En vísperas del 2024…

La pobreza de las propuestas para representar a la oposición es notable. El tamaño de quienes aspiran a encabezar un proyecto alternativo al de la Cuarta Transformación (4T), o mejor dicho, al de Andrés Manuel López Obrador, es diminuto

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Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. Crédito: Mario Guzmán | EFE

Es verdaderamente decepcionante el triste espectáculo de la política mexicana en vísperas de las elecciones presidenciales del 2024. Las campañas anticipadas de todos los partidos y coaliciones, así como el penoso desempeño de los aspirantes a representar a las distintas fuerzas políticas de México en la contienda electoral y su afán desmedido de poder sin plataforma, ni compromiso con el país, son una muestra clara de lo que nos espera para el próximo año. Aunado a lo anterior, está la falta de ética y la deshonestidad intelectual de la comentocracia en ambos lados del espectro ideológico.

La pobreza de las propuestas para representar a la oposición es notable. El tamaño de quienes aspiran a encabezar un proyecto alternativo al de la Cuarta Transformación (4T), o mejor dicho, al de Andrés Manuel López Obrador, es diminuto. Entre todos ellos, no se hace uno, y parece ser que la “cargada” por Xóchitl Gálvez ha resultado ser toda una pifia. Ello, no obstante, los cuantiosos recursos aparentemente erogados por sus elitistas y atolondrados arquitectos, quienes se han empeñado infructuosamente en tratar de hacer brillar a este personaje advenedizo a través de una fuerte campaña de relaciones públicas, incluso a nivel internacional.

Recientemente, en el periódico The Washington Post, aparece un penoso texto [“en modo Rosa de Guadalupe” como alguien comentó en su cuenta de X] firmado por el columnista David Ignatius y titulado “¿Por qué AMLO está preocupado por una outsider? Ella es graciosa, profana—e inspiradora.” Nada más fuera de la realidad que ese texto completo. No creo que AMLO esté preocupado si es que Gálvez llegara a encabezar el proyecto opositor, sino todo lo contrario.

En el texto de Ignatius, se aprecia claramente la falta de conocimiento de la realidad mexicana y la soberbia ignorante de parte de la élite internacional y de comentócratas anti-AMLO o anti-4T en el exterior. Llama de verdad la atención cómo un diario tan influyente publica una opinión tan sesgada, tan pueril y tan errada. Pero bueno, de cualquier forma, su candidata “inspiradora” parece desinflada y más que dar risa por lo graciosa que es, provoca risa por su aspiración profana que parece fuera de lugar.

Así, el Frente Amplio por México no deja de tropezar, colocando en el centro de sus trabajos a figuras incómodas de pasado desaseado o desafortunada carrera política, tales como el diputado Gabriel Quadri; el excanciller, exsecretario de Hacienda y uno de los arquitectos del Fobaproa, José Ángel Gurría; o el tan desprestigiado exgobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, a quien designan (aunque parezca una burla) como coordinador en temas de seguridad.

Las múltiples torpezas e infortunios de la oposición no se acompañan, desafortunadamente, de luz en el otro lado del espectro político. Los aspirantes a coordinar la defensa (o profundización como le dicen) de la 4T también están, como se dice popularmente, “para llorar”. De las figuras menores y de grotesca aspiración oportunista para negociar apoyos o calentar la contienda—como el exgobernador de Chiapas, Manuel Velasco, el diputado Fernández Noroña o el exgobernador de Zacatecas, Ricardo Monreal—mejor ni hablar. Y de los tres aspirantes con posibilidades reales para contender con éxito en la encuesta, no se hace uno. Lo preocupante es su pobrísimo desempeño, su falta de carisma y de carácter, su frivolidad y las enormes dudas que generan entre la sociedad por su actuar.

Por ejemplo, la actitud lambiscona y prepotente de quien se dice amigo cercano del presidente deja mucho que desear. Lejos de cualquier rumor (infundado o no) de “alcoba”, se encuentra una aspiración anclada en el oportunismo político de quien se cuelga de una supuesta amistad con el que ahora es presidente de México. El paso sin brillo del aspirante por la Secretaría de Gobernación—o más bien su gris desempeño—y las dudas con relación al origen de los recursos para su precampaña anticipada, así como su nulo carisma y empatía con la gente, hacen de Adán Augusto López Hernández un aspirante relativamente obscuro y poco popular entre la población en general.

