Ronda Política: Las lecciones del escándalo del audio filtrado

A un año del caos generado por la filtración de un audio que le costó la cabeza a la presidenta del Concejo de Los Ángeles, queda mucho trabajo por hacer

La ex presidenta del ayuntamiento de Los Ángeles, Nury Martínez.

La ex presidenta del ayuntamiento de Los Ángeles, Nury Martínez. Crédito: Impremedia

Este mes se cumple un año del audio filtrado en el que cuatro prominentes políticos latinos de Los Ángeles, Nury Martínez, Ron Herrera, Kevin de León y Gil Cedillo se vieron involucrados en un escándalo de tal magnitud que dos de ellos, tuvieron que renunciar casi de inmediato.

Estos latinos cometieron un error al participar en una conversación donde se expresaron comentarios de carácter ofensivo, y ellos lo han reconocido y ofrecido disculpas infinidad de veces.

Sin embargo, algunas personas y grupos se sintieron de tal manera lastimados que hasta la fecha no aceptan sus disculpas. 

La peor parte la ha llevado Nury Martínez, a quien muchos como si fueran dioses, no la quieren perdonar, lo que demuestra que con las mujeres somos implacables, intolerantes a morir. 

¿Cuál es la moraleja de esta historia? Si bien todo mundo tiene derecho a la privacidad, los funcionarios públicos deben aprender a no decir en privado, lo que nunca podrían sostener en público.

Hay que tomar en cuenta que en general, guardamos altas expectativas sobre el comportamiento de los funcionarios electos, lo que no quita que son humanos y pueden cometer errores garrafales.

Sin embargo, también debemos reconocer que la grabación de una conversación privada y su posterior filtración, semanas antes de una elección crucial, fue parte de una campaña para sacar principalmente a Nury Martinez de la Presidencia del Concejo de Los Ángeles; y a Herrera, quien tenía sus propios odiadores en la Federación de Sindicatos del Condado de Los Ángeles.

Alguien o algunos pensaron que con el escándalo, tendrían más votos en la elección.

El estilo de liderazgo de Nury, chocaba a algunos de sus compañeros. Tal vez quizá su manera tan directa y florida de decir las cosas; y a lo mejor nunca la quisieron ahí.

La suspensión del concejal Mark Ridley-Thomas aumentó la lista de los enemigos de Nury, porque los seguidores del considerado padrino de la clase política afroamericana, se pusieron furiosos, ya que fue ella quien la propuso en el Concejo.

No sabemos quiénes son los responsables de la filtración del audio, pero está claro que cayó de perlas para sacar a la expresidenta del Concejo de Los Ángeles de la jugada; y de paso, llevarse a otros tres, a quienes ya le traían ganas. 

Los oportunistas políticos hicieron su agosto, funcionarios a quienes el escándalo del audio, les vino muy bien porque llenaron el vacío de su falta de trabajo en la comunidad con sus declaraciones incesantes en los medios; y eso les permitió empoderarse y posicionarse en el escenario público.

El audio puso sobre la mesa que los latinos necesitamos trabajar en el uso de nuestro lenguaje y en corregir los términos peyorativos que usamos en muchas ocasiones sin darnos cuenta, pero la campaña para exigir la renuncia a los cuatro latinos, fue tan agresiva y rozó por momentos en el hostigamiento que más de alguno de la comunidad, no se explica como ninguno de ellos no ha caído en un manicomio, presa de una crisis nerviosa.

La cosa es que hay un doble estándar particularmente en el Cabildo porque en otros casos graves donde hay crímenes serios de por medio, ahí sí algunos concejales se hacen de la vista gorda, ¡no problem!

Nos preguntamos si algún día conoceremos quiénes fueron los autores de la grabación al estilo James Bond hecha en la Federación; y si habrá arrestos. No olvidemos que bajo las leyes de California, grabar a una persona sin su consentimiento, es un delito grave, lo que en inglés se conoce como felony.

Y el resto de políticos que se han desgarrado las vestiduras pidiendo a gritos la destitución de los cuatro latinos, deberían poner las barbas a remojar, porque quién no nos dice que no haya por ahí otro audio o varios, listos para sacarlos a la luz pública en la siguiente elección.

Es tiempo de que el liderazgo latino y afroamericano inicien un proceso de reconciliación dejando atrás rencillas y señalamientos. Solamente unidos de verdad, las dos comunidades vamos a avanzar. De otra manera, seguiremos en el hoyo.

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