Vendedores del Corredor Salvadoreño piden que los dejen trabajar

Comerciantes viven con incertidumbre tras ser desalojados; dicen que policías de la División Olympic los intimidan con multas de hasta $1,000

Olga Cabrera se gana la vida vendiendo comida en una banqueta del  Corredor Salvadoreño, sobre la calle Vermont.

Olga Cabrera se gana la vida vendiendo comida en una banqueta del Corredor Salvadoreño, sobre la calle Vermont. Crédito: JORGE LUIS MACÍAS | Impremedia

Algunos vendedores ambulantes que fueron desplazados del estacionamiento de Two Guys Plaza se han instalado ya en el frente de la calle Vermont, entre las calles 11 y 12, otros se quedaron sin trabajo y algunos más se encuentran en el limbo.

Desde el 4 de enero, al menos 30 puestos de ventas que se localizaban en el estacionamiento fueron removidos.

El equipo legal de la propietaria edificio que se localiza en la intersección de la calle 12 y la avenida Vermont aconsejó el desalojo de los vendedores.

De acuerdo con Raúl Claros, presidente de la Asociación del Corredor Salvadoreño, los vendedores ambulantes están siendo intimidados constantemente por agentes de policía de la División Olympic.

Presuntamente, los agentes los han acosado con aplicarles multas de hasta $1,000 por haberse instalado en la banqueta y de $250 para personas que se atrevan a sentarse a comer en sus puestos.

Raúl Claros dijo que la semana pasada se mudaron de un lado de la calle al otro, unos 16 vendedores, luego de ser desplazados.

El estacionamientos de la Plaza Two Guys luce vacío tras desalojar a los vendedores.

“Pero, cuando se retiraron las cámaras de televisión y la prensa volvieron agresivamente a intimidar”, dijo. “Hace dos días yo hable con el capitán Ponce, y me dijo que lo máximo de una multa a un vendedor es de $35.00 si ha cometido una violación”.

Al cierre de edición, la oficina de prensa del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) no negó ni confirmó si los agentes de la División Olympic estuvieran intimidando a los vendedores con dichas multas.

Claros, líder de los vendedores expresó que, por los últimos 20 meses “ellos se lavaron las manos” y no hacían ningún tipo de aplicación de leyes con los vendedores, y decían que ese era un asunto del Departamento de Transportación de la ciudad, y que eran ellos los encargados de dar multas a los automóviles estacionados en zona roja”.

A la presión de las autoridades sobre los vendedores ambulantes se han agregado elementos del Departamento de Salud del condado.

“En los últimos ocho días los hemos visto cuatro veces”, dijo Claros. “A nosotros nos sorprende que haya tanta coincidencia en querer aplicación extra de las leyes. Si lo hacen de un lado, deberían hacerlo también al otro lado de la calle”.

‘Aquí, andamos luchando’

Olga Cabrera, de 64 años, nacida en Santa Ana, El Salvador, es una de las trabajadoras ambulantes que fue desplazada y ahora tiene su puesto de comida donde la clientela puede degustar caldo de gallina, casamiento, huevos al gusto y plátanos con crema y queso.

¿Qué tiene de desayunar?, preguntaron Emperatriz López, de Guerrero, México, y su amiga Jazmín Martinez, de Santa Ana, El Salvador. Ellas viajaron de Anaheim al Corredor Salvadoreño solamente para pedir varias pupusas de chicharrón con queso.

“¡No me preguntes que tengo, sino qué te sirvo!”, respondió la señora Olga, quien emigró a Estados Unidos hace apenas cinco meses.

“Uno viene aquí a trabajar…aquí estamos luchando para enviarle un dinerito a los nietos que se quedaron allá en El Salvador”, dijo Olga, siempre con una sonrisa. “Nos quitaron de allá, enfrente, pero no se dan cuenta que solamente queremos trabajar en paz, porque muchas personas dependen de nosotros”.

Ella, que es empleada, dijo que su patrón ha tenido pérdidas económicas desde que los movieron de lugar. El martes, las ventas apenas fueron $30.00, aunque el dueño del local se responsabilizó por pagarle los $150.00 diarios de su sueldo.

“Mi patrón es bueno; tiene un buen corazón”, dijo. “Imagínese si no me pagaran el día, ¿Cómo le haría ara pagar los $1,000 de renta? ¿Cómo le haría para pagar la venida desde Van Nuys?”…Aquí, uno va al día con lo que se gana, y no hay manera de ahorrar ni siquiera un dólar”.

La oficina de la concejal del Distrito 1, Eunisses Hernandez, dijo que la funcionaria “es consciente de que muchos vendedores ambulantes recibieron un aviso de desalojo por parte de la propietaria de Two Guys Plaza y, como resultado, reubicaron sus negocios”.

“Mi oficina permanece en contacto con los proveedores de este lugar y estamos trabajando para proporcionar recursos y ayudar a cualquier persona que haya sido desplazada por esta acción”, indicó la concejal.
De manera similar, expresó que continúa trabajando con todas las partes involucradas “para promover políticas a largo plazo que apoyen a los proveedores y la próspera microeconomía que ha existido durante mucho tiempo a lo largo del Corredor Salvadoreño”.

Raúl Claros, dijo que a la dueña de Two Guys Plaza le habían dado seis meses de extensión para que comenzara el desalojo de los vendedores, y tuvo que contratar a un abogado y un asesor de planeación para defenderse de la ciudad y someter una aplicación para que se defina de una vez por todas si los trabajadores ambulantes vuelven a vender en el área de estacionamiento, se les concede algún permiso temporal o permanente, o definitivamente nunca más regresan a ese sitio.

El caso se decidirá en la corte, el próximo 18 de enero.

De hecho, hasta ayer los espacios de estacionamiento estaban marcados, pero ningún automóvil estaba estacionado en el lugar.

Sin embargo, la acción del desplazamiento de los vendedores está provocando pérdidas en los negocios del mismo lugar.

Esmeralda Alvarado, administradora de “La Tiendona”, un lugar de venta de dulces, piezas de artesanía y trajes típicos de El Salvador, declaró a La Opinión que han registrado pérdidas del 60%.

“Los puestos en el estacionamiento significaban algo como ir a un supermercado en El Salvador; así se sentía la gente, pero ahora no hay nada de clientes; las ventas eran de $1,500 diarios, pero ahora solamente llegamos apenas a los $500”, aseguró.

“Queriendo o no, a muchos nos ayudaba a recordar los momentos que vivíamos allá”, dijo la mujer originaria de Metapán. “¿Por qué no les otorgan permisos de venta?; ellos solamente quieren sacar adelante a sus familias, ganar dinero para comer y pagar la renta”.

Los miembros de la Asociación de Vendedores del Corredor Salvadoreño tienen contemplada una reunión con personal de la oficina de la concejal Eunisses Hernández, para el 31 de enero, a la vez que están solicitando a la fiscal de la ciudad, Hydee Fieldstein-Soto que les escuche.

“Queremos que ella entienda el impacto en las familias que dependen de estos trabajos”, dijo Raúl Claros. “Por eso, queremos que nos apruebe una extensión de seis meses para que la gente trabaje temporalmente en el estacionamiento de Two Guys Plaza, donde los vendedores han estado por los últimos cinco años”.

Otra opción que están dispuestos a aceptar seria la compra de una propiedad abandonada sobre la calle 12 y Vermont, -donde había una estación de bomberos-.

“Quisiéramos que la concejal Eunissses Hernández nos ayude para que nos vendan el edificio o nos lo alquilen, y que la ciudad sea socia nuestra para comenzar el Mercado Salvadoreño, así como existe el Mercado La Paloma, la Placita Olvera o los callejones”, sugirió Raúl Claros. “Ahí podríamos tener nuestro espacio para trabajar todos en paz”.

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