 1972. 

Sin embargo, en 1997, abrumada por la acumulación de peticiones GRAS, la FDA sustituyó el proceso por un sistema de “notificación” menos formal y voluntario. Como resultado, las empresas ya no tienen que informar a la FDA (ni a nadie) de que han declarado GRAS su nueva sustancia química antes de introducirla en nuestros alimentos. 

Con ese cambio, una categoría creada para ser una estrecha excepción se convirtió en la norma: Según un estudio reciente del EWG, de todas las nuevas sustancias químicas añadidas al suministro de alimentos de los Estados Unidos desde el año 2000, el 98.7 % (756 de 766) proceden de una designación GRAS. Durante el mismo período, las empresas alimentarias y químicas solo han solicitado formalmente a la FDA la aprobación de un nuevo aditivo en 10 ocasiones.

¿Por qué no hace más la FDA?

Según Ronholm, parte del motivo es que la FDA no recibe fondos suficientes del Congreso para revisar los productos químicos alimentarios. Pero la agencia tampoco ha dado prioridad a las cuestiones relacionadas con los productos químicos alimentarios, añade. 

De hecho, una reciente evaluación independiente del Programa de Alimentación Humana de la FDA, encargada por la agencia a raíz de la crisis de las fórmulas preparadas para lactantes del año pasado, reconocía el problema presupuestario, pero también describía un programa carente de liderazgo y visión estratégica y plagado de problemas estructurales, una “cultura de indecisión e inacción” y una atmósfera de “agitación constante” y “aversión al riesgo”. 

En respuesta, el Comisionado de la FDA, Robert Califf, se comprometió a empezar a poner en práctica las recomendaciones del panel y dijo que el esfuerzo sería una “prioridad máxima para la agencia”, y más tarde anunció planes para contratar a un nuevo comisionado adjunto para dirigir, entre otras cosas, “programas destinados a prevenir y responder a los peligros químicos, microbianos y de otro tipo”. 

¿Cómo puedes evitar estos ingredientes?

Una respuesta breve: Lee la lista de ingredientes. Si están en los alimentos, deben aparecer en la lista. 

También puedes consultar los ingredientes de miles de productos alimenticios y buscarlos por marca o categoría en la base de datos de puntuaciones de alimentos del EWG.

Leer las listas de ingredientes puede ser agotador, por supuesto, y no siempre es posible, así que merece la pena tener en cuenta las categorías de alimentos en las que más se utilizan estos aditivos: Caramelos, refrescos, bebidas deportivas, panes empaquetados, tortillas, galletas y otros dulces horneados, y queso rallado, y especialmente en las marcas genéricas de las tiendas. En general, cuanto más procesado esté el producto y más ingredientes desconocidos aparezcan en la lista, más probabilidades hay de que estos aditivos estén al acecho. 

Además, ten en cuenta que son muchos los grandes fabricantes y minoristas de alimentos que se han comprometido a no usar algunos de estos aditivos,  o todos, o a no vender productos que los contengan en su totalidad o en parte. Whole Foods y Kroger parecen ser las únicas cadenas de supermercados que han prometido eliminar por completo estos ingredientes de sus estanterías, pero Aldi, Food Lion, Giant, Publix, ShopRite y SuperValu afirman que los han eliminado de algunas marcas de la tienda. Además, Coca-Cola Company, Dunkin Donuts, Panera, Papa Johns y PepsiCo se han comprometido a no utilizar ni vender productos con algunos de estos aditivos.

“Es posible que estas empresas obtengan ganancias saludables sin envenenar a los niños”, dijo Gabriel, legislador de California, en un acto de prensa sobre el proyecto de ley celebrado en marzo. “En muchos casos cuentan ahora con una mayor confianza de los consumidores, que quieren comprar alimentos que sean sanos”.

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