La historia detrás del uniforme de una conserje de USC

Después de platicar y caminar por tres horas con una mujer inmigrante, trabajadora de la limpieza en la universidad, una estudiante se sintió inspirada

Ana López, conserje de USC, camina los pasillos de la universidad.

Ana López, conserje de USC, camina los pasillos de la universidad. Crédito: Natalia Osuna | Cortesía

Un negocio familiar, una posición de conserje, la crianza de sus nietos, dos diplomados en tanatología y oratoria, y un libro en proceso. Aparte de eso, también baila Zumba diariamente.

¿Acaso hay algo que Ana López no pueda hacer?

Me hice esta pregunta después de pasar un día con ella para aprender cómo balancea las distintas partes de su vida, y qué hay detrás de su uniforme de Aramark que la mayoría de estudiantes de USC Annenberg no ven. 

Nacida en la ciudad de Guadalajara en el estado de Jalisco, México, Ana Silvia López fue criada en Tlaquepaque, un pueblo mágico mexicano conocido por su cerámica, galerías de arte y artesanías.

En 1987, López emigró a los Estados Unidos, junto con su exesposo, mientras estaba embarazada de su primera hija. Después, la pareja se estableció en San Antonio, Texas, donde López comenzó con varios trabajos.

Ana López, conserje de USC, emprendedora, intelectual y abuela.
Crédito: Natalia Osuna | Cortesía

Primero en el Family Dollar y después como mesera en distintos restaurantes mexicanos. Posteriormente, López y su familia se mudaron a California donde trabajó en el hotel Holiday Inn y sufrió un fuerte accidente la cual la forzó a hacer rehabilitación física por los siguientes ocho años. Esta rehabilitación física la llevó a una vocacional y la impulsó a estudiar artes decorativas y emprender, poniendo un negocio de productos para fiesta, el cual maneja hoy en día con su familia.           

En 2014, López comenzó su trabajo como conserje en USC por medio de la compañía Aramark. Ella explicó que el ser rodeada por estudiantes diariamente la inspiró a completar un diplomado en oratoria, y un segundo diplomado en tanatología ––el estudio de las pérdidas, así como los factores sociales y psicológicos que vienen con el duelo.

Después de que concluya su segundo diplomado, López planea tomar un webinar para comenzar a escribir un libro sobre su vida, experiencias y la pérdida de su hija. Ella aclaró que, aunque parezcan muy distintas, la oratoria y la tanatología van de la mano ya que la primera disciplina ayuda a uno a navegar cómo comunicarse directa y concretamente con quienes han sufrido una pérdida, para después guiar y aconsejarlos con la segunda. 

Ana López come con su amiga y colega de trabajo, Maria Batres,
Crédito: Natalia Osuna | Cortesía

Uno de los motores principales de López es su amor por sus nietos, dos niños pequeños quienes están bajo su cuidado.

“Mi propósito en la vida es ver las cosas de manera positiva ya que tengo que poner un ejemplo para mis dos nietos quienes ven lo que hago”, dijo López con lágrimas en los ojos. “En el futuro, quiero que mis nietos puedan preguntarse ‘¿qué me dejó mi abuela?’ y ver una labor increíble la cual los empujará a seguir con sus estudios y decirle ‘sí’ a la vida”.

Para balancear las múltiples facetas de su vida, López consideró fundamental la comunicación, la organización y el apoyo de su esposo y la familia entera. 

Sobre la empatía

López piensa que la empatía es una herramienta de vida que todos deberíamos de tener para ayudar a los demás y para que nosotros mismos salgamos adelante.

María Batres es otra conserje en USC y una de las mejores amigas de López, con quien come diariamente en los escalones de la librería del campus.

“Ana es una excelente colega, amiga y persona en general. Aunque ella es de México y yo soy de El Salvador, nos llevamos muy bien”, dijo Batres cálidamente. “Quiero mucho a Ana y a toda su familia”.

Ambas mujeres comparten su comida mutuamente, platican y toman un respiro durante su descanso de 30 minutos antes de regresar a trabajar.

Ana López limpia los baños de la universidad de USC.
Crédito: Natalia Osuna | Cortesía

Tom Norris, Supervisor de Medios en USC Annenberg Media Center, compartió su admiración por López de manera similar.

“Cada vez que veo a Ana siempre tiene una gran sonrisa en su rostro. Ella me ayuda a practicar mi español y yo le ayudo a practicar su inglés. Trato de tomarme el tiempo de saludarla y ella siempre tiene tiempo para mí; les sugiero a los demás que hagan lo mismo”, dijo Norris.

“Ella es una mujer muy amable y trabajadora. Ha trabajado aquí por un tiempo y todos aquí [en USC Annenberg] la queremos mucho”.

La empatía de López impacta a todos los que la rodean, agrega Norris.

“Cuando paso manejando por un cementerio, lo único que pienso es, ‘espero que estas personas hayan muerto plenas, después de cumplir sus sueños’”.

Después de preguntarle qué consejos de vida le daría a los demás, López explicó que siente que es esencial el rodearse con buenas personas y vivir la vida al máximo, ya que una vez que nos vamos de la tierra, solamente nos llevaremos nuestras experiencias y quiénes somos como seres humanos.

Desde que llegué a USC Annenberg como estudiante de Puerto Vallarta, México, en 2021, y conocí a López, ella siempre ha sido extremadamente cálida conmigo y mi familia.

Cuando extraño el español y la afectuosidad mexicana, hablar con López siempre me proporciona cariño, inspiración y motivación para seguir adelante con mis estudios y siempre dar lo mejor de mí.  

“Yo diría que lo mejor que uno puede hacer es vivir con una mente abierta, un corazón abierto y tener fe”, dijo López, ofreciendo sus principales consejos de vida para los demás.

Un día en la vida de López

(*) Este artículo fue escrito por Natalia Osuna, estudiante de periodismo de USC, en una colaboración con Dímelo, una marca de la escuela de periodismo Annenberg de USC.

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