Miles de fieles honran a la Virgen de Guadalupe en Los Ángeles

A casi cinco siglos de distancia se recuerdan las apariciones de diciembre de 1531 al indio San Juan Diego

Lupita Martinez, una fervorosa creyente de la Virgen de Guadalupe.

Lupita Martinez, una fervorosa creyente de la Virgen de Guadalupe. Crédito: JORGE LUIS MACÍAS | Impremedia

Como es tradicional, miles de fieles católicos que son devotos de la Virgen de Guadalupe, acudieron y acudirán durante todo el día a cantarle “Las Mañanitas” a la que llaman Reina de México y Emperatriz de las Américas.

En la Catedral de Nuestra Señora Reina de Los Ángeles la celebración anual comenzó desde ayer a las 6:00 p.m. con bailarines aztecas y bailables folclóricos en honor a la “Morenita del Tepeyac”, que se apareció cuatro veces al indígena San Juan Diego, y a quien le pidió que fuera a solicitarle al obispo de México, Fray Juan de Zumárraga que le construyeran una capilla sagrada.

El relato de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, -entre el 9 y 12 de diciembre de 1531-, fue escrito en lengua náhuatl, el idioma materno de San Juan Diego, quien se dirigía a sus clases de catecismo y a ver a un sacerdote porque su tío Bernardino estaba enfermo y moribundo. Al final, la virgen intercedió por él y el hombre fue sanado por Dios.

Las dos palabras Nican Mopohua se han usado por tradición en la iglesia católica para identificar ese relato cuyo título completo es: “Aquí se cuenta se ordena como hace poco milagrosamente se apareció la Perfecta Virgen Santa María, Madre de Dios, nuestra Reina; allá en el Tepeyac, de renombre Guadalupe”. Juan Diego murió en 1548.

La obra se atribuye a Antonio Valeriano, un sabio indígena, discípulo de Fray Bernardino de Sahagún. La copia más antigua del Nican Mopohua se halla en la Biblioteca Pública de Nueva York, en el departamento de libros y manuscritos raros.

Lupita Martinez, una fervorosa creyente de la Virgen de Guadalupe.
Crédito: JORGE LUIS MACÍAS | Impremedia
Lupita Luna, guadalupana originaria de Ciudad Juárez, Chihuahua.

“El favor más grande y maravilloso en mi vida es que la Virgen de Guadalupe me presentó a su hijo, Jesús, porque yo no lo conocía”, relato Lupita Luna, una fiel católica de la iglesia de San Antonio, en la ciudad de San Gabriel. Ella se preparaba para cantar “Las mañanitas” en la madrugada del 12 de diciembre.

La señora Luna, de 71 años y originaria de Ciudad Juárez, Chihuahua, expresó que fue su bisabuelita, Felicitas García, quien le transmitió la fe en la “Morenita del Tepeyac”, ya que sus padres se habían divorciado.

“De mi bisabuelita aprendí la frase que le digo a todos mis hermanos: “Virgen Santísima, cúbrelos con tu santo manto”, porque creo en el poder de la oración, y como corredentora nos trae a Dios para que alcancemos la salvación”.

El relato de las apariciones indica que, si bien el obispo Zumárraga no creía en las palabras de San Juan Diego y le pidió una prueba, la misma Virgen de Guadalupe se la dio, cuando pidió al indio que recogiera rosas de castilla en el cerro del Tepeyac.

Juan Diego obedeció, depositó las flores en su manta o tilma y cuando se presentó delante del clérigo español, abrió su manta y por obra milagrosa apareció estampada la imagen de la Virgen de Guadalupe.

Lupita Martínez, inmigrante originaria de Nopalucan, Puebla, refirió a La Opinion que ella pidió a la Virgen de Guadalupe que intercediera para que ella pudiera dar a luz a su hija Roxana.

“Mi hija nació con bien y le he pedido a la virgen que me ilumine para guiarla en el camino de Dios y que se no pierda en malos pasos”, dijo la feligresa.

“Creo firmemente que la humildad de la Santísima Virgen de Guadalupe reside primero en que a ella le enseñaron la Torá (libro de la ley de los judíos) y el Shemá (una de las principales plegarias de la religión judía) con sencillez”, dice el padre Douglas Zavala, quien es vicario de la Iglesia del Santísimo Sacramento, en Westminster.

“María nos enseña a vivir la humildad con sencillez y amor”, dijo el sacerdote nacido en Nicaragua.
Él dice que le debe su vocación a la “Virgencita de Guadalupe”.

