Estados Unidos se queda sin opciones mientras Haití se sumerge en el caos

Los Estados Unidos se encuentran bajo presión para actuar, pero cuentan con opciones limitadas, como la falta de un gobierno en Haití con el cual coordinarse

La Casa Blanca ha anunciado su apoyo a un gobierno interino en Haití.

La Casa Blanca ha anunciado su apoyo a un gobierno interino en Haití. Crédito: Odelyn Joseph | AP

En marzo, Haití volvió a sumergirse en el caos cuando bandas armadas tomaron el control de Puerto Príncipe provocando el colapso del gobierno.

Estos acontecimientos solo han servido para agravar los problemas económicos del país; mientras la violencia arrecia, cuatro millones de haitianos padecen hambre aguda y más de 360,000 personas han sido desplazadas internamente.

Los Estados Unidos se encuentran bajo presión para actuar, pero cuentan con opciones limitadas. La falta de un gobierno en Haití con el cual coordinarse y la poca aceptación política de una intervención directa complican la situación.

La Casa Blanca ha anunciado su apoyo a un gobierno interino y ha respaldado una iniciativa de la ONU para desplegar cientos de policías kenianos en Haití con el fin de ayudar a sofocar la violencia.

Aunque este despliegue pueda expulsar a las bandas de Puerto Príncipe, no contribuirá en absoluto a aliviar el desastre humanitario que atraviesa el país, con aproximadamente doce millones de habitantes, de los cuales casi tres quintos viven por debajo de la línea de pobreza.

Como en crisis anteriores, EE.UU. ha recurrido a la República Dominicana como base para el inicio de la distribución de ayuda humanitaria. Pero desafortunadamente, parece que el actual Presidente, Luis Abinader, del Partido Revolucionario Moderno, lo va a poner difícil.

Desde que asumió el mandato en 2020, Abinader ha recibido críticas internas por lo que los dominicanos consideran su enfoque laxo en materia de seguridad fronteriza. En 2023, por ejemplo, 200,000 haitianos quedaron en la calle y muchos de ellos cruzaron hacia RD en busca de refugio.

Sus necesidades no están en duda, sin embargo, los tiempos económicos difíciles han intensificado la oposición dominicana a la migración haitiana: el país ha experimentado un crecimiento económico lento después de la pandemia, los servicios públicos han sufrido recortes en términos reales desde 2020, y los precios de los alimentos y el combustible han aumentado considerablemente.

Con las elecciones en el horizonte para el 19 de mayo, Abinader se ha visto forzado a responder a las preocupaciones públicas. Recientemente, anunció planes para agilizar la construcción de un muro fronterizo que separa a Haití de la República Dominicana.

Abinader presentó su plan al estilo de Trump en 2021, lo que generó rápidamente una fuerte condena internacional. Sin embargo, gran parte del muro aún está incompleto y, por ende, no ha logrado detener el flujo de emigrantes haitianos.

Teniendo en cuenta la situación en Oriente Medio, la administración de Biden necesita una solución inmediata para evitar que la crisis en Haití desestabilice el Caribe en su totalidad. Un nuevo flujo de refugiados agravaría sus dificultades en la frontera sur.

Más allá de la intervención directa de Estados Unidos, quedan pocas soluciones para el actual dilema con Haití.

Se podría intentar convencer al Presidente Abinader de que su muro no está teniendo los efectos deseados ya que, como se mencionó antes, la migración haitiana a RD sigue siendo muy alta. En este caso podría acceder a abrir un “corredor humanitario” hacia Haití.

O tal vez el pueblo dominicano recuperará el control, castigando a Abinader por sus políticas fronterizas en las elecciones de mayo.

Cabe recalcar que Abinader se enfrenta a un desafío difícil frente al expresidente Leonel Fernández, quien fue elogiado por su coordinación en la respuesta humanitaria tras el devastador terremoto en Haití de 2010.

Fernández está promoviendo una campaña para restringir la migración interna, sin embargo, busca cooperar con socios internacionales para proporcionar una ayuda importante a Haití. Asimismo, aboga por aumentos continuos en la inversión en los servicios públicos de la República Dominicana para satisfacer las necesidades de la población.

Un cambio en la política de RD podría ser beneficioso para aliviar la situación a medio plazo, sin embargo, el fracaso del Estado haitiano demanda una acción más inmediata.

Para empezar, EE. UU. debería utilizar su rol en la ONU para ampliar el despliegue de tropas en Haití más allá del contingente keniano. Países aliados cercanos como Canadá, el Reino Unido y España también tienen un papel crucial que desempeñar en esta situación.

Además, se puede incentivar al presidente Abinader para que reconsidere la política actual de la República Dominicana. No es sorprendente que la construcción parcial de un muro fronterizo no haya detenido la emigración haitiana ni abordado su causa de raíz.

(*) Nicolas Forsans, es profesor y codirector del Centre for Latin American and Caribbean Studies (CLACS)

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