Dianne Feinstein, senadora de 90 años y quien se niega a retirarse, otra vez termina en el hospital

Al parecer la demócrata californiana continúa presentando episodios de confusión y cada vez demanda más la ayuda de otras personas, pues ya no es capaz de valerse por sí sola

En lo que va del año, Dianne Feinstein acumula varias visitas al hospital

Dianne Feinstein ha representado a California durante más de 30 años y se niega a retirarse de la política. Crédito: Win McNamee | Getty Images

Después de sufrir una caída en su casa de San Francisco, la senadora Dianne Feinstein fue trasladada al hospital, algo que se ha vuelto constante para ella a lo largo de los últimos meses, esto debido a la fragilidad de su salud.

Al respecto, un portavoz de la senadora emitió un comunicado explicando lo que le sucedió.

“La senadora Feinstein fue brevemente al hospital como medida de precaución después de una caída menor en su casa. Todos sus escaneos salieron limpios y regresó a casa”, indica parte de la misiva.

No obstante, su avanzada edad ha mermado su salud y por ello resulta necesario tenerla bajo cuidados médicos desde el inicio de este año esto debido a que padece un tipo de herpes conocido como culebrilla y por eso estuvo alejada un par de meses del Congreso para recuperarse de la enfermedad.

La senadora Dianne Feinstein regresó al Senado
Cada vez resulta más notorio el deterioro físico de Dianne Feinstein a quien también mentalmente se le nota ausente. (Kevin Dietsch / Getty Images)
Crédito: Kevin Dietsch | Getty Images

A su regreso al Senado a principios del verano, la longeva demócrata ha presentado episodios de confusión con respecto a las funciones que desempeña.

De hecho, a finales del mes pasado, durante una audiencia del Comité de Asignaciones del Senado, Dianne Feinstein fue víctima de una laguna de confusión y fue necesario inducirla a votar en favor del proyecto de ley de Asignaciones de Defensa de $831,781 mil millones de dólares, esto en virtud de que permanecía en silencio cuando llegó su turno para emitir su sufragio.

Aunque varios miembros demócratas del Congreso le han pedido a la senadora que renuncie antes del final de su mandato ella se niega a hacerlo, pero cada vez le resulta más complicado siquiera valerse por sí misma e incluso requiere que alguien le ayude a empujar la silla de ruedas con la cual acude al Senado para tratar de cumplir con su trabajo. Sin embargo, es un secreto a voces que gran parte del tiempo luce ausente y en múltiples ocasiones deben recordarle los que debe hacer.

Por si esto fuera poco, la senadora Feinstein en una batalla legal con los fideicomisarios del patrimonio de su difunto esposo y eso también la tiene desconcentrada de sus deberes.

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