Histórica sindicalización de alumnos universitarios en California
Unos 20,000 estudiantes asistentes de pregrado y trabajadores de Cal State tendrán mejores salarios, licencias por enfermedad remuneradas y más horas de trabajo
Estudiantes de 23 campus del sistema Cal State University (CSU) celebraron haber conquistado el derecho a ser representados por un sindicato, y poder luchar por mejores condiciones laborales, salariales, licencias por enfermedad pagadas y más horas de trabajo.
“Cada año, uno ve que los presidentes y los decanos siempre tienen dinero para aumentar sus propios salarios, pero siempre dicen que no tienen fondos para pagarnos más a los estudiantes que trabajamos para las universidades, ni tampoco tienen dinero para los centros estudiantiles”, dijo Elisa Méndez Pintado, quien cursa una maestría en psicología escolar en la Universidad de San Diego.
Elisa, de 24 años, ayuda en la supervisión del centro de recursos para estudiantes latinos de primer año de universidad.
“De 20 horas que tenía, me bajaron a 12 horas”, dijo. “Me pagan a $17.50 la hora, y eso apenas me alcanza para pagar la gasolina y la comida”, dijo a La Opinión. “Antes vivía con una amiga, pero ella se mudó y después ya no pude pagar sola los $1,400 de renta”.
No le quedó más remedio que volver a casa de sus padres, Mónica Pintado y Miguel Méndez.
“Yo tengo la suerte de que mi familia viva en San Diego, me poya y me dejan vivir en su casa; pero tengo muchos amigos que no tienen esa opción y deben ponerse a trabajar hasta en dos o tres trabajos”, expresó Elisa. “Por eso, creo que vamos a ganar mucho con la unión, no solo ahora, sino también los estudiantes que vienen detrás de nosotros”.
Los estudiantes aprobaron de forma abrumadora a favor del Sindicato de Empleados del CSU (CSUEU).
Establecidas las fechas y el sistema electrónico del procedimiento electoral, el voto secreto para las elecciones de sindicalización se efectuó del 25 de enero al 22 de febrero de 2024
En el recuento final, fueron 7,050 votos los que determinaron el sí al sindicato y 228 en contra.
Sin beneficios
“Esto es para todos nosotros y para los estudiantes del futuro”, dijo Cameron Macedonio, estudiante asistente en CSU Fullerton. “Los estudiantes asistentes estaban cada vez más hartos del trato que nos daba la administración del CSU. Nos subestiman. Por un lado, actúan como si fuéramos prescindibles, pero, por otro lado, esperan que hagamos el trabajo de personal de tiempo completo, pero por un salario mínimo y sin beneficios”.
El estudiante de licenciatura en Comunicaciones, -con énfasis en periodismo y cine- expresó que muchos estudiantes tienen múltiples trabajos “debido a un límite artificial de horas”.
“Los desplazamientos al campus y el costoso estacionamiento repercutieron enormemente en nuestros salarios, y no podemos darnos el lujo de enfermarnos sin recibir paga por enfermedad”, manifestó. “Esa no es manera de que la universidad más importante del país apoye a los estudiantes, especialmente a los estudiantes universitarios de primera generación, ni crea oportunidades para nuestro futuro”.
En diciembre 7 de 2023, todas las partes involucradas celebraron el acuerdo de elección por consentimiento para una elección de votación secreta para determinar la aprobación o no de una unidad de negociación de los estudiantes elegibles de CSU.
Catherine Hutchinson, presidenta del CSUEU (Sindicato de Empleados de la Universidad Estatal de California), valoró que los cientos de estudiantes trabajadores invirtieron muchas horas para hacer posible la victoria y formar el sindicato de trabajadores estudiantiles más grande del país.
“Los estudiantes trabajan porque necesitan dinero para mantenerse, para pagar el alquiler, comprar comida y cualquier otra cosa que el personal necesite”, dijo Hutchinson.
“Con los 20,000 estudiantes que trabajan en las universidades, sumados a los 16,000 miembros del personal del CSUEU, la administración universitaria ya no podrá dividir a los estudiantes y al personal ni explotarlos para degradar los puestos de trabajo del personal”, dijo Hutchinson.
Con los estudiantes también festejó Mary Kay Henry, presidenta internacional de dos millones de miembros afiliados al Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU) .
“¡Que logro tan increíble!”, manifestó Kay Henry a los estudiantes de California. “Han formado uno de los sindicatos de trabajadores estudiantiles más poderosos de la historia de Estados Unidos”.
A la vez que felicitó a los estudiantes por haber mantenido una voz fuerte y unida, la lideresa indicó que los estudiantes asistentes de CSU están rompiendo barreras, porque conforman el cuerpo estudiantil y la unión de estudiantes con mayor diversidad étnica y económica.
