Migrantes enviados a Sacramento quieren quedarse en California

Los recién llegados aseguran que les prometieron un empleo en el estado dorado

La mayoría de inmigrantes enviados a Sacramento desde Texas y Florida buscan quedarse en California.

La mayoría de inmigrantes enviados a Sacramento desde Texas y Florida buscan quedarse en California. Crédito: Cortesía

Un migrante de Venezuela que llegó este mes a Sacramento en vuelo que fletó el gobierno de Florida dijo a La Opinión sentirse engañado porque aceptó el traslado desde la frontera con promesas que no le cumplieron.

“Yo soy padre de cinco hijos, por eso quise venir a trabajar a Estados Unidos. Entonces cuando me dijeron ‘venga con nosotros que en California llegando le vamos a dar trabajo’, claro, pues uno acepta, porque a eso viene uno, a trabajar”, dijo el hombre que no proporcionó su nombre por consejo de abogados.

El hombre dijo que cuando estaba fuera de un lugar que servía como refugio en El Paso, Texas, se le acercaron dos desconocidos que le hablaron en español y le dijeron “que me iban a traer a un lugar en California donde me iban a dar el trabajo llegando, me iban a dar casa, hasta ayuda económica”.

El migrante recuerda que les preguntó si en realidad iba a tener trabajo desde que llegara a California, y los hombres que ya hablaban con otras personas en El Paso, “me dijeron ‘sí, sí, allá todo está listo para cuando lleguen”.

El señor venezolano explicó que los documentos que les entregaron esos desconocidos eran distintos a los que habían visto antes, pero confiaron en que se veían diferentes porque supusieron que eran de California.

El vuelo llegó a Sacramento el 2 de junio con 16 migrantes a bordo, quienes luego del aterrizaje fueron llevados al estacionamiento de la diócesis católica de la capital del estado, donde no tenían ninguna información de que llegaría un grupo de migrantes.

“Todavía pensamos que tal vez ahí no sabían porque se habían equivocado al dejarnos en ese estacionamiento o porque en ese lugar no había personas del gobierno, pero no, lo hicieron con una mala intención”, dijo.

El padre de familia dijo que se sintió muy decepcionado, “me sentí muy mal, porque yo creo que si esas personas que nos engañaron hubieran pasado por todo lo que pasamos nosotros para llegar a Estados Unidos, las hambres, el clima, develadas, los cuerpos de muchos migrantes en El Darién –la selva entre Colombia y Panamá–, tal vez no nos hubieran engañado”.

En Sacramento tuvo todavía la angustia de que lo pudieran regresar a El Paso, pero aunque no tiene permiso para trabajar, ha tenido ayuda legal, de alojamiento, alimentos y ropa, y pronto tendrá asistencia médica, si la necesita.

“Yo creo que si es posible, pues me quedo aquí, en Sacramento. Ya conozco personas que quiren ayudarme y, cuando tenga un permiso de trabajo, me ayudarían a encontrar empleo, ya no es como llegar a un lugar donde no conoces a nadie y nadie te puede ayudar”, dijo.

De hecho, de acuerdo con la organización Congreso Unido del Área (ACT) de Sacramento, en la capital del estado todavía permanecen 31 de los 36 migrantes que llegaron en dos vuelos que fletó el gobierno de Florida, y la mayoría de ellos ha expresado que desearía, si es posible, permanecer en la capital del estado.

La directora ejecutiva de ACT. Gabby Trejo, explicó que los migrantes tienen citas ante cortes de migración en diversas ciudades del país, pero actualmente reciben asesoría legal de abogados que consultan si es posible transferir sus audiencias al norte de California, para aquellos que quieren quedarse.

La organización, que reúne a representantes religiosos de diversos credos, “ha comenzado a desarrollar un plan para posiblemente proporcionar ayuda a largo plazo, como vivienda y asistencia alimenticia”, dijo Trejo.

Todos los migrantes a quienes el gobierno acepta iniciar procesos de asilo carecen de permiso de trabajo durante cerca de un año, por lo que dependen de organizaciones filantrópicas y religiosas en todo el país.

Un plan de la administración del presidente Joe Bien y el Departamento de Estado permite que grupos de, regularmente, unas cuatro personas en Estados Unidos apoyen conjuntamente un caso de solicitud de asilo, personal o familiar, con alojamiento, alimentación y otros costos regulares.

El alcalde de Sacramento, Darrel Steinberg, dijo el sábado en la noche que habló con varios de los migrantes que llegaron en esos vuelos “y lo que más me impresionó, además de su sencillez, es que no piden nada, lo único que desean es una oportunidad de trabajar duro y de contribuir con nuestro país para ayudar a sus familiar”.

Steinberg destacó que todos los migrantes que llegaron en los vuelos a Sacramento, “hicieron ese largo viaje con tantos sacrificios en busca de lo más elemental, un trabajo para ayudar a sus familias”.

El alcalde dijo que “excepto por nuestros hermanos nativos indígenas, todos venimos de familias inmigrantes, unos más recientemente que otros, pero todos en busca de una mejor vida”.

La llegada de estos migrantes “es solo un capítulo más en la historia de nuestra viaje colectivo”, declaró.

El alcalde elogió que esta vez las organizaciones civiles, los feligreses de diversas religiones, los gobiernos de la ciudad y del condado y miembros de la comunidad se han unido para apoyar a los migrantes.

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