El objetivo: ‘que nadie pase hambre en el condado de Los Ángeles’

Abunda la comida en California, pero millones luchan por llevar alimentos a su mesa diariamente; Heart of Compassion en Montebello ayuda a cientos de familias

Stephanie Sandoval (d) es tutora de jóvenes con necesidades especiales que son voluntarios en el empaquetamiento de alimentos..

Stephanie Sandoval (d) es tutora de jóvenes con necesidades especiales que son voluntarios en el empaquetamiento de alimentos.. Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Jóvenes con todo tipo de discapacidades físicas o mentales, además de ser voluntarios en la preparación de bolsas de comida en el banco de alimentos Corazón Compasivo (Heart of Compassion) para familias necesitadas, también son remunerados con despensas para sus seres queridos.

Al sur de la calle Maple, en la ciudad de Montebello, Stephanie Sandoval, tutora de Gladys y Raúl, no se daban abasto para llenar bolsas negras de plástico con crutones o pan tostado para ensaladas que serán repartidas de martes a viernes en el lugar donde, dicen, se lucha contra el hambre y se alimenta la esperanza.

“Nuestro programa para adultos les permite socializar con sus semejantes”, dijo Stephanie. “Les ayudamos a que crezcan con la confianza suficiente para ser parte de la comunidad, pero aquí [en el banco de comida] ellos disfrutan siendo voluntarios para ayudar a que otros cubran sus necesidades de alimentos”.

California, considerada desde 2015 como la quinta economía más grande del mundo, superando al Reino Unido, Francia y Brasil, en el “Estado Dorado”, es, además, un estado donde hay sobreabundancia de alimentos.

Alvaro Herrarte es uno de los jóvenes voluntarios que ayudan a empaquetar alimentos.
Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Paradójicamente, millones de personas luchan por llevar alimentos a sus hogares y padecen inseguridad alimentaria, lo que puede provocar hambre.

Sucede con los jóvenes especiales que prestan sus servicios como voluntarios en Heart of Compassion, y en cada rincón del condado de Los Ángeles.

“A veces sí puedo comprar comida, a veces no”, dijo a La Opinión. Rodolfo Zamora, un anciano de 80 años que emigró de Michoacán, México.

A paso lento y apoyado con su bastón, todos los días sale a caminar alrededor del Parque Municipal de Montebello, sobre el bulevar Whittier para recolectar botes.

“Ta’ canijo. Ta’ duro, mi pensión me alcanza para comprar tantito”, expresó el hombre de edad adulta. “A veces solo como frijolitos, sopa y verduras”.

Por suerte, su hijo y su nuera trabajan y le ayudan a pagar la renta de un departamento.

Toneladas de frutas y verduras son donadas a cientos de familias.
Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Programas que funcionan

En un artículo de Michael Dimock, presidente del  Instituto de Salud Pública (PHI), una subsidiaria de The Pew Charitable Trusts para CalMatters, detalló  que algunos programas contra el hambre sí están funcionando, incluido Healthy Food Rx, del Programa de Incentivos Nutricionales de California (CNIP). Además de Roots of Change (Raíces del cambio) del PHI, que es un grupo de expertos que trabaja para garantizar el surgimiento de un sistema alimentario sostenible en California.

El CNIP fue ampliado en el presupuesto de 2023 por el gobernador Gavin Newsom, y el de Alimentación y Agricultura distribuyó $2 millones en fondos para organizaciones que fomentan la compra y el consumo de frutas y verduras frescas y saludables cultivadas en California.

El beneficio final será para usuarios de WIC y del Programa de Nutrición del Mercado de Agricultores para Personas Mayores que compran productos frescos cultivados en el estado, preferentemente comunidades donde una gran proporción de la población es de bajos ingresos y comunidades con altas tasas de enfermedades relacionadas con la dieta alimenticia.

Gilberto Morales (i) lleva alimentos para el banco de comida Hidden Treasures of Hope, en la ciudad de Whittier.
Crédito: Jorge Luis Macías | Impremedia

Dimock señala que, a pesar de que el estado produce casi la mitad de las frutas y verduras del país, uno de cada cinco californianos padece inseguridad alimentaria, lo que significa que tiene un acceso limitado o incierto a una alimentación adecuada. La inseguridad alimentaria no necesariamente causa hambre, pero el hambre es una posible consecuencia.

Alto costo de vida y de vivienda

Las personas experimentan la inseguridad alimentaria de diferentes maneras. Es probable que algunas familias solo coman alimentos de menor calidad, mientras que otras simplemente coman menos, o tengan que acudir a los bancos de comida.

“Los problemas de riqueza e inseguridad alimentaria de California coexisten debido a los altos costos de vida y las disparidades salariales en varios sectores de la economía”, dijo Michael Flood, presidente y director ejecutivo del Banco Regional de Comida del condado de Los Ángeles, al porque es que California, siendo uno d ellos estados más ricos de Estados Unidos todavía tenga un problema de inseguridad alimentaria.

. “Los gastos de necesidades básicas, y especialmente los gastos de vivienda son altos, y muchos residentes necesitan ayuda para costear alimentos nutritivos a pesar de la riqueza general del estado”, agregó.

Para abordar el problema, dijo, se necesita un mayor acceso a viviendas asequibles, salarios más altos y apoyo específico para familias e individuos que experimentan salarios más bajos. “Los esfuerzos de colaboración de organizaciones sin fines de lucro, gobiernos y empresas son cruciales para lograr un impacto duradero en las causas fundamentales de la inseguridad alimentaria”, expresó.

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