El arancel de Trump le costaría al hogar estadounidense típico $1,500 dólares cada año

Un nuevo análisis del Center for American Progress Action Fund encontró que un arancel general, tal como ha sido propuesto por Trump, equivaldría a un aumento de impuestos anual de aproximadamente $1,500 para un hogar estadounidense típico

El expresidente Donald Trump busca impulsar nuevos aranceles.

El expresidente Donald Trump busca impulsar nuevos aranceles. Crédito: uki Iwamura | AP

En su campaña para un segundo mandato, una de las pocas políticas económicas que el expresidente Donald Trump ha ofrecido es un arancel general del 10 por ciento sobre todas las importaciones, en adición a los aranceles existentes. Trump y su campaña llevan hablando de esta política desde agosto de 2023, pintándola como un impuesto a China que devolverá empleos a Estados Unidos. Pero eso no podría estar más lejos de la verdad.

Un nuevo análisis del Center for American Progress Action Fund encontró que un arancel general, tal como ha sido propuesto por Trump, equivaldría a un aumento de impuestos anual de aproximadamente $1,500 para un hogar estadounidense típico. Este aumento de impuestos a su vez aumentaría los costos y no lograría impulsar la manufactura ni los empleos en Estados Unidos.

La carga del arancel le tocará a los estadounidenses, no a otros países

Trump ha dicho que su propuesta funcionará como un impuesto a China y a las empresas extranjeras. Pero los aranceles no funcionan así. Son un impuesto que se aplica a los importadores estadounidenses cuando el producto que compran ingresa al mercado nacional. Estos importadores suelen ser empresas estadounidenses—no extranjeras—que importan productos para distribuirlos a consumidores locales—es decir, nosotros. Lo vimos ya con los aranceles anteriores de Trump: los estudios han demostrado que le tocó a los estadounidenses asumir la mayoría del costo. Algunos aliados de Trump incluso han admitido que su arancel del 10 por ciento aumentaría los costos para el consumidor y contribuiría directamente la inflación.

El arancel general del 10 por ciento propuesto por la campaña de Trump aumentaría drásticamente el costo de los bienes para familias en todo el país. Según el análisis del CAP Action Fund, al hogar típico le tocaría pagar aproximadamente 1,500 dólares adicionales en impuestos cada año. Esto incluye 90 dólares en impuestos sobre los alimentos, 90 dólares sobre los medicamentos, y 120 dólares sobre el petróleo y productos derivados, entre otros.

El arancel general también aumentaría los costos de los alimentos a largo plazo, ya que los agricultores estadounidenses enfrentarían mayores costos para obtener suministros. Y también afectaría otros suministros industriales y bienes de capital que las empresas estadounidenses utilizan para producir bienes y servicios. Esto resultaría en un aumento de impuestos de 610 dólares, que se sentirá a través de precios más altos para servicios como atención médica y salir a cenar, e incluso para viviendas nuevas.

Sin duda alguna: El arancel general afectaría cada aspecto de la vida. “Los aranceles de Trump aplastarán a la clase media estadounidense al aumentar el costo de todo, desde alimentos, combustible, ropa y más, sin lograr impulsar la manufactura estadounidense”, dijo Brendan Duke, director senior de política económica de CAP Action.

Esta estrategia de Trump para revivir la industria manufacturera fracasó, pero la de Biden está funcionando

El historial de Trump muestra cuán ineficaz fue su estrategia de solo usar aranceles para evitar que los empleos se fueran al extranjero. Según un análisis reciente, sus aranceles sobre productos chinos no tuvieron un efecto significativo en el empleo estadounidense. En vez, provocaron aranceles extranjeros de represalia que impactaron empleos estadounidenses, especialmente en la agricultura.

Mientras tanto, la administración de Biden ha tomado otro enfoque que sí está dando resultados. La mejor manera de atraer a fabricantes globales para que se trasladen a Estados Unidos es invertir en el sector manufacturero estadounidense. Eso es lo que han hecho el presidente Biden y los demócratas del Congreso a través de la Ley de Reducción de la Inflación, la Ley CHIPS y Ciencia y otras inversiones históricas en la economía estadounidense. Estas leyes han ayudado a estimular 650 mil millones de dólares en nuevas inversiones del sector privado en la manufactura.

A diferencia del enfoque de la campaña de Trump, el enfoque de la administración Biden no se ha basado en aumentar los precios para los consumidores; los ha reducido. Los éxitos que ya está viendo la administración Biden muestran que hacer de Estados Unidos una potencia manufacturera del siglo XXI requiere inversiones estratégicas y con visión de futuro, no aranceles generales al garete.

(*) Brendan Duke, director senior de política económica en CAPAF. Trabajó anteriormente en el Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca y es un experto en temas fiscales y presupuestarios.

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