En efecto, el nuevo sindicato une a miles de jóvenes estudiantes de color que nacieron en Estados Unidos y son inmigrantes, además de ser estudiantes de primera generación.
“Juntos han exigido que CSU esté a la altura de su misión principal de promover la equidad”, señaló la presidenta internacional del SEIU. “Ustedes han exigido licencias por enfermedad pagadas justas, estacionamiento asequible y derechos sindicales; se solidarizaron con el personal educativo de CSU, que recientemente obtuvo su contrato, mostrando el poder que se obtiene al organizarse para un cambio real en los campus de CSU”.
Por su parte, Leora Freedman, vicerrectora de Recursos Humanos del CSU, dijo en un comunicado que “CSU tiene una larga trayectoria brindando empleos en el campus a los estudiantes a través de puestos de asistentes estudiantiles, que brindan la oportunidad de obtener una valiosa experiencia laboral mientras obtienen sus títulos. El CSU respeta la decisión de los estudiantes asistentes de formar un sindicato y espera negociar de buena fe con la recién formada unidad de estudiantes asistentes del CSUEU”.
Un cambio con repercusiones
Si bien Mary Kay Henry, presidenta internacional del SEIU, consideró que la victoria de los estudiantes fue para tener éxito y prosperar, ella vaticinó que la lucha repercutirá “en un cambio inspirador” para millones de personas en todo el país.
Justamente, en la próxima generación de líderes del movimiento por la justicia, el estudiante Danny Avitia, de 27 años, estudiante de último año en Sociología y Desarrollo de Liderazgo en el campus de la Universidad de San Diego, declaró a La Opinión que era “muy difícil” sobrevivir con un salario de $15.50 la hora. En enero de este año le aumentaron a $16.50 la hora. Avitia trabaja desde febrero de 2023 en la oficina de compromisos de los empleados en CSU San Diego, donde supervisan los logros estudiantiles y la diversidad cultural. Ayuda al director de esa oficina a organizar eventos, boletines, gráficos, medios y comunicaciones.
Tiene tres trabajos en total: además de la universidad, trabaja para una consultora de liderazgo progresista, colabora con candidatos primerizos que se postulan para un cargo público por el Partido Demócrata y, es, además, consultor de liderazgo entre sus pares.
“Todos los días me despierto a las 8:00 a.m. y no me voy a dormir sino hasta las 2:00 a.m.”, explicó. “Tuve que aceptar dos trabajos más para sobrevivir, pero cada vez que me enfermo, aun así, debo presentarme a trabajar porque hasta ahora no recibo ninguna licencia médica ni tiempo libre pagado”.
Y, aunque Avitia está en el último semestre de su carrera, cree que probablemente no verá el día en que a los estudiantes les aumenten el salario que merecen y les den más horas de trabajo, se siente satisfecho porque los campus universitarios en San Diego han aumentado el salario mínimo a $30,00 la hora.
“Espero que el ejemplo que damos los estudiantes en California se replique a nivel nacional; muchos ya hemos sido parte de la historia; hemos mostrado cómo se hacen las cosas y creo que ayudará enormemente a los estudiantes en el país, porque, el salario mínimo básico ya no es suficiente para nadie”.
Inspirado por su padre
Ismael Lorzo, estudiante de música jazz en Cal State University Northridge, narró que trabaja como recepcionista en la Escuela de Negocios y Economía, asistiendo a los estudiantes que desean hablar con algún consejero o hacen citas cuando tienen pruebas de alguna clase.
“Me pagan $15.50 la hora”, dijo Ismael. “Vivo con unos compañeros de clase, porque mis padres viven en Bakersfield”.
Ismael, de 24 años, fue uno de miles de estudiantes que colaboraron para ganar la sindicalización.
“Teníamos que luchar muy fuerte para ganar”, dijo. “Yo rento un cuarto y pago $950, pero el dinero no me alcanza; lo bueno fue que tomé unos préstamos”.
A Ismael, dirigentes de CSUN, le pidieron que entrenara a otros dos nuevos trabajadores. Después de capacitarlos, de las 16 horas que trabajaba, solamente le dieron siete.
Ismael, hijo de padres campesinos, Teresa e Ismael Lorzo, ambos del Estado de México, dijo que disfrutó haber sido parte de la lucha histórica por lograr un sindicato de estudiantes trabajadores del sistema universitario de CSU.
“Me siento orgulloso de ser parte de la victoria, porque cuando vino mi papá y trabajaba en el field (campo), anduvo con Dolores Huerta y César Chávez (fundador del sindicato agrícola UFW). Ahora me tocó a mi luchar por los inmigrantes en las universidades, y como dice mi mamá, ahora hay que ponerse las pilas para que nos paguen bien ”.