Vacunas COVID-19 reducen el riesgo de insuficiencia cardíaca: por qué

Se sabe que los coágulos de sangre, que pueden provocar accidentes cerebrovasculares, y la insuficiencia cardíaca son mucho más comunes tras una infección por COVID-19

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Crédito: siam.pukkato | Shutterstock

Una investigación reciente arroja luz sobre un aspecto adicional del papel beneficioso de las vacunas COVID-19: aparte de su función principal de proteger contra el coronavirus, también parecen disminuir el riesgo de insuficiencia cardíaca y coágulos sanguíneos relacionados con el SARS-CoV-2.

El estudio, llevado a cabo por un equipo internacional de investigadores, ha implicado un análisis detallado de datos que abarcan a más de 10 millones de personas vacunadas y otras 10 millones no vacunadas en el Reino Unido, España y Estonia.

Después de ajustar por factores como la edad, el sexo y las condiciones médicas preexistentes, los resultados revelaron que aquellos que habían sido vacunados tenían un riesgo significativamente menor de desarrollar complicaciones cardíacas y coágulos sanguíneos relacionados con la infección por COVID-19, incluso hasta un año después de la infección.

La científica de datos Núria Mercadé-Besora, de la Universidad de Oxford en el Reino Unido, quien formó parte del equipo de investigación, señaló: “Nuestros hallazgos probablemente reflejan el hecho de que las vacunas son efectivas para reducir la infección y minimizar el riesgo de COVID-19 grave”.

Estos resultados, agregó, podrían ser un estímulo para aquellos indecisos sobre vacunarse, especialmente aquellos preocupados por los posibles efectos secundarios de la vacuna.

En comparación con las personas no vacunadas, aquellos que recibieron la vacuna COVID-19 mostraron una reducción del 78% en el riesgo de coágulos sanguíneos en las venas, un 47% menos de riesgo de coágulos sanguíneos en las arterias y una disminución del 55% en el riesgo de insuficiencia cardíaca en los primeros 30 días posteriores a la infección.

Aunque estas reducciones en el riesgo se atenuaron con el tiempo, aún eran significativas, con una disminución del 50%, 38% y 48%, respectivamente, entre los 181 y 365 días posteriores a la infección. Este estudio se suma a una serie de investigaciones previas que también sugieren efectos protectores de las vacunas contra la COVID-19 en términos de complicaciones cardíacas y coágulos sanguíneos.

Es bien sabido que los coágulos sanguíneos y la insuficiencia cardíaca son complicaciones frecuentes después de una infección por COVID-19. Aunque este estudio no establece una relación causal directa, sí sugiere que la vacunación contra la enfermedad también puede reducir el riesgo de estas complicaciones.

El equipo de investigación reconoce la complejidad del panorama, pero enfatiza que las vacunas COVID-19 son, en su mayoría, seguras y efectivas, y que los beneficios superan los posibles riesgos. Sin embargo, destacan la necesidad de realizar más investigaciones para comprender mejor los efectos protectores de las vacunas, especialmente en diferentes poblaciones y con dosis de refuerzo.

“Los efectos protectores de la vacunación son consistentes con las reducciones conocidas en la gravedad de la enfermedad, pero se requieren más investigaciones para comprender completamente los efectos de una vacunación de refuerzo en diferentes grupos de personas”, subrayó Mercadé-Besora.

Este estudio representa un paso significativo en la comprensión de los beneficios más amplios de la vacunación contra la COVID-19 y podría servir como un incentivo adicional para promover la inmunización en todo el mundo.

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