Claudia Sheinbaum Pardo, la exjefa de gobierno de la Ciudad de México, parece la aspirante puntera a la fecha para encabezar los trabajos de profundización de la “transformación” al terminar el sexenio de López Obrador. Pero desafortunadamente, al pensar en ella, me llegan a la mente algunos conceptos como: dedazo, cargada y acarreo. Para muchos, es aparente que la Dra. Sheinbaum es la preferida del presidente y es favorecida por el partido que él mismo formó, tal como lo señala recientemente el excanciller mexicano Marcelo Ebrard, quien pide a la dirigencia de Morena no interfiera en la contienda cargando los dados para apoyar a la exjefa de gobierno.

Pero la percepción de un favoritismo y una cargada hacia Claudia Sheinbaum no parece del todo descabellada. Yo misma fui testigo de un evento muy desafortunado este pasado martes 15 de agosto, cerca del Parque La Bombilla donde Claudia sostuvo una “Asamblea Informativa” que fue filmada y presentada en redes sociales como todo un éxito con un aparente nutridísimo grupo de simpatizantes—que sorprende se hayan congregado de manera espontánea atendiendo al muy limitado carisma y al desinterés que genera la aspirante entre sectores importantes de la población, sobre todo en algunas zonas de la Ciudad de México.

Pues bien, ese martes 15 de agosto, me encontraba circulando por las calles aledañas al Parque la Bombilla en camino hacia mi residencia mexicana y en un punto tuve que bajarme pues era imposible acercarnos en auto hacia el parque. Descubrí entonces “decenas” de vehículos (de donde bajaba gente) obstruyendo calles con su llegada y algunas calles cerradas, lo que desquició, por algunas horas, esa parte de la ciudad. La mayor parte de los vehículos eran camiones de pasajeros pequeños y las coloquialmente llamadas “peseras” que transportaban (¿acarreaban?) a un nutridísimo grupo de personas hacia el parque donde Claudia Sheinbaum tendría su evento. Todo ello parecía un vil acarreo; algunas personas incluso iban vestidas de guinda y traían banderitas o cartulinas. ¿Quién habría pagado para movilizar a tal cantidad de personas y rentó tantos camiones pequeños para llevarlas a escuchar a Claudia en su asamblea y que se dejaran fotografiar y filmar? ¿Cuánto habrá costado el numerito? ¿Qué más se les ofreció y qué más habría detrás?

Puedo decir que todo eso me causó a mí y a los vecinos del lugar un muy mal sabor de boca. Lo anterior coincide con los señalamientos de Marcelo Ebrard, quien desafortunadamente ha tenido también un pobrísimo desempeño en esta precampaña anticipada. En parte de un hilo en la red social X que titula “El Derrumbe de Marcelo”, Luis Guillermo Hernández describe al excanciller así; “Errático, @m_ebrard perdió un tiempo muy valioso en estupideces y frivolidades: ordeñar vacas, bailar quebradita, vacacionar con su mujer, jugar al DJ…El Hombre de Estado devino en ruco tiktokero… ridículo”. Bastante triste, pero más de uno estuvo de acuerdo en esta dura descripción.

Y en referencia a los tres punteros en la encuesta, el gran periodista Julio Astillero realiza recientemente en su canal un análisis muy crítico, balanceado y acertado que vale mucho la pena revisar. Aunque realiza observaciones críticas sobre los tres aspirantes a encabezar la supuesta profundización de la 4T, me quedo con la siguiente frase sobre la que pienso tiene más posibilidades de salir victoriosa en la encuesta, Claudia Sheinbaum. Me preocupa por lo que percibo y que comparto plenamente con Astillero. Sheinbaum, la puntera aparente y sobre la que podría haber una cargada con el fin de favorecerla desde distintos espacios, como dice Julio: “se está llenando de personajes relacionados con el Calderonismo, con el priismo más corrupto, y con el morenismo de muy mala estofa”.

Así las cosas, y más lo que se vaya acumulando en los meses venideros, se percibe un futuro negro para México en el 2024.

(*) Guadalupe Correa-Cabrera. Profesora-investigadora de Política y Gobierno, especialista en temas de seguridad, estudios fronterizos y relaciones México-Estados Unidos. Autora del libro Los Zetas Inc.

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