Mujer nicaragüense dice que fue despedida por denunciar acoso sexual en El Pollo Loco de Huntington Park

En 2021 un total de 253 mujeres y 37 hombres reportaron haber sido víctimas y un año después fueron menos mujeres, pero más hombres

Trabajadores protestan frente a El Pollo Loco de Huntington Park.

Trabajadores protestan frente a El Pollo Loco de Huntington Park.  Crédito: JORGE LUIS MACÍAS | Impremedia

Una inmigrante nicaragüense presentó una queja formal ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo (EEOC) y el Departamento de Derechos Civiles de California por haber sido presuntamente objeto de discriminación laboral y acoso sexual.

Araceli Navarrete Gutiérrez, de 44 años, oriunda de Tipitapa, Nicaragua y sus excompañeros del restaurante de comida rápida El Pollo Loco, ubicado en el 2501 al este de la Avenida Slauson en la ciudad de Huntington Park, protestaron frente al negocio, después que la mujer fuera despedida, tras denunciar los abusos.

“Todo comenzó desde hace tres meses; fueron dos incidentes: primero me acosaban por no dominar bien el inglés, se reían de mi acento, un cajero me remedaba y mi jefa también”, dijo Araceli Navarrete a La Opinión.

Madre soltera con dos hijos, la mujer residente en la ciudad de South Gate informó que hace mes y medio fue víctima de un incidente de acoso sexual, por parte del gerente llamado Oscar, quien le hacía comentarios lascivos.

“[El gerente] me preguntó, con voz sexual, cuándo iba a llamarlo. Lo hizo a través de nuestros auriculares de El Pollo Loco, para que mis compañeros de trabajo también pudieran escucharlo. Esto me hizo sentir incómoda y le pedí que parara”, alega Gutiérrez en la denuncia de la EEOC. Una copia fue entregada a La Opinión.

“Creo que [el gerente] también había acosado a otros empleados de El Pollo Loco, y que la gerencia de El Pollo Loco ya sabía de su comportamiento antes de que él me acosara a mí”.

“Él me decía que yo lo ponía nervioso”, contó Araceli, quien tenía poco más de dos años en su trabajo. “Y yo le decía, Oscar no digas eso y la verdad que me hacía sentir muy incómoda; también me decía que cuando le iba a entregar el anillo de boda o qué clase de hombres me gustaban, jóvenes, mayores, blancos, negros”.

Añadió que, en una ocasión ambos iban a entregar comida a los clientes cuando chocaron de frente.

“Sentí que él me tocó los pechos y me sentí con pena y vergüenza: él no pidió disculpas y solo siguió avanzando”, expresó Araceli.

Con las banderas rojas encendidas, la mujer decidió denunciar en Recursos Humanos lo que estaba pasando.

“Me dijeron que habría una investigación”.

El resultado de dicha “investigación” fue su despido.

“Me corrieron del trabajo por el hecho de haber puesto la queja”, dijo. “Aquel fue el peor día de mi vida; pensaba ¿Cómo voy a pagar la renta? ¿Cómo voy a darle de comer a mis hijos?

Después de su queja en la oficina de Recursos Humanos por el manoseo y preguntas explicitas, Araceli regresó a trabajar normalmente un lunes. Dos días después, tras una videollamada, la echaron del trabajo, a mediados de octubre.

Durante la manifestación a la hora del almuerzo el jueves, los trabajadores de la antigua tienda El Pollo Loco protestaron por la terminación del contrato de Araceli y exigieron que la empresa tome medidas para proteger a los trabajadores contra el acoso sexual.

El mes pasado, el gobernador Gavin Newsom firmó la ley AB 1228, una legislación histórica que, además de elevar el salario mínimo en la comida rápida a $20 por hora el próximo año, establece un Consejo de Comida Rápida a nivel estatal para establecer estándares en torno a la salud, la seguridad y la capacitación.

También, la AB 1228 instituye nuevas protecciones para los trabajadores contra represalias y les brinda un asiento en la mesa para abordar los desafíos que enfrentan todos los días en el trabajo, incluido el acoso de cualquier naturaleza.

El presunto acosador de Araceli Navarrete Gutiérrez no fue sancionado.

Unidos hacen fuerza
La abogada Eve Cervantez, de San Francisco, dijo a La Opinión que, a menudo, defiende a los trabajadores que forman parte de la Lucha por $15, quienes tienen una red de comunicación, trabajan juntos y tratan de ayudarse unos a otros cuando se cometen injusticias contra ellos en el lugar de trabajo.

“Desafortunadamente no me sorprendió en lo absoluto [el caso de Araceli]”, declaró la abogada. “Represento a muchos trabajadores de comida rápida que han sido acosados ​​sexualmente en el trabajo. Y luego, cuando se quejan de eso, viene la venganza y sucede algo aún peor”.

Cervantez dijo desconocer la frecuencia con que ocurren incidentes como el de la mujer nicaragüense, pero señaló que el acoso sexual en la industria de la comida rápida “es un problema realmente grande y muy frecuente”.

“Más del 70% de las mujeres que trabajan en restaurantes se han quejado de acoso sexual. Son los trabajadores de restaurantes y, en particular, los trabajadores de comida rápida, uno de los grupos más grandes que se quejan y presentan cargos ante el gobierno por acoso sexual”, dijo.

Manifestó que, en la actualidad, mujeres inmigrantes como Araceli y los migrantes en general están perdiendo el miedo y denuncian los abusos y violaciones a sus derechos laborales.

“Creo que es cierto que más personas están dispuestas a hablar sobre sus derechos; es muy importante que los inmigrantes sepan que están protegidos por las leyes en los Estados Unidos de América a todos los que trabajan. Aquí”, declaró. “Las personas inmigrantes también están protegidas protegidos contra el acoso sexual y contra represalias. Es ilegal acosar sexualmente a alguien y es ilegal despedir a alguien porque se quejan”.

Consideró, además, que ha ayudado mucho que los trabajadores se unen necesitan hablar entre sí y protestar, a pesar de que todavía existe un desequilibrio de poder real.

“El acoso sexual se trata de una especie de estructura de poder en la que las personas que dirigen los restaurantes de comida rápida tienen mucho más poder, por lo que es muy importante que los trabajadores se unan, se comuniquen entre ellos y se ayuden unos a otros”, dijo Cervantez. “Creo que esa ha sido realmente una de las principales cosas que está ayudando a que este movimiento avance”.

El Pollo Loco reacciona

La corporación de El Pollo Loco, respondió a este caso con un comunicado: 

“El 16 de octubre de 2023, un empleado informó por escrito a El Pollo Loco que otro miembro del equipo había hecho un comentario inapropiado e inmediatamente iniciamos una investigación. Por otra parte, recibimos una notificación de la SSA de que no podía confirmar que el empleado esté autorizado a trabajar en los EE. UU. según la documentación presentada por el empleado. Informamos a la empleada sobre la discrepancia al día siguiente y le explicamos que, si bien no podíamos continuar contratándola hasta que resolviera la discrepancia con el gobierno, podía volver a presentar su solicitud. Al mismo tiempo, solicitamos hablar con ella sobre su denuncia, pero decidió no participar en nuestra investigación”. 

“La empresa prohíbe estrictamente el acoso y la discriminación basados ​​en cualquier característica protegida y aplica una política clara contra las represalias para garantizar que ningún individuo enfrente consecuencias por informar tales problemas”. 

“La formación sobre estas políticas es obligatoria para todos los empleados para garantizar su cumplimiento. Las denuncias de acoso se toman en serio y pueden presentarse a través de varios canales, incluida una línea directa anónima. Todos los informes de acoso son investigados exhaustivamente por Recursos Humanos, y los empleados que incumplen estas políticas están sujetos a medidas disciplinarias, incluido el despido”. 

“El Pollo Loco se mantiene firme en nuestro compromiso con un lugar de trabajo libre de acoso, defendiendo continuamente nuestros valores fundamentales y la integridad de nuestras operaciones con tolerancia cero hacia cualquier comportamiento que socave un lugar de trabajo respetuoso y seguro”. 

Las quejas en California
“Vemos quejas de gente que viene en persona a nuestras oficinas, aunque creemos que los números [reportados] son mayores de los que se reportan”, dijo Víctor Chen portavoz de la Comisión de Igualdad de Oportunidades para el Empleo (EEOC).

En California, en 2021, 253 mujeres y 37 hombres presentaron denuncias de acoso sexual en el trabajo y en 2022 fueron menos mujeres: 244, pero más hombres: 61 Marcelo Diéguez, abogado de la firma Diefer Law Group destacó que los latinos, hombres y mujeres son más propensos a ser victimas de acoso sexual en el trabajo y no denunciarlo.

“Por más de 20 años me he dado cuenta de que la gente tiene miedo a reportarlo, y más cuando hay una razón de no tener papeles”, subrayó. “Tienen miedo de no tener a nadie que los proteja o de que los echen de los empleos o sean amenazados con ser deportados”.

El abogado indicó que las quejas por amenazas de llamar a las autoridades de migración “desgraciadamente son muchísimas”.

“A veces ni siquiera son los empleadores los que amenazan, sino los gerentes o los administradores”, declaró. “Para defenderse, la sabiduría es poder, porque bajo las leyes de California todos están protegidos sin importar su estatus migratorio”.

En la firma legal Diefer Law Group se subraya que, debido a que entre el 58% y el 72% del acoso sexual no se denuncia, es difícil tener una comprensión exacta de cuánto acoso sexual ocurre en el lugar de trabajo. En general, entre el 54% y el 81% de las mujeres reportan haber sufrido acoso sexual en el trabajo, y hasta el 86% en California reportan haberlo experimentado. Además, la mitad de estas mujeres describen que el acoso sexual ha tenido un impacto negativo en sus carreras.

El “punto de inflexión” nacional

En el reporte llamado “El Punto de Inflexión” (The Tipping Point) de las profesoras Catharine A. MacKinnon y Louise F. Fitzgerald del Centro de Investigación Alimentaria de UC Berkeley analizaron cómo el salario submínimo mantiene los ingresos bajos y alto el acoso.

El informe reafirma que, en la industria restaurantera, una de las mayores empleadoras del sector privado se han descubierto altos niveles de acoso sexual.

El informe documenta los hallazgos de la primera muestra representativa a nivel nacional para establecer la prevalencia del acoso sexual entre los trabajadores que reciben propinas, su conexión con el salario inferior al mínimo de los trabajadores que reciben propinas y las consecuencias que enfrentan los sobrevivientes, incluidas las represalias de los empleadores por denunciar los abusos.

Las autoras resumen que este acoso se ha vuelto más severo y potencialmente mortal para los trabajadores que recibieron propinas durante la pandemia de COVID-19.

Añaden que la investigación “es particularmente oportuna para informar las discusiones sobre la legislación” que ahora se está considerando en el Congreso para eliminar gradualmente el salario inferior al mínimo para los trabajadores que reciben propinas.

Entre los hallazgos clave del informe se destacan:

En general, el 71% de las trabajadoras de restaurantes habían sido acosadas sexualmente al menos una vez durante su tiempo en la industria de restaurantes. Este porcentaje es el más alto de cualquier industria que informe estadísticas sobre acoso sexual. De hecho, eclipsa a cualquier otro.
Si bien las trabajadoras de restaurantes son acosadas con mayor frecuencia por los clientes, también son sexualizadas y acosadas sexualmente de manera generalizada por supervisores, gerentes o dueños de restaurantes. Combinando trabajadores que reciben y no propinas, el 44% afirmó haber sido víctima de acoso sexual por parte de alguien en un puesto directivo o propietario.

Los trabajadores que reciben propinas y reciben un salario inferior al mínimo (esto ocurre en 4 de cada 5 estados) sufren acoso sexual a un ritmo mucho mayor que sus homólogos que no reciben propinas. Los trabajadores que recibían propinas tenían significativamente más probabilidades de haber sido acosados ​​sexualmente que sus homólogos que no recibían propinas: más de tres cuartas partes frente a más de la mitad (76% frente a 52%). Este hallazgo corrobora estudios anteriores que demostraron que los trabajadores en estados con un salario inferior al mínimo de $2.13 reportan el doble de tasa de acoso sexual en comparación con los trabajadores en estados sin salario inferior al mínimo para los trabajadores que reciben propinas.

Los trabajadores que recibían propinas fueron acosados ​​sexualmente con mucha más frecuencia, en todos los sentidos medidos, que sus homólogos que no recibían propinas. Los trabajadores que recibían propinas tenían más probabilidades de ser tratados de manera sexista; más probabilidades de ser objeto de conductas sexualmente agresivas y degradantes; recibieron atención sexual más persistente e intrusiva, tenían más probabilidades de ser coaccionados o amenazados para realizar actividades sexuales que no querían y tenían más probabilidades de ser víctimas de agresión sexual que sus contrapartes que no recibían propinas. Estas diferencias entre las experiencias de las trabajadoras que reciben y no reciben propinas no sólo fueron estadísticamente significativas sino sustanciales.

Estas experiencias no representaron un acoso aislado, sino que a menudo persistieron durante días, semanas y, en algunos casos, meses. El 37% de los trabajadores entrevistados describieron situaciones en las que el acoso continuó durante un mes o más, y que las conductas durante este período ocurrieron con frecuencia o casi en todos los turnos (35%).

Cuando los trabajadores denunciaron el acoso sexual, era menos probable que los trabajadores que recibían propinas dijeran que la situación se corrigió a diferencia de sus homólogos que no recibieron propina (61% a73%). Los trabajadores que recibían propinas eran sustancialmente más propensos que sus homólogos que no recibían propinas a decir que se les había animado a “simplemente olvidarse de ello” (39% a 23%).

Prácticamente todas (98%) las trabajadoras acosadas informaron haber experimentado al menos un incidente de represalia en el que se tuvieron en cuenta todas las formas de represalia. Los trabajadores que recibieron propinas sufrieron significativa y sustancialmente más represalias que los trabajadores que no recibieron propinas. Casi no se reportaron diferencias entre trabajadores que reciben o no propinas en cuanto a la forma particular que tomó la represalia, con la excepción de que los trabajadores que recibían propinas eran más propensos a decir que habían sido amenazados por sus empleadores por denunciar acoso sexual; Ninguno de los trabajadores que no recibieron propinas reportó esta experiencia.

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