Los ataques del 9/11: una tragedia que terminó con las libertades civiles

Las secuelas de aquel inolvidable día acabaron con los intentos de una reforma migratoria, pero también fue un “gran negocio” para los mercaderes de la guerra, según expertos.

Recuerdan en LA a las víctimas de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Recuerdan en LA a las víctimas de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Si bien miles de personas inocentes perdieron la vida en los ataques terroristas del 9 de septiembre de 2001, los actos donde fueron derribadas las Torres Gemelas de Nueva York, y la agresión al Pentágono fueron el contexto que utilizó el gobierno federal para llevar a Estados Unidos a dos guerras sin razón, “basadas en mentiras”: Afganistán e Irak.

“Hay que conmemorar la vida de las personas inocentes que murieron”, dijo el profesor Miguel Tinker Salas, catedrático de Pomona College. “Pero también hay que reconocer que, después del 9/11 se manipuló la información y la mayoría de los estadounidenses creyeron la mentira de que Sadam Hussein tenía armas de destrucción masiva en Irak”.

Después de los atentados del 11 de septiembre, el país se embarcó en operaciones militares, para combatir “el terror” en Afganistán, e ir tras Osama Bin Laden, Irak (Libertad duradera, 2001-2014) y (Libertad en Irak 2003-2010), Siria y Yemen.

Dichos conflictos que han tenido un costo aproximado de 4.5 a 4.7 millones de muertes, según un reporte llamado “Costos de la Guerra”, del Instituto Watson Brown de Asuntos Públicos e Internacionales de la Universidad Watson Brown, mientras que el número de militares y personal civil de defensa estadounidense muertos fueron 4,505 en Irak y 2,331, además de 53,283 heridos.

Además del costo económico, también ha habido perdidas para las libertades y derechos civiles.

Karen Bass, alcaldesa de LA, participó en la ceremonia realizada en las instalaciones de LACFD
Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Tinker Salas fue una de esas víctimas colaterales de la “guerra al terror”.
Por el hecho de ser inmigrante venezolano en Estados Unidos, durante el gobierno socialista de Hugo Chávez, fue “visitado” por agente del Buró Federal de Inteligencia (FBI)

“El 9/11 no solo implicó el cierre del espacio aéreo de Estados Unidos, sino que usó los ataques como instrumento para aumentar el aparato estatal de investigación de sus ciudadanos, a través del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y de la Ley Patriota”, dijo a La Opinión.

“El gobierno se sentía omnipotente, incluso para revisar los libros que sacaba de la biblioteca, y usar el poder como parte de un aparato gubernamental represivo”, añadió.

Como catedrático, fue interrogado si recibía órdenes de alguien, desde Venezuela.

“Solo de mi mamá [que ya falleció”, fue la respuesta del experto en temas de relaciones internacionales de Latinoamérica, a las autoridades.

Las autoridades del LAPD fueron parte de la ceremonia en honor a los acontecimientos del 9/11.
Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

“¿Con quién habla en Venezuela?, le preguntaron.

“Solo con mi madre”, respondió.

Los nombres de Tinker Salas y más catedráticos eran parte de una lista del FBI que los estaba investigando.

El pensador recordó que la mayoría de los atacantes terroristas provenían de Arabia Saudita, no de Irak.

“Las armas de destrucción masiva que denunciaron nunca las encontraron”, destacó.

 Una encuesta de PLOS Medicine, informó que, desde marzo de 2003 a junio de 2011, 460,000 personas murieron directa e indirectamente en la guerra de Irak

“Atacaron e invadieron a un país donde no estaban los radicales; ese fue el pretexto y herencia que dejaron George W. Bush y Tony Blair , que son los principales responsables de una guerra donde nunca mostraron evidencias para el ataque”, explicó.

“Obviamente, querían el petróleo de Irak, pero a ambos les salió el tiro por la culata, y nacieron peores terroristas como lo son los miembros del Estado Islámico (ISIS), por el vacío que dejó el asesinato de Osama Bin Laden.

Reforma migratoria sepultada

Salvador Sanabria, director ejecutivo de El Rescate, una organización defensora de los inmigrantes en Los Ángeles rememoró el efecto inmediato del 9/11, cuando se detuvo la industria del aerotransporte a nivel mundial.

“El segundo efecto fue la disminución de las libertades ciudadanas que, con el paso del tiempo, dieron paso a la Ley Patriota”, explicó. “Misma que impuso controles de seguridad y clasificación de ciudadanos por  ‘riesgo de seguridad’ en el transporte aéreo de pasajeros [que dio paso a la Islamofobia] y que tuvo efectos en las demás naciones  que debían cumplir con las regulaciones de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA)”.

Para los inmigrantes, las secuelas directas del 9/11 fueron la congelación permanente de una reforma migratoria integral que pudo haber dado residencia permanente a 11 millones de inmigrantes, la mayoría latinos.

“Esos millones de personas siguen en el limbo y en la oscuridad, porque Bush, que iba por su reelección, antes de beneficiar a los inmigrantes, primero decidió atacar a Afganistán, donde supuestamente se escondía Bin Laden y maquinó la guerra contra Irak”, expresó Sanabria, también activista social. “Después del 9/11 nos dimos cuenta de que un ataque terrorista de esa magnitud solo fue un gran negocio para los mercaderes de la guerra”.

“Nunca olvidar”

Una pausa en silencio, un monumento en el Memorial Training Center Frank Hotchkin del Departamento de Bomberos de Los Ángeles y el recuerdo del fatídico 11 de septiembre de 2001, volvió a cimbrar los recuerdos, 22 años después, para honrar a los miles de estadounidenses e inmigrantes que murieron en los ataques terroristas contra las Torres Gemelas en Nueva York, y el edificio del Pentágono.

“En un día como hoy, hace 22 años, sucedió lo impensable”, dijo la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass. “Todos recordamos exactamente donde estábamos cuando recibimos la noticia. Y muchos de nosotros recordamos cómo pasamos las horas, los días y las semanas posteriores al ataque; muchos, incluidos los valientes miembros del Departamento de Bomberos de Los Ángeles, pasaron esas horas, días y semanas posteriores a los ataques del 9/11, sirviendo a este país. Apenas unas horas después de los ataques”.

El sonido de gaiteros, la gallardía de la guardia de honor, los arreglos florales, la bandera de Estados Unidos ondeando, junto a una enorme escalera del Departamento de Bomberos del condado de Los Ángeles, los momentos solemnes para depositar coronas de claveles y gladiolas frente al monumento en honor a las víctimas del 11 de septiembre de 2001.

Once campanadas se escucharon para para conmemorar a los hombres valientes que hicieron heroicos sacrificios para ayudar a sus hermanos y a los socorristas en la “Gran Manzana”.

Un total de 70 miembros del Departamento de Bomberos de Los Ángeles e integrantes del Grupo de Trabajo Uno de California para búsqueda y rescate urbano fueron desplegados hacia Nueva York.

“Ese día también enviamos a 23 miembros de nuestro equipo de gestión del estrés en incidentes críticos”, dijo el capitán Adam Van Gerpen. “Trabajaron incansablemente junto con los miembros del Departamento de Bomberos de Nueva York en el World Trade Center”.

La jefa de bomberos de Los Ángeles, Kristen Crowley, recordó que el 9/11/2001 murieron un total de 2,997 personas de 93 países: 2,753 personas murieron en la Zona Cero, 184 murieron en el Pentágono y 40 personas murieron como heroicos pasajeros que detuvieron y arruinaron los planes de los secuestradores de Al Qaeda del vuelo 93 que se estrelló en Pensilvania, en las afueras de Shanksville.

Crowley expresó que la ceremonia del 9/11 significaba un compromiso para cumplir una promesa constante de “nunca olvidar. Jamás olvidar”.

La funcionaria tambien honró la memoria de los 343 bomberos y paramédicos neoyorquinos, a los 23 agentes del Departamento de Policía de Nueva York y a los 37 oficiales de policía de la autoridad portuaria que perecieron, así como 331 personas del Departamento de Bomberos de Nueva York (NYFD), miembros del personal de apoyo civil y paramédicos, quienes murieron por enfermedades relacionadas con los esfuerzos de rescate y recuperación tras los ataques a las Torres Gemelas.

“Yo iba en grado sexto cuando vi las noticias y el segundo avión que se estrelló [en las Torres Gemelas”, dijo a La Opinión, la concejal Eunisses Hernández.

“Mi vida cambió para siempre, porque fui creciendo y vi avanzar la tecnología alrededor de la seguridad pública y en nuestras comunidades”, explicó Hernández.  “Muchas personas que conocía después fueron a la guerra y regresaron con muchos traumas y para ellos no hubo servicios de salud mental y sus vidas también fueron arruinadas para siempre”.

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