Periodistas de Tijuana y San Diego se solidarizan con los migrantes en la frontera que pasan hambre y frío

Llevan ayuda humanitaria a miles que esperan para entrar a EEUU

Peridistas de Tijuana y San DIego llevaron alimento a los migrantes en el muro fronterizo.

Peridistas de Tijuana y San DIego llevaron alimento a los migrantes en el muro fronterizo. Crédito: Manuel Ocaño | Impremedia

Mientras jadeaba y respiraba hondo, la periodista Sonia de Anda daba pasos con equilibrio para evitar que se le cayera una gran olla de metal con carne de soya, mientras avanzaba con dificulta por una cuesta de unos 55 grados de inclinación.

Tenía que avanzar unos 1,200 pies cuesta arriba, y sortear por lo menos dos puntos de mayor dificultad. Si caía, rodaría cuesta abajo por entre piedras y áreas de cemento.

Al llegar a lo alto, solo tomó un respiro antes de continuar. Detrás de ella subían otros reporteros con más alimentos, agua fresca recién hecha, fruta, muchas botellas de agua, gel desinfectante, rebanas de pan.

Cuando los vieron llegar, centenares de hombres migrantes se apresuraron a formarse replegados junto a los pilares del muro de Trump en la frontera.

Los hombres estaban visiblemente cansados de pasar días y noches a la interperie, entre fríos nocturnos y calores durante los días. La patrulla fronteriza los obligaba a permanecer en ese lugar a lo alto de la colina más alta en la frontera de San Diego, donde pocos se arriesgaban a llevarles ayuda.

El grupo de periodistas y miembros del albergue Casa de Luz de Tijuana sin tomar descanso comenzaron a repartir la ayuda a los migrantes de diversas partes del mundo. Solo una minoría hablaba español y otros pocos entendían inglés.

Sin embargo cientos de musulmanes en el campamento a lo alto de la colina mostraron su alegría por tener alimentos sin carne y sin manteca, que les impide comer su religión. Les entregaron también ponchos de plástico para que se protegieran de la lluvia y del rocío, que hace más fría la madrugada.

La zona es de tan difícil acceso, que solamente los voluntarios de un albergue de la comunidad LGBTQ de Tijuana se habían dedicado durante días a alimentar a los hombres solos en la colina.

“Recorrimos todo el trama de la frontera donde tienen entre los muros de Trump a los migrantes, y nos dimos cuenta de que mientras allá abajo las familias tienen todo tipo de ayuda, porque está junto a la carretera, aquí nadie venía a ayudarles, ya se veían muy agotados”, dijo a La Opinión el director del albergue Casa de Luz, Irving Mondragón.

Durante días, voluntarios del albergue conseguían y cocinaban alimentos y luego los llevaban cuesta arriba. Una voluntaria con un notable embarazo, Tania Mendoza, dijo que por lo menos dos días subieron la escarpada colina en tres ocasiones cada uno para entregar los tres alimentos.

“Claro que con mucho cuidado, pero tenía que hacer algo, (los migrantes) estaban muy abandonados”, dijo Tania.

La Fundación Pro Periodistas de Baja California había decidido por su parte ayudar a los migrantes, y cuando se enteraron de que los hombres solos en la colina estaban tan castigados, decidieron apoyarlos.

Luego se enteraron de que Casa de Luz ya había comenzado a llevar alimentos y propusieron unirse por lo menos un día, el domingo. Aparte de los voluntarios del albergue llegaban hasta el lugar repartidores que, sin más alternativa, vendían a los migrantes en $7 una sola rebanada de pizza de una marca que vende en caja anaranjada y tiene una caricatura de un romano.

“Esa injusticia fue lo que principalmente nos motivó”, dijo De Anda, “que les vendan en $5 una botella de agua a personas que se nota a simple vista que son pobres, y que los obliguen a pagar en dólares porque los ven sedientos”.

“Sentimos que algo teníamos que hacer porque nos enteramos, y porque somos periodistas y no podemos desligarnos de ser humanos; de hecho uno de los principios de nuestra fundación es el carácter humanitario”, dijo.

Los periodistas formaron la fundación como forma de ayuda mutua, porque en México los reporteros, video reporteros y foto reporteros carecen de seguros de salud y de desempleo, y a menudo necesitan ayuda por alguna aflicción o pérdida de equipo, o cuando son víctimas del crimen.

Así que cuando el grupo decidió ayudar a quienes más necesitaban, se unieron algunos fotógrafos y reporteros, incluso una periodista con su cámara de televisión y todos fueron con sus equipos y sus alimentos para donar cuesta arriba bajo la guía de los migrantes de Casa de Luz.

“Hasta salimos ganando cuando hacemos algo como esto”, dijo el reportero Octavio Fabela, “hay periodistas que hacen fortuna hablando mal de ellos o explotando las historias de desgracia; para que vean que también tenemos un lado humano”.

La joven reportera Khennia Michelle platicó que “fue una experiencia que ya no voy a olvidar”.

El director del Comité de Servicios de los Amigos Americanos en San Diego, una organización que ayudó de tiempo completo a las familias migrantes en la parte baja del campamento, confirmó a La Opinión que la patrulla fronteriza solo entregaba a los hombres en la colina una botella de agua de una onza y una barrita de granola por día.

“No nos dejaban pasar, hasta ayer que nos permitieron por primera vez subir por el lado de San Diego, en vehículo, para llevar algo de ayuda” dijo Ríos.

Luego la patrulla desalojó el campamento, primero en de familias a lo largo de la tarde del domingo y durante la noche del domingo y la madrugada del lunes a los hombres solos que estaban en la colina.

Las autoridades no informaron a lo inmediato a La Opinión a dónde se llevaron a los migrantes. Permanecieron una semana entre los muros paralelos de Trump en San Diego.

Para ayudar la misión del albergue Casa de Luz visite: www.casadeluz.com

Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain