‘Desde el secuestro de mis hijos: no tengo día ni noche’

Un padre argentino-judío comparte la tragedia que significa tener a dos hijos secuestrados por Hamas

A Itzik Horn, un hombre argentino-judío que vive en Israel, Hamas le secuestró a dos de sus hijos Jair y Eitan. (Araceli Martínez/La Opinión)

A Itzik Horn, un hombre argentino-judío que vive en Israel, Hamas le secuestró a dos de sus hijos Jair y Eitan. (Araceli Martínez/La Opinión) Crédito: Araceli Martinez Ortega | Impremedia

Tercera parte.-

Itzik Horn, un hombre argentino-judío, quien lleva más de 20 años viviendo en Israel, ya tenía establecido todo un ritual para comunicarse con su hijo Jair cada vez que sonaba la sirena de alarma.

Las sirenas son la señal de alerta que emite el gobierno de Israel para indicar que hay que correr a refugiarse al cuarto de seguridad de la casa o del edificio más cercano, en el que deben permanecer hasta que dejen de sonar.

Cuando las sirenas paran significa que el misil proveniente de Gaza ha sido desactivado y se acabó el peligro.

El sábado 7 de octubre, día de los ataques de Hamas a la frontera sur de Israel, no fue la excepción.

Itzik se comunicó con su hijo Jair de 45 años quien vivía en el Kibutz Nir-oz uno de los tres kibutzim embestidos por los terroristas. Casualmente, el hijo menor de Itzik, Eitan de 34 años, había ido a visitar a su hermano Jair a Nir Oz.

“Le mandé un mensaje a Jair. Le pregunté si ya estaba en el refugio. Me dijo ‘cada año te pones más viejo porque te olvidas que nosotros estamos tan pegados a la alambrada que los misiles nos pasan por arriba’. Bueno chao, chao, cuídate, le respondí. Fue lo último que supe de él”.

Itzik Horn, dos de sus hijos fueron secuestrados por Hamas el 7 de octubre. (Araceli Martínez/La Opinión)
Crédito: Araceli Martínez | Impremedia

En el Kibutz Nir Oz que se encuentra en la frontera con Gaza en el desierto Negev, habitaban 400 personas.

“En los últimos 20 años muy pocos misiles han caído en Nir Oz”, dice Itzik.

Itzik dice que se fue enterando del desarrollo de los eventos por la televisión. 

“La gente llamaba a los corresponsales de televisión pidiendo ayuda. Los terroristas están en el kibutz, decían. Dónde está el ejército, ¡vengan a ayudarnos! En ningún momento, al principio se hablaba de un desastre, luego ya no me pude comunicar con mi hijo. Se cayeron las comunicaciones. No había Internet”.

Un día después, el domingo 8 de octubre por la mañana ante la imposibilidad de comunicarse con su hijo Yair, Itzik de 71 años, dice que ya tenía un mal presentimiento en el estómago.

“Llamé a un amigo de mi hijo, y me dijo que no estaban. ¿Quién  no está? Entonces me enteré de que mi otro hijo Eitan había ido a visitar a Yair, y me dijo que los estaban buscando desde el sábado por la noche, nos los encontraron y no estaban en la casa”.

Tampoco estaban entre los cuerpos tirados en las calles del kibutz.

“La madre de mi hijo, y mi otro hijo hicieron la denuncia y todos los trámites en la policía, llamaron a los hospitales, y no estaban por ninguna parte. Deducimos que se los llevaron a Gaza”.

Este padre cuenta que él había visto por la televisión imágenes de cómo los terroristas de Hamas se llevaban rehenes.

Como a las 11:30 del domingo (8 de octubre) miraba las noticias y pensaba ‘pobre gente enterarse por la televisión que se llevaron a su familia. Para las 12, yo ya era parte de esa pobre gente que buscaba desesperadamente a ver si veía a los chicos”.

Durante dos semanas y media o tres después del 7 de octubre, sus hijos estuvieron en condición de desaparecidos, pero luego se confirmó que se los habían llevado como rehenes.

“El término desaparecido es muy fuerte para un argentino. Me recuerdan viejas historias de la dictadura militar”, dice Itzik.

Hermanos secuestrados por Hamas. (Araceli Martínez/La Opinión)

Una semana después, le informaron que sus hijos estaban en la lista de desaparecidos y secuestrados en la Franja de Gaza.

“Bien o mal quienes vieron que se los llevaron, por lo menos dicen que estaban con vida. También se vio gente que se la llevaron herida. Recuerdo que cuando me avisaron que los dieron por secuestrados, sentí alivio de saber que son prisiones.

“Claro si mis hijos fueran prisioneros de cualquier país que respeta la democracia y los derechos humanos, me sentiría menos mal. Son prisioneros de una organización terrorista”.

Luego alguien de los primeros liberados, entre niñas y señoras mayores del kibutz Nir Oz, le contaron que a sus hijos los vieron secuestrados en Gaza y que están sanos. 

“¿Cómo? ¿dónde? Tampoco pregunté. Por lo menos es una tranquilidad saber que los chicos están vivos. Cuándo van a salir ese es otro tema”, dice.

Sin expresión en su rostro, como si fuera un muerto en vida, considera que eso va para largo.

Hay que armarse de más nervios de acero y tener paciencia. Desde que me enteré que secuestraron a mis hijos, no tengo día, no tengo noche, no duermo”.

Dice que su manera de sentirse que aporta a la causa y lo que lo mantiene medianamente cuerdo es contar su historia, y pedir por la liberación de todos los rehenes, no solo por sus hijos.

“Me da fuerza saber que lo que hago, ayuda a que el tema siga vigente, a que no se olviden que todavía hay un montón de rehenes”.

Durante el sorpresivo ataque de Hamas al Kibutz Nir Oz, 38 personas fueron asesinadas y 75 secuestradas, entre ellos los hijos de Itzik.

En la semana de la tregua del 24 de noviembre al 1 de diciembre, Hamas liberó a 105 rehenes civiles: 81 israelíes, 23 tailandeses y un filipino. Se cree que 138 secuestrados en Gaza. A cambio, Israel liberó a 240 prisioneros palestinos.

Cuarta parte: Familiares de las víctimas de los ataques aseguran que el ejército y el gobierno de Israel les falló.


*Esta serie de reportajes es posible gracias a una fellowship de Fuente Latina, una organización no lucrativa y no partidista, fundada y dirigida por Leah Soibel. Tiene oficinas en Miami y la Ciudad de México. La misión de Fuente Latina es remover barreras lingüísticas y geográficas, empoderando a periodistas e influencers para cubrir historias sobre Israel y el Medio Oriente. Durante más de 11 años, Fuente Latina ha entregado fellowships a más de 350 profesionales de los medios hispanos de 12 países. Mucho del contenido informativo generado ha obtenido premios.

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