Acapulqueños en Los Ángeles piden el TPS al presidente Joe Biden

Inmigrantes del devastado puerto de Acapulco enviaron una carta el gobierno federal para que los ayude con la protección temporal que les permita trabajar con seguridad, mientras ayudan a sus familiares en México

Miembros de la Coalición por los Derechos Plenos para los Inmigrantes.

Miembros de la Coalición por los Derechos Plenos para los Inmigrantes.  Crédito: Isaac Ceja | Impremedia

Miembros de la comunidad mexicana pidieron al presidente Joe Biden que extienda el Estatus de Protección Temporal (TPS) a los ciudadanos de Guerrero, estado mexicano que fue devastado por el huracán Otis de categoría cinco.

“En este difícil momento para los residentes de la devastada ciudad de Acapulco, las circunstancias urgentes exigen una política migratoria consistente con esa realidad”, escribieron los miembros de la Coalición de los Derechos Plenos para los Inmigrantes, en una carta.

“Por lo tanto, nos gustaría afirmar en los términos más enérgicos posibles, la importancia de que usted otorgue el Estatus de Protección Temporal a todos los trabajadores indocumentados del estado de Guerrero y que se consideren esenciales para la economía estadounidense”.

Según el Departamento de Servicios de Inmigración y Ciudadanía de los Estados Unidos, el TPS se puede designar en un país debido a condiciones temporales como conflicto armado, desastres ambientales y otras condiciones extraordinarias. 

Durante este período, las personas con TPS no pueden ser expulsadas de los Estados Unidos, pueden obtener un documento de autorización de empleo y autorización de viaje. Además, una vez otorgado el TPS, el DHS no puede detener a una persona por su estatus migratorio en dentro de las fronteras de la nación.

Es importante entender que el TPS es un beneficio temporal y no otorga estatus de residente permanente legal, ni ningún otro estatus migratorio, pero no impide solicitar otros beneficios o protecciones de inmigración para los que puedan ser elegibles.

La semana pasada, la madrugada del 25 de octubre, la ciudad turística de Acapulco fue devastada por el huracán Otis con vientos que superaron las 165 millas por hora, la ciudad quedó destrozada, miles de personas damnificadas, decenas de murtos (47 hasta ayer) y decenas de desaparecidos.  . 

Cuando terminó la destrucción generalizada, grandes árboles habían sido arrancados de raíz, casas, hospitales y hoteles quedaron inundados y dañados hasta quedar irreconocibles. Hasta ayer el gobierno federal había calculado 51 mil viviendas con pérdida total y 80 mil viviendas con daños graves.

Durante la conferencia de prensa realizada ayer en la Placita Olvera, Aniceto Polanco, originario de Acapulco pero residente de Los Ángeles por más de 20 años, le pidió ayuda al presidente Biden.

“Nuestro estado fue devastado, fue demolido, muchas vidas se perdieron y vamos a trabajar duro y fuerte, pero para eso estamos pidiendo esa protección temporal para nuestros hermanos, para que puedan trabajar libremente en este país y sigamos adelante y apoyemos a nuestras familias en Acapulco”.

Para Polanco la situación es más complicada porque tiene familia que fue impactada directamente por el huracán. 

Después de decir unas palabras al micrófono, Polanco llamó por teléfono a su hermano Octavio, quien vive en Acapulco, para ver si necesitaba ayuda monetaria o qué tipo de apoyo era el que se necesitaba más.

“Acapulco es un desastre, como si hubiese caído una bomba que acabó con todo”, expresó el hermano de Polanco por el auricular. “Pero después de una semana sigue siendo deprimente la situación, poco a poco se está recuperando la ciudad”.

El residente de Acapulco también mencionó que aunque algunos reportes dicen que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ya tiene el servicio eléctrico al 90%, la realidad es que todavía muchas personas no tienen luz, incluyéndolo a él que lleva ocho días sin electricidad en la zona donde vive, justo al norte del Aeropuerto Internacional de Acapulco.

Agregó que el huracán llegó casi a la medianoche y no se fue hasta las tres de la mañana. 

Indicó también que vive a un kilómetro de la playa y en su casa quedaron las ventanas rotas, el techo destrozado y se le voló el cofre de su coche.

Por la mañana, entre todos los vecinos se ayudaron a levantar láminas y cortar árboles.

“Como tengo una tienda de abarrotes, tengo un poco de agua y un poco de comida almacenada”, subrayó Octavio. “Lo compartimos con los vecinos y así seguimos subsistiendo”.

Subrayó que hasta la fecha la ayuda ha sido un poco lenta porque las organizaciones están enfocadas principalmente en limpiar los caminos y vías para que entre más ayuda a la comunidad. 

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