El presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo, denuncia “un golpe de Estado” para evitar que asuma el poder

"Han puesto en marcha un plan para romper el orden constitucional y violentar la democracia", dijo el futuro mandatario

Bernardo Arévalo dio una conferencia de prensa este viernes para denunciar un intento de "golpe de Estado".

Bernardo Arévalo dio una conferencia de prensa este viernes para denunciar un intento de "golpe de Estado". Crédito: Getty Images

El presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo, denunció este viernes un intento de golpe de Estado en su país para evitar que asuma el poder.

“Existe un grupo de políticos y funcionarios corruptos que se niegan a aceptar este resultado y han puesto en marcha un plan para romper el orden constitucional y violentar la democracia”, dijo Arévalo en conferencia de prensa.

“Estamos viendo un golpe de Estado en curso en el que el aparato de justicia está siendo usado para violar a la justicia misma, burlando la voluntad popular expresada libremente”, agregó.

Arévalo ganó las elecciones presidenciales en Guatemala el 20 de agosto al frente del partido progresista Movimiento Semilla, que está siendo investigado por la Fiscalía por la presunta falsificación de firmas para la conformación del grupo político.

El lunes 28 de agosto el Tribunal Supremo Electoral oficializó los resultados de las elecciones –60,91% de los votos válidos fueron para la fórmula Arévalo-Karin Herrera-, pero ese mismo día el Movimiento Semilla fue suspendido de forma provisional por una decisión judicial.

El presidente electo apuntó contra la fiscal general, Consuelo Porras, y otras figuras del ámbito judicial, además de la Junta Directiva del Congreso, que registró el miércoles como independiente a la bancada de la agrupación en el Legislativo, lo que les impide presidir comisiones e incidir en la preparación de la agenda legislativa, entre otras facultades.

“Estas acciones constituyen un golpe de Estado que es promovido desde las instituciones que deberían de garantizar la justicia de nuestro país”, afirmó Arévalo.

“Hago un llamado a que nos unamos para derrotar a las fuerzas golpistas que pretenden mantenernos sumergidos en la corrupción, la impunidad y la pobreza, a que defendamos (…) el voto”, agregó.

Arévalo, que ganó las elecciones frente a Sandra Torres con la propuesta más progresista de Guatemala en décadas, debe asumir la presidencia del país el 14 de enero de 2024.

Torres no reconoció los resultados electorales, a diferencia del actual presidente, Alejandro Giammattei, que felicitó a Arévalo y con quien comenzará a trabajar en el traspaso de poder el próximo lunes.

En los últimos meses las autoridades electorales había prohibido por motivos técnicos la participación en las elecciones de varios precandidatos de perfil alejado al conservadurismo oficialista.

La polémica continuó cuando la Corte de Constitucionalidad (CC) ordenó no oficializar los resultados de la primera vuelta hasta realizar un nuevo cotejo de las actas.

El jefe de la Fiscalía Especial contra la Impunidad, Rafael Curruchiche —incluido al igual que la fiscal general Porras, en la lista Engels del Departamento de Estado de EE.UU. de “actores corruptos y antidemocráticos”—anunció la suspensión de Movimiento Semilla por un presunto uso de firmas fraudulentas para su formación como partido.

Arévalo calificó entonces esa decisión de “golpe de Estado técnico”.

La CC, sin embargo, frenó la orden judicial basándose en que ningún partido político puede ser cancelado en el transcurso de un proceso electoral, lo que dio de nuevo luz verde a la participación del candidato en segunda vuelta, en la que Arévalo ganó con holgura.

Un político resistido

Sociólogo y exdiplomático de 64 años, es hijo de Juan José Arévalo, el primer presidente popularmente electo este país centroamericano tras la Revolución de 1944.

Movimiento Semilla surgió primero como un grupo de análisis tras las protestas de 2015 que llevaron a la dimisión del entonces presidente, Otto Pérez Molina, salpicado por escándalos de corrupción política por los que fue finalmente condenado.

Su ideología progresista encontró el rechazo de la élite económica y los grupos que tradicionalmente ostentaron el poder en el país.

Muchos de sus opositores lo llamaron “comunista” durante la campaña y aseguraron que, de llegar a la presidencia, acabaría por expropiar tierras a los más ricos, una política que no fue planteada por Arévalo.

Una de sus principales banderas en campaña fue la lucha contra la corrupción en el Estado desde un gabinete específico anticorrupción y una comisión de vigilancia, autónoma del gobierno, creada con el mismo objetivo.

Aunque no contempla su regreso, elogió la labor de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), expulsada del país en 2019.

Tiempo atrás había dicho que pediría la renuncia de la fiscal general Porras, calificada de “corrupta” por EE.UU. y responsable de la investigación de decenas de periodistas y jueces anticorrupción que acabaron optando por el exilio.

Arévalo expresó su deseo de que pudieran regresar a Guatemala, pero aclaró que no podrá interferir al respecto al tratarse de causas judiciales.

Este sábado está prevista una protesta contra la corrupción en la capital, Ciudad de Guatemala, impulsada por organizaciones civiles.

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BBC

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