El sacerdote preguntaba a la “Reina del Cielo” que le mandara una señal y le regalara la gracia para confirmar si de verdad su hijo, Jesús, lo quería como sacerdote.

Así, cuando en República Dominicana llegó al monasterio de las monjas carmelitas, de la orden de las Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, a través de una ventana pequeña, una monja le indicó el camino para llegar a una habitación donde meditaría su vocación.

“En la jamba de la puerta había una inscripción: “¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?”, narra el padre Douglas. “Comencé a llorar y a recordar la sana tradición de la Iglesia, y vinieron a mi memoria las palabras santas de la Santísima Virgen de Guadalupe al indio Juan Diego”.

El padre Douglas Zavala, de Nicaragua, afirma que le debe su sacerdocio a “La Morenita del Tepeyac”. /CORTESÍA DOUGLAS ZAVALA

Exhibición de arte guadalupano de Lalo Díaz
“Me siento bendecido y escogido por Dios para pintar a su madre’, dice Lalo García, un pintor autodidacta nacido en La Cieneguilla, municipio de Hidalgo, Michoacán, quien es el autor de arte sacro que se exhibe en la Catedral Nuestra Señora de Los Ángeles.

“Bendita Eres”, “Creadora de Luz” y “La Natividad” son las obras que los fieles católicos pueden admirar este año en la presentación “Guadalupe Tonantzin: guía y camino hacia el niño Jesús”, que incluye 10 obras de arte, incluyendo un acrílico de 30×40 titulado “Protectora de migrantes”.

Esta pintura representa a la Virgen protegiendo a las mariposas monarca -conocidas como símbolo universal de la migración – de la misma manera que una madre protege a sus propios hijos.

“Imagínate la sorpresa de la virgen cuando recibe el anuncio del ángel Gabriel, que le dice que va a ser madre del creador”, dijo García, sobre “Bendita Eres”.

“¡Que grandeza y humildad de ella para aceptar ser la madre del hijo de Dios! que habría de nacer en su vientre, y a quien pondría por nombre Jesús”.

En la obra, Lalo García presenta al niño con pelo lacio y a san José, su padre adoptivo, con el pelo un poco rizado, para hacer notar que Jesús fue adoptado como hijo por San José, y aclarar que él no es el padre biológico de Jesús.

Con “Creadora de Luz”, la virgen María, embarazada y sostenida por san José, dijo: “A Jesús lo conocemos como la Luz del Mundo”.

“Los mexicanos y latinoamericanos, cuando va a nacer un niño decimos que la mujer va a dar a luz a la hora del parto, y yo muchas veces conjugo esa terminología con María Santísima, porque ella es madre y creadora de la luz de nuestra alma en la persona de Jesús”, comentó.

En la pintura de “La Natividad”, García recoge el nacimiento del niño Jesús “ a quien podemos ver ya, físicamente”.

Por eso, -añade- “el icono más poderoso que tenemos los católicos es el de la Virgen de Guadalupe”.

“A donde quiera que hay una pintura de ella, nunca le falta una flor; ya sea que ella este en capillas, nichos o altares”, dijo el artista. “Cuando la gente ve una imagen de ella, se llena de júbilo, devoción y de gozo, porque el ser humano se apega a la Virgen de Guadalupe y la considera como una segunda madre y protectora de la humanidad”.

Lalo García, de 71 años, cuenta a La Opinión que, desde hace cuatro décadas se “rindió” al amor de la Morenita del Tepeyac.

“Yo le debo mi fe a mis padres, pero sobre todo a mi madre Hortensia Torres (quien falleció el 2 de enero de este año); recuerdo que por 13 años crecí sin mi papá, quien se vino de bracero a Estados Unidos”, declaró Lalo García.

Lalo García cuenta que su madre tenía muchos retratos de santos en la casa y todos los días rezaba frente a la Virgen de Guadalupe.

El artista Lalo García.
Crédito: Lalo García | Cortesía

“Desde las 5:00 de la tarde no la podías ver más que en el rezo del santo rosario”, relató. “Eso me hizo reflexionar y entendí que, además de que en la vida hay tropiezos y a veces los problemas te tumban, la fe en la Santísima Virgen y en Cristo siempre me levantaron a mí”, añadió.

La exposición de las obras de arte sacro estará abierta al público hasta el 5 de enero en la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles, ubicada junto a la capilla dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe, que alberga la única reliquia conocida de la tilma o manto de San Juan Diego en los Estados Unidos